Kennelmus - Folkstone Prism
An album that keeps gravitating closer towards being one of my preferred listens when it comes to US private psych. Sounding as though the members involved molded from some strange desert out in Arizona surrounded by peyote all their lives. A side is charged with instrumentals dipping into acid doused garage & surf scorchers such as "I Don't Know" or "Goodbye Pamela Ann". Use of whirling electric piano, exotic zither, colliding modulating electronics & a plethora of springy guitar reactions. Creating this transcendental world of sounds with a pop approach.B side manifests vocals along with carrying more backward tape handling. Continuously moving into one mood to another. From reciting Poe's "The Raven" to a surprise flight visit to "Sylvan Shores", the freaky folk jaunt "Shapes Of Sleep", etc. All influenced by the likes of Ennio Morricone, Trashmen, Electric Prunes & so on. A must hear for the foreign territories of one's mind.
“If the Moody Blues had been stranded in the Sonora
Desert with nothing but peyote for sustenance, this this the album they would
have made.”
RECORD COLLECTOR
El prisma de las transiciones: un espejismo llamado Kennelmus
Folkstone Prism es uno de esos discos que te toman por sorpresa, como una visión prismática en mitad de la niebla. Sus composiciones, arreglos y atmósferas parecen sacados de un ritual sonoro que se mueve entre lo luminoso y lo sombrío. La obra de Kennelmus despliega una performance aceptable pero sobre todo inquietante, pues en sus surcos palpitan ambientes psicodélicos pintorescos, a ratos encendidos con un ácido fulgor y siempre enlazados con la raíz folk.
Estamos ante un álbum delicioso y esquivo: por un lado, la cara instrumental se abre como un caleidoscopio de paisajes internos, mientras que la otra se retuerce en desarrollos extraños, inclinados hacia un Acid Folk denso, casi ceremonioso, con arranques extravagantes que no temen rozar la demencia. El concepto total se dibuja como un Psych Folk bañado en tintes heavy y salpicado con brochazos progresivos. No olvidemos que 1971 fue el año de las transiciones: entre el ocaso del flower power y el amanecer de la densidad eléctrica, Kennelmus encontró su pequeño altar, un rincón psicodélico donde el folk se desfiguraba para volverse espejismo.
Impresiones Personales: Visiones prismáticas en un mar de incertidumbres
Mis impresiones personales sobre Folkstone Prism son, en general, regulares: nunca terminó de llenarme del todo, aunque reconozco que tiene momentos muy interesantes dentro de todo ese revoltijo lisérgico. Aprecio mucho más su lado A —el instrumental— que su lado B de canciones. Pero ojo, varias de esas piezas vocales tienen lo suyo, porque están plasmadas bajo un prisma multicolor que, de cierta forma, terminan volviéndose una experiencia grata. Sin embargo, no logran sobresalir dentro de toda la maquinaria sonora que el álbum propone: son temas de un tono acid folk con broches de seudo progresismo. Yo lo percibo como un Folk Prog primitivo, una obra de naturaleza proto-progresiva, porque en su performance se escucha claramente la transición de una época.
Debo reconocer que su sonido llega un poco tardío: si se hubiera lanzado en el 68 o el 69 hubiera pegado fuerte, pero al aparecer en el 71 —cuando el terreno estaba ya en plena mutación— pierde un poco de fuerza. Con todo y limitaciones, vale la pena prestar atención a las dos caras de la moneda: un lado tirado al surf rock y otro ligado a las hondas del acid folk. Al final, el álbum resulta atractivo, fresco y experimental, cargado de esa lisergia que impregnaba a su tiempo. No dejará frío a quien se anime a aventurarse con él. Claro, siempre hay opiniones más drásticas. Recuerdo haber leído un juicio lapidario que decía: “Una total BASURA. Suena exactamente como afirman las notas del transatlántico; algunos tipos salieron al desierto, se drogaron con peyote y otras hierbas, e hicieron un álbum muy olvidable lleno de efectos de sonido estúpidos; incluso las canciones ‘originales’ son estúpidas.” Y sí, que se drogaron, seguro; es un disco con fuerte influencia del LSD, y por eso mismo sus letras y atmósferas pueden ramificarse en varios caminos. Pero de ahí a decir que es una total basura… eso ya es otra historia.
La primera vez que lo escuché me dejó un sabor agridulce: el lado A no me dejó indiferente, tenía chispa, mientras que el lado B mostraba cierta gracia pero sin ser cosa para tirar cohetes. El álbum es lo que es: un caleidoscopio de psicodelia, posturas folk y guiños al surf rock, todo a la deriva en un mar de incertidumbres. Y aunque no llegue a ser una joya incandescente, su gracia está en ese aire de rareza rudimentaria que lo hace brillar en el catálogo de los discos de culto. Hasta más vernos.
- La banda es procedentes de Phoenix, Arizona, y formado en 1970, Kennélmus fue un dúo compuesto por Ken Walker y Bob Nerloch. Llegaron a grabar 2 discos, en unos estudios con grabadoras muy limitadas.
- Solo se editaron 1000 copias en 1971, y en 1995 otra tirada de 300 copias, por suerte en 1999 fue lanzado en formato CD por el sello Sundazed Music. Por cierto el año pasado el álbum fue lanzado en ambos formatos (CD/LP) por el sello Modern Harmonic.
03.Dancing Doris
04.Goodbye Pamela Ann
05.Monologue
06.Black Sunshine
07.Think for Yourself
08.The Bug, the Goat & the Hearse
09.Shapes of Sleep
10.Cloud of Lead
11.Mother of My Children
12.1001 Twice
13.Sylvan Shores
14.Bulletin!!!
15.The Raven
CODIGO: R-50
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