Clásicos de Oro: Camel - Mirage
Crónica del Jinete de la Niebla y Otros Delirios Sinfónicos
Caramba, qué difícil es abordar un álbum clásico y tratar de “desmembrarlo”. Todo ya ha sido dicho, diseccionado, elogiado hasta el último acorde. ¿Qué más se puede aportar sin sonar a lo de siempre? Cuando se trata de obras hiperconocidas, uno siempre termina orbitando las mismas frases. Así que, para no caer en el cliché, mejor les cuento mis primeras impresiones.
Porque Mirage no se escucha, se atraviesa con los cinco sentidos en guardia. Y cuando lo hacés, deja una huella tan profunda que se queda ahí, tatuada en algún rincón del alma. Todavía recuerdo la primera vez que escuché la suite Nimrodel / The Procession / The White Rider. Estaba conversando sobre cualquier cosa —ni siquiera recuerdo el tema— y un amigo, sin previo aviso, sacó un viejo cassette. Lo puso en la radiocasetera y, de pronto, comenzó a sonar algo... distinto. La canción abría con una atmósfera espacial (esa es Nimrodel), luego avanzaba con una marcha alegre (The Procession), hasta que —de pronto— aparecía la magia pura: The White Rider.
Ahí todo cambió. Era mágica. Trilceana. Delicada y lisérgica. La entrada de los teclados, la ambientación, los riffs, la versatilidad... todo formaba un hechizo. Perdías contacto con la habitación, con tu cuerpo, con el tiempo. Los últimos tres minutos son TODO. Una gracia sideral que te levanta en vilo, te eleva con dulzura, y te deja caer justo al final, cuando ya estás entregado. Y los últimos 16 segundos… son el suspiro final antes del regreso. Impresionante, en verdad.
Mirage es un disco que sobrepasa todas las expectativas y se planta como una de las obras cumbre del rock progresivo setentero. Para mí, representa la magnificencia multiplicada por diez de lo que ya se intuía en su debut. Aquí encontramos a un Camel más maduro, más audaz. Su sonido es más poderoso, más arriesgado. El jazz se funde con el sinfonismo, y de tanto en tanto, asoman guiños psicodélicos que le dan ese aroma envolvente a “Speed Jazz Rock Sinfónico” (escuchen Freefall, por favor). La performance es brillante: cada integrante brilla con luz propia, y el disco entero está atravesado por tres constantes: ritmo, velocidad y técnica. La atmósfera que crean es hipnótica. Los riffs no caminan, vuelan. Y el jazz no se esconde: se acopla y conquista. Es una muestra de virtud. Enorme. Muy pocos discos alcanzan este nivel. Camel lo logra con elegancia y una extraña magia. La claridad con la que plasman sus conceptos es de un nivel absoluto. Como bien dice DanaB, “Camel es una banda que desborda creatividad a raudales”. Y Mirage es, quizás, la prueba más sólida de ello. Un álbum impecable por donde lo mires.
Impresiones Personales: Memorias de un Cassette Interestelar
Mis impresiones con este álbum son tan elevadas que, sinceramente, se pierden en el firmamento. Mirage es un viaje sensorial, una montaña rusa de emociones suspendida en bruma astral, y su impacto permanece intacto con el paso de los años. Pero, debo confesarlo: mi inicio con Camel no fue amor a primera escucha. Fue más bien una andanza "champera", confusa, casi accidentada. No entendía bien su propuesta. No me conectaba del todo. Fue recién con su debut homónimo que empecé a comprender su lenguaje. Y con Mirage, me consagré. Ese fue el álbum que me abrió las puertas al universo Camel. También debo decir que fue el disco más sonado en aquellos días. Aunque, si soy justo, el debut es el que se llevó el crédito entre mis amigos. Pero esa… esa es otra historia. Hasta más vernos... O hasta el próximo despegue, donde el jazz y la fantasía se den la mano.
- Gama Records buscaba una salida a sus proyectos y rápidamente firmó un contrato a largo plazo con Decca / etiqueta ramificación de Londres, DERAM Records . Los primeros frutos de esta colaboración fue Mirage.
- El álbum fue lanzando en Inglaterra el 1 de marzo de 1974, no hubo single de promoción, ni tampoco entró en las listas inglesas, pero la respuesta de los medios de comunicación en general con el disco acabado era muy prometedora. La prestigiosa revista Sounds fue una de las primeras en alabar el trabajo y Andy Ward y Doug Ferguson fueron descritos como una máquina bien engrasada.
- La cubierta del disco es una versión de la cajetilla de cigarrillos Camel. Las modificaciones incluían el nombre del disco y un efecto visual que simula un cristal tallado que hace verse la imagen separada en rodajas. La marca Camel no era muy conocida en Inglaterra, pero sin duda lo era en los Estados Unidos. En este país la empresa exigió a la banda cambiar la portada o enfrentarse con acciones legales. La compañía discográfica en EE. UU. Rápidamente creó una nueva portada para evitar problemas legales. La portada original se mantuvo sin cambios en el resto del mundo.
- El mánager del grupo, Geoff Jukes ya había llegado a un acuerdo con la filial europea de la compañía de cigarrillos para regalar con el disco pequeños paquetes de cigarrillos (5 cigarrillos a un paquete). Tan enamorados quedaron los tabacaleros europeos, que visitaron a la banda en el estudio tratando de cambiar el nombre de las canciones de Mirage (por ejemplo, "Twenty To The Pack" - Veinte por paquete ). También querían que el grupo cubriera sus amplificadores con pieles de camello, regalara cigarrillos en todas las actuaciones. Todo esto a la banda le empezó a parecer mal
01. Freefall
02. Supertwister
03. Nimrodel / The Procession
/ The White Rider
04. Earthrise
05. Lady Fantasy: Encounter /
Smiles For You / Lady Fantasy
CODIGO: @
https://tinyurl.com/4zbvtxxk
Caravan – In the Land of Grey and Pink
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