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Blue Öyster Cult - Tyranny and Mutation


Overall Tyranny and Mutation is easily one of the cults best albums and one of their heaviest. A dark and proto metal classic that served as a milestone for the bands progression into what would be Secret Treaties and beyond.The second in BÖC's black and white era trilogy of terror, Tyranny and Mutation sheds the debut's psychedelic scraps for a more streamlined, hard edged set of tales from the dark side.

I must admit I always assumed this band was lame, but it turns out that they were one of the great "art rock" bands of the early 70s. This is really special, creative stuff, and not just because of the seminal heavy metal vibes and foreshadowing of NWOBHM (quite historically significant alongside Budgie of the same time period); there's a full musical package here, from instrumental nuances to clever lyrics. Okay, it's not as good as the monsters laid down by Black Sabbath and Uriah Heep a few years earlier, but these cats had their own seriously badass personality and special flavor of evil. Totally gourmet evil cheese.

From back cover: “Written on the road in the midst of their first full-scale touring, Tyranny and Mutation cemented Blue Öyster Cult ’s growing reputation as “The American Black Sabbath.” Though they were hardly as blunt as their overseas peers, “precious is not a word you would use for our image at this time,” says vocalist Eric Bloom. Despite the crunch of their metal leanings, the group also layered folk-rock harmonies and instrumental virtuosities alongside their diabolically imagistic lyrics. Released in 1973, the group’s second album showed that the Cult were here to stay.”

El Portal Está Abierto: Tyranny and Mutation

En 1973, mientras el glam sacudía Londres y el progresivo empezaba a mirar al espejo con exceso de vanidad, en Long Island se gestaba algo más oscuro, más afilado y con un humor tan retorcido como lúcido. Blue Öyster Cult, esos intelectuales encubiertos en cuero negro, lanzaban su segundo disco: Tyranny and Mutation. Era el zumbido de un enjambre mutante que bailaba entre el heavy, el proto-punk y la psicodelia más malévola.

Este álbum no solo fue una continuación del debut: fue una declaración de guerra. Aquí ya no hay tanteos ni medias tintas. El sonido es más duro, las guitarras más afiladas, la lírica más críptica y sarcástica. Los BÖC comenzaron a tallar su propio nicho dentro del rock setentero, un espacio que no era ni completamente progresivo ni enteramente hard rock, sino una mezcla intoxicante y exquisitamente ambigua. El resultado: un álbum que suena como si Lovecraft escribiera para MC5 con riffs que explotan como sigilos oscuros bajo una luna roja. Producido por un Sandy Pearlman obsesionado con convertir a la banda en una especie de "Black Sabbath americana con cerebro de poeta", Tyranny and Mutation se divide como una ceremonia iniciática: el lado A (The Red) es más frenético, cargado de una energía casi punk (antes de que el punk tuviera nombre), mientras que el lado B (The Black) es más denso, lisérgico y espectral. Es como si el disco te arrastrara por una carretera interestatal en llamas para luego dejarte en un bosque encantado con ruidos que solo el Hammond de tus pesadillas podría producir.

Y es que aquí hay un elemento que marca época: el sonido americano del heavy rock inteligente. Los solos de Buck Dharma son quirúrgicos pero incendiarios, los coros parecen salidos de una misa pagana, y cada canción contiene una historia oculta, un guiño, un juego mental. Desde “The Red and the Black” hasta “Mistress of the Salmon Salt”, la banda crea un tapiz de mitologías oscuras, motocicletas, sátira y alta cultura camuflada entre fuzz y distorsión. Este no es solo un álbum: es un umbral. En un año donde Dark Side of the Moon conquistaba el cosmos, Tyranny and Mutation se sumergía en los pasadizos del subsuelo. Mientras Pink Floyd viajaba a través de nebulosas, Blue Öyster Cult viajaba por túneles hechos de papel quemado y aforismos filosóficos.

Cuando el culto encendió la mecha del heavy metal

Hubo un momento en la historia del rock donde el sonido dejó de mirar las flores y empezó a mirar cuchillas. Donde las bandas no solo tocaban, sino que conjuraban. Era 1973, y mientras el mundo celebraba el esplendor de The Dark Side of the Moon, otra sombra se alzaba desde Long Island: Tyranny and Mutation, el segundo álbum de Blue Öyster Cult, irrumpía como un grimorio sonoro afilado y eléctrico. A menudo se ha llamado a Blue Öyster Cult la "respuesta americana a Black Sabbath", pero Tyranny and Mutation fue más que una réplica: fue una declaración de principios. Este disco encarnó el espíritu del proto metal como pocas obras lo han hecho. Su sonido filudo, su imaginería esotérica, sus letras cargadas de ironía negra y referencias ocultas, se convirtieron en cimientos tempranos del heavy metal.

Lo que distingue a Tyranny and Mutation de otros álbumes de su tiempo es su metalurgia intelectual. Aquí no hay gritos vacíos ni posturas de macho alfa. Hay sátira, literatura, ciencia ficción, y riffs que podrían levantar piedras. Sandy Pearlman, el productor y arquitecto místico del Culto, forjó en este álbum un sonido que coquetea con la brutalidad y la poesía por igual. La banda ya no estaba tanteando terreno como en su debut: aquí afilan las garras y lanzan zarpazos con precisión quirúrgica. Canciones como “The Red and the Black” son verdaderos misiles proto-thrash, mientras que “Mistress of the Salmon Salt” nos arrastra por túneles lisérgicos cargados de distorsión azul y ecos mágicos.

La ejecución del disco es exquisita. Los arreglos son elegantes y densos como incienso negro, con atmósferas cargadas de misterio y progresiones que, sin abandonar la contundencia, abren espacios para la exploración. Hay algo de Uriah Heep en su costado más psicodélico y teatral, y una pizca del fuego chamánico de Arthur Brown, pero el Culto lo filtra todo con una visión única y enigmática. Es un álbum que no solo suena a su época: suena a lo que vendrá. Está bañado en los vapores del LSD, pero ya lleva dentro la semilla del metal. Aquí nacen ideas que más adelante serían pilares del género: riffs ganchudos pero abrasivos, temáticas oscuras, narrativas encriptadas, y una teatralidad que no busca agradar, sino provocar.

Proto metal, maldición progresiva y epilogo.

Tyranny and Mutation logra una alquimia extraña: ilumina su sonido y profundiza su mística. Evoluciona sin traicionar sus raíces. El disco incorpora brochazos progresivos —sin entregarse del todo al prog— que le dan un aire de semi-progresismo esotérico, una zona fronteriza donde el rock ácido muta y se vuelve herético. No es simplemente un álbum de culto: es una cátedra de cómo hacer culto con cada acorde. Cada canción parece estar escrita con sangre y tinta de ciencia ficción, como si Philip K. Dick hubiera escrito el libreto de un Sabbath aún más elegante y letal. Tyranny and Mutation es un cruce de caminos donde convergen la psicodelia, el hard rock, el proto punk y el heavy metal incipiente. Es un álbum de transición, pero también de afirmación. Y aunque el título habla de tiranía y mutación, lo que escuchamos es algo más profundo: una revelación. La historia suele mirar a Sabbath, a Zeppelin, a Purple. Pero en el sótano del culto, con velas negras y libros de runas, los verdaderos iniciados saben que hay otro nombre escrito en el muro: Blue Öyster Cult. Y este disco… este disco fue su verdadero conjuro.

Impresión personal: Fuego Negro y Mutación: Una Sesión con Tyranny and Mutation

Hay discos que no se escuchan, se abren. Como portales, como puertas tras las que duerme algo antiguo. Y cuando uno se atreve a cruzarlas —con los sentidos despiertos y el alma limpia— ya no hay vuelta atrás. Así es Tyranny and Mutation para mí. Cada vez que vuelvo a él, no solo lo escucho: me pierdo. Me arrojo al abismo sonoro que propone, y siempre —siempre— salgo diferente. Este disco es dinamita. Es un vértigo que desgarra la piel y la quema con fuego sagrado. Pero ojo, no es una destrucción vacía: es un incendio que purifica, que renueva. Blue Öyster Cult, en este segundo acto de su extraña y hermosa alquimia, se nos revela como una fiera salvaje parida en los 70s, vestida con cuero negro, encapuchada en misterio, y dispuesta a guiarte por sendas místicas. Hay algo muy poderoso en esta obra. Un aura oscura, una vibración que se instala dentro tuyo si lográs —de verdad— conectar con ella. Cuando esa conexión se da, no hay marcha atrás. Cada tema brilla con luz propia. Algunas canciones muerden, otras acarician con fuego lento, y otras simplemente te arrastran a cuevas donde resuena el eco de lo oculto. Tyranny and Mutation no es solo un disco: es una criatura de muchas cabezas. La influencia de su época es evidente, y también lo es la visión de Sandy Pearlman, ese productor que no quería un álbum, quería una invocación. Él sabía lo que hacía: llevar a la banda por el sendero más oscuro posible, acercarlos a esa criatura naciente que era el heavy metal. Y sí, lo lograron. Este fue su álbum más pesado, más espeso, más denso… pero también uno de los más atractivos, quizá el más perfecto con la formación clásica. Una criatura elegante, peligrosa, y absolutamente hipnótica.

¿Y cómo definirlo entonces? Lo diré con la voz clara y la mirada en el infinito: un sonido Hard Rock con raíces Psicodélicas que de alguna manera tenía aquel acercamiento al primer Black Sabbath. Nada más y nada menos. Este disco merece mucho más reconocimiento del que suele recibir. Es una obra de culto que, en mi opinión, tiene más secretos que los que la mayoría está dispuesto a descubrir. Pero los que lo hacemos, los que abrimos ese portal con el corazón dispuesto, sabemos que aquí dentro hay oro negro. Escúchalo con atención. Escuchalo con el cuerpo y con el alma. Escuchalo con los ojos cerrados y el espíritu despierto. Porque Tyranny and Mutation no es solo música: es revelación. Hasta más vernos.

Mini-datos:
  • Blue Öyster Cult comenzaron su andadura musical en plena era psicodélica bajo diferentes nombres, entre ellos Soft White Underbelly, Oaxaca o Stalk Forrest Group.

  • Nótese que en este álbum  la banda se hacía llamar "THE" Blue Öyster Cult , luego simplemente serian conocidos  simplemente como Blue Öyster Cult.

  • El disco está compuesto de temas escritos durante la gira del álbum debut homónimo, editado el año anterior, ahondando en el estilo "heavy metal inteligente" desarrollado en dicho primer trabajo.

  • Patti Smith, pareja del teclista Allen Lanier en ese entonces, colabora con la banda en este LP por primera vez. La canción "The Red and the Black" es una regrabación de "I'm on the Lamb But I Ain't No Sheep", incluida en el disco anterior.

  • La banda se formada en 1967 en Nueva York.

  • El título supuestamente proviene de la asombrada exclamación del productor Sandy Pearlman al escuchar el álbum por primera vez.

01.Red And The Black
02.OD'd On Life Itself
03.Hot Rails To Hell
04.Screaming Dizbusters
05.Baby Ice Dog (Sample)
06.Wings Wetted Down
07.Teen Archer
08.Mistress Of The Salmon Salt (Quicktime Girl)

CODIGO: H-29



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