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Accolade - Same


Good rhythms from this Folk rock band, nice flutes, moody xylophone parts, streaming acoustic guitars and dreamy vocals, a mind hearing experience.

This was not as good as I had expected, though it certainly has some moments. It's mostly acoustic driven folk/prog with plenty of flute. Some of the lighter material actually has more interesting song writing than the heavier/darker/more involved cuts. Overall, it's fairly consistent, just unexceptional.

De Sombras, Secretos Bajo la Lluvia y Cartas Sonoras Desde el Otro Lado del Tiempo

Accolade es un pequeño álbum de folk rock que, en muchos sentidos, merece una segunda oportunidad. Se trata de una obra cargada de sentimiento y adornada con esa finura tan característica de la vieja Inglaterra, por lo que la experiencia sonora no se siente recargada ni excesivamente dulzona. Aunque, al ser de naturaleza folk, es inevitable que algunos pasajes coqueteen con lo cursi, el álbum logra mantenerse dentro de un equilibrio encantador. Desde sus primeras notas, Accolade despliega un efusivo eclecticismo folk que se nutre de elementos del pop, del jazz, del progresivo y del blues. La banda combinaba el jazz rock con instrumentos acústicos y arreglos bucólicos, produciendo así un sonido elegante, delicado y por momentos cercano a paisajes de “fantasía” progresiva.

La performance es refinada y sutil, construida con pequeños detalles: cambios de tiempo, estructuras no convencionales y una postura ecléctica en la que pueden saborearse influencias claras de grupos como Jethro Tull y The Moody Blues. Este primer trabajo se compone principalmente de canciones cortas, enmarcadas dentro del ámbito folk, pero con incursiones hacia los elementos experimentales de su época. Así, conviven en el álbum piezas de corte folk rock, blues & jazz, e incluso pinceladas de un progresivo aún en gestación —algunas canciones presentan arreglos de cuerdas que evocan a los Moody Blues—, lo que lo convierte en una experiencia sonora grata, melódica y placentera. Sin llegar a romper por completo los parámetros del progresivo clásico, el disco logra establecer su propia identidad y un sello sonoro que lo distingue. Lamentablemente, Accolade ha permanecido subvalorado y prácticamente olvidado con el paso del tiempo. Sin embargo, como todo lo que pertenece al panteón del culto, esta obra merece ser redescubierta, reivindicada y celebrada como lo que es: un delicado tesoro oculto entre la bruma británica de los años setenta.

Impresiones Personales: Bucólicas y Secretos Bajo la Lluvia

Mis impresiones sobre Accolade se mueven como péndulo entre el olvido y la sorpresa. Tenía este álbum casi desterrado de la memoria; no recordaba absolutamente nada de su performance, como si lo hubiera escuchado alguna vez a través de una pared de niebla. Pero esta nueva escucha fue, sin duda, una grata sorpresa. El álbum me condujo por un camino sereno, de esos que uno no siempre está dispuesto a transitar, pero que al final resultan reconfortantes.

A pesar de ese barniz algo “pastel rosa” que lo recubre, hay en Accolade un swing muy rico, sobre todo cuando se aventura hacia terrenos progresivos y se fusiona con esa atmósfera acústica tan cercana al viejo Moody Blues. No hay duda: hay momentos donde la inspiración se nota y la banda logra conjugar notas que evocan claramente el espíritu del prog naciente. Claro, todo depende del estado de ánimo con que uno se acerque. Si uno sabe caminar por esos senderos bucólicos y se deja envolver por los matices, la obra revela múltiples capas. Pero si se entra buscando fuegos artificiales, probablemente el disco se perciba como algo simple, sin mucho brillo. Lo digo por experiencia: la primera vez que lo escuché, el álbum me dejó bastante insatisfecho. No supe ver su verdadero valor. Lo condené sin juicio, y lo envié sin remordimientos a esa nefasta ruma de discos que uno deja “a madurar”.

Han pasado más de diez años desde entonces…Y ahora, al volver a él, siento que por fin lo escuché de verdad. Que por fin pude ver lo que estaba ahí, oculto en su sobriedad. Con todas sus limitaciones, el álbum sabe ganarse un pequeño lugar entre obras más grandes. Reconozco que hay un valor oculto, y se revela en piezas como “Nature Boy” o “Ulysses”. Ahí es donde la banda brilla, donde asoma una vanidad progresiva lejana, discreta, pero muy suya. El resto… bueno, es más de lo mismo. Pero ojo: no está mal. Tiene su “chicha”, tiene su encanto, y se deja oír sin problemas.

En resumen, ¿qué puedo decir de Accolade? Que es una obra injustamente olvidada. Que el tiempo, aunque le haya cobrado su factura, no logró borrarla por completo. Que con paciencia y oído abierto, uno puede encontrar en su música una belleza oculta, discreta, casi en voz baja. Que es hija legítima de su tiempo, y testimonio de las primeras manifestaciones del progresivo dentro del folk. No es una obra fundamental. Tampoco es un álbum para todos los oídos. Algunos lo encontrarán aburrido, ñoño, incluso simple. Otros, como ahora yo, podrán verlo con nuevos ojos: como una pieza hermosa, con luces suaves y virtud escondida. Sea cual sea el veredicto, Accolade sobrevive. Y en los dominios del CULTO, eso ya es suficiente. Hasta más vernos.

Mini-datos:

  • La canción “Nature Boy" es un cuento popular lánguido y complejo que fue grabado por primera vez por NAT KING COLE en la década de 1940.
  • El guitarrista Wizz Jones se uniría a la aventura de Accolade para su segundo álbum, este solo se lanzó en Inglaterra; poco después de su lanzamiento la banda se disuelve.
  • Este fue uno de esos álbumes que ayudó a definir realmente el sonido de la música folk progresiva de finales de los años 60s.
  • Todos los integrantes de la banda eran músicos consagrados con algún mérito antes de su formación a fines de 1968. El guitarrista Gordon Giltrap ya había lanzado un par de álbumes en solitario y estaba en camino a una larga y prolífica carrera. El fundador Don Partridge había sido un músico de la calle que tenía en su haber un par de singles improbables en los charts británicos de finales de los 60’s ("Rosie" y "Blue Eyes"). Y el bajista Malcolm Poole, quien reemplazaría al bajista original Eden fue un “ex alumno” de Artwoods, una banda de blues-rock de mediados de los 60’s que incluía al futuro tecladista de Deep Purple Jon Lord y al hermano mayor de Ron Wood, Arthur, en su formación. El baterista Ian Hoyle era un desconocido, pero aparecería en al menos en un álbum de Wizz Jones, y el flautista / saxofonista Brian Cresswell parece haber sido el único músico formalmente educado en el grupo.

01. Maiden Flight Eliza
02. Starting All Over Again
03. Prelude To a Dawn
04. Never Ending Solitude
05. Nature Boy
06. Gospel Song
07. Calico
08. Ulyssees
09. Go On Home

CODIGO: I-40



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