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Styx - The Serpent Is Raising


I find it funny that the reviewers for the "The Serpent is Rising" are dogging the song, "Krakatoa". What the reviewers fail to realize is that the ending of "Krakatoa" is the inspiration for George Lucas' THX theme song which means it's Styx's most recognized song. (Unknowingly, of course). Anyways, "Witch Wolf" and "Young Man" are two excellent Styx songs. Most of the songs on the album are well performed and executed and stand up very well against other songs in this genres era.

Tercer álbum de la banda norteamericana, que todavía contiene infinidad de sonidos, pasajes y actitudes del popular rock progresivo del momento. Años después ya apostarían claramente por el sonido más estándar del A.O.R. pero en "The Serpent is Rising", aún se le nota al grupo su “poso setentas”; de hecho es de 1973. Como no podía ser de otra manera el disco está muy bien estructurado, con temas en ocasiones largos y perfectamente trabajados y también con temas más pop, sobre todo en los estribillos a varias voces, marca de la casa.

El Lado Más Oscuro de Styx: Una Obra de Culto Incomprendida

Hay discos que no piden permiso para existir: simplemente irrumpen, mordiendo, dejando su veneno en el aire y obligando a quien los escucha a enfrentar algo más grande que la simple suma de canciones. The Serpent Is Rising es uno de esos discos. No es un álbum que busque complacer; es un álbum que desafía, que incomoda, que fascina. Descrito por algunos como un “álbum conceptual libre”, es más bien un ritual sonoro donde Styx abandona la comodidad de los caminos rectos y se adentra en terrenos oscuros, irreverentes y barrocos.En su interior conviven piratas y serpientes, humor negro y misticismo, rock musculoso y pasajes de clavicordio, como si la banda hubiera decidido crear un mapa de su subconsciente y dejarlo grabado en vinilo. Cada pista parece un capítulo de una crónica febril: desde el progresivo medieval de The Grove of Eglantine, una extraña oda a la feminidad con clavicordio y acordeón que suena como un sueño de jardín inglés, hasta la tormentosa Krakatoa, un monólogo volcánico que ruge como si el fin del mundo estuviera a la vuelta de la esquina.

John Curulewski firma algunos de los momentos más audaces del álbum, incluyendo el blues acústico As Bad as This que esconde, como una broma interna, la pieza calipso Don’t Sit Down on the Plexiglas Toilet, un gesto de humor que más tarde sería venerado por el culto de Dr. Demento y hasta por el joven “Weird Al” Yankovic. James Young aporta el filo rockero con Witch Wolf y Young Man, mientras Dennis DeYoung imprime solemnidad con piezas como Jonas Psalter y culmina el álbum con un cierre que bordea lo sacro: el Aleluya de Händel, grabado en una catedral de Chicago con el órgano de tubos resonando como si fuera un réquiem para toda la obra.

Es irónico que la propia banda haya llegado a considerar este álbum como su peor trabajo. Dennis DeYoung lo calificó como “una de las peores grabaciones y producciones de la historia de la música”, pero quizá esa misma imperfección es lo que lo hace fascinante. The Serpent Is Rising es un documento de una banda en plena búsqueda, en riesgo, en transición. Es un álbum que suena a libertad sin filtro, a un experimento que, a pesar de sus fallas, sigue despertando curiosidad medio siglo después. Más que un simple registro de estudio, este disco es una pieza de arqueología sonora: un vestigio de una época en la que Styx se atrevió a mirar de frente a sus demonios, a sus obsesiones y a sus ambiciones artísticas. Y como toda serpiente mítica, sigue levantando la cabeza cada vez que alguien decide darle otra escucha, recordándonos que el arte, incluso en sus formas más caóticas, tiene el poder de estremecer.

LADO A:  Styx y el despertar de su visión progresiva

El tercer álbum de Styx, The Serpent Is Rising (1973), marca un punto de inflexión en la carrera de la banda y se erige como una pieza crucial para comprender la evolución de su sonido. Esta obra, poderosa y ambiciosa, captura a Styx en un momento de madurez temprana, cuando su música comenzaba a trascender los límites del hard rock melódico para coquetear abiertamente con las formas y estructuras del rock progresivo.

Aunque no se trata de un “concept album” en el sentido más ortodoxo, el disco posee una narrativa subterránea y un espíritu cohesionador que lo convierten en el antecedente inmediato de las posteriores aventuras conceptuales de la banda. Si consideramos el período comprendido entre 1972 y 1975 como la “edad dorada” de Styx, The Serpent Is Rising ocupa el lugar de una piedra angular: un puente entre la efervescencia juvenil de los dos primeros discos y la sofisticación teatral que alcanzarán con Equinox (1975) y The Grand Illusion (1977). Desde el primer surco, el álbum expone una propuesta sonora más arriesgada y refinada. Los arreglos muestran mayor cuidado en su elaboración, las dinámicas son más variadas y la interpretación exhibe un sentido de disciplina instrumental que revela el crecimiento artístico de la banda. Las guitarras de James Young y John Curulewski se alternan entre la fiereza del hard rock y la delicadeza de pasajes acústicos, mientras que las secciones vocales, con Dennis DeYoung en su mejor registro dramático, dotan a cada composición de una teatralidad muy característica.

Aunque algunos puristas del progresivo se resisten a encasillar esta obra como parte del canon del género, The Serpent Is Rising puede considerarse un trabajo “prog related”: una creación que, sin ser estrictamente progresiva, bebe de sus códigos, sus cambios de tiempo, sus atmósferas, su eclecticismo y su afán de experimentar. Es, en suma, un testimonio de la ambición de Styx por elevar su propuesta y dotarla de un componente conceptual y artístico que iba más allá de las fórmulas del rock de consumo masivo.

LADO B: Reivindicación de un clásico y redescubrimiento personal

En el contexto histórico de la primera mitad de los 70’s, The Serpent Is Rising representó un movimiento audaz. Styx, aún lejos de las listas de éxitos que dominarían en la segunda mitad de la década, apostaba por un rock de alto voltaje, cargado de energía pero también de inteligencia compositiva. La obra está atravesada por cambios de compás, transiciones dramáticas y momentos de tensión liberadora, lo que le confiere una profundidad poco habitual en el panorama estadounidense de aquel entonces. Escuchar este álbum es presenciar el instante en que la banda decide tomar el control de su identidad. Aquí no hay concesiones fáciles: cada pieza parece pensada para desafiar al oyente y demostrar que Styx podía competir en el terreno de las grandes bandas sinfónicas y progresivas de la época, sin renunciar a su vena melódica. La producción, aunque menos pulida que en sus futuros trabajos, logra capturar una vibra cruda y apasionada que incrementa su valor histórico y emocional.

Impresiones Personales: Una Mirada a The Serpent Is Rising

Mis impresiones personales han cambiado con el tiempo. Durante años, consideré a Styx una banda eminentemente comercial, creadora de hits radiales sin mayor profundidad conceptual. Fue al sumergirme en The Serpent Is Rising cuando descubrí un costado distinto: un Styx visceral, arriesgado, incluso experimental. Este álbum se convirtió en mi puerta de entrada a su primera etapa y redefinió por completo mi percepción de su legado. No es exagerado afirmar que este es un álbum que exige ser reivindicado. Su carácter híbrido —a medio camino entre el hard rock y el progresivo— lo convierte en una joya para quienes desean explorar el costado menos conocido de la banda. Es una obra para espíritus curiosos, para quienes buscan entender cómo Styx transitó de ser un grupo en búsqueda de identidad a convertirse en una de las bandas más influyentes del rock melódico de los 70’s. Hoy, medio siglo después de su lanzamiento, The Serpent Is Rising sigue siendo un testimonio del potencial creativo de una banda que se encontraba en plena ebullición artística. Es un álbum que debe ser escuchado con atención, no solo por su valor musical sino por lo que representa en la historia de Styx: un momento de quiebre, un acto de osadía y un manifiesto de independencia creativa. Si hay una obra que resume la esencia de su “primera era”, es sin duda esta.

Bonus Tracks:

  • La Serpiente Indomable: Durante la grabación de Krakatoa, John Curulewski insistió en que su interpretación fuera tan dramática que, según testigos, gritó hasta quedarse sin voz en una de las tomas. La banda tuvo que esperar varias horas para que recuperara la garganta y pudieran continuar con el resto del material.

  • Un Órgano de Catedrales: Para el cierre con el Aleluya de Händel, Dennis DeYoung se empeñó en usar un órgano de tubos real. Se consiguió acceso a una catedral de Chicago y grabaron en vivo el instrumento. Los técnicos recordaban que el eco natural del lugar era tan imponente que casi no necesitaron reverberación en postproducción.

  • Humor Calipso en la Sombra: La famosa Don’t Sit Down on the Plexiglas Toilet se grabó como un mero chiste interno entre Curulewski y los hermanos Panozzo, pero el productor decidió incluirla como pista oculta. La banda quedó sorprendida cuando el tema comenzó a ganar su propio culto, siendo solicitado en radios como Dr. Demento Show.

  • Una Producción Accidentada: Aunque el álbum suena arriesgado, el proceso fue caótico. Hubo discusiones creativas por la dirección musical y, según se dice, en una de las sesiones el ingeniero de sonido apagó las consolas en protesta por la cantidad de overdubs y efectos que querían agregar.

01. Witch Wolf
02. The Grove of Eglantine
03. Young Man
04. As Bad as This
05. Winner Take All
06. 22 Years
07. Jonas Psalter
08. The Serpent Is Rising
09. Krakatoa
10. Hallelujah Chorus

CODIGO: J-11



Anexo: Para saber un poco mas del álbum clic en el enlace.

Nota: Para apreciar la portada re-editada click en el enlace. 

Comentarios

  1. Hola Hombre polilla,

    Gracias por comentar este disco, la verdad es que yo también he sido reacio a esta banda porque me pasa lo mismo que a tí. Siempre que he escuchado algún disco de ellos más cerca de los 80 que de los 70, he tenido la sensación de estar ante una banda más preocupada por la comercialidad de su música que por la creatividad. Entonces les cogí manía y no he vuelto a preocupar por escuchar algo. Pero después de leer tu crítica voy a darles una segunda oportunidad.

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