TRANSLATE

Birth Control - Hoodoo Man


Though some prog fans may prefer later Birth Control albums such as Plastic People or Backdoor Possibilities, perhaps due to the more mannered, polished, and symphonic-leaning keyboard playing of Zeus B. Held, I greatly prefer the raw, dirty, Deep Purple and Uriah Heep-derived heavy psych-rock of Hoodoo Man, which derives much of its pleasures from the keyboard work of Wolfgang Neuser. This would be Neuser's sole album with the group, which is kind of a shame, because he's able to range from bluesy Deep Purple-esque playing to more classical-influenced organ work reminiscent of the more hard rocking moments of early ELP with ease. The distinctive Hammond organ sound would drain away from Birth Control beginning with the subsequent Rebirth, which is a shame because this album is pretty decent... shame about the horrible cover art, though.

Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray Gamma Ray
Is a killer for the late night dance floor…

The bluesier end of the krautrock spectrum. Not quite as dumb as its cover implies but not as substantial as the krautrock I typically gravitate to in favor of stuff like this.

Hoodoo Man o el Ritual de la Metamorfosis

En la Alemania de mediados de los setenta, entre las cicatrices aún frescas del pasado y el vértigo de un porvenir tecnificado, un puñado de bandas tejía su propia revolución eléctrica al margen de las grandes narrativas del rock anglosajón. Era una Europa que no solo escuchaba, sino que rugía, que comenzaba a creerse capaz de generar su propio mito sonoro. Mientras el krautrock cavaba túneles interdimensionales entre Colonia y Múnich, otras agrupaciones como Birth Control optaban por el camino de la furia, el groove y la hechicería hard rockera.

En 1977, mientras el punk sacudía los cimientos del Reino Unido y la psicodelia mutaba en nuevos delirios progresivos, Birth Control lanzó su álbum más crudo y hechizante: Hoodoo Man. Un título que no es casualidad. El "hoodoo", esa magia de raíces africanas cargada de misticismo y peligro, encajaba como anillo al dedo en la propuesta: un disco que mezcla virtuosismo febril con energía ritualista, un aquelarre de teclados afilados, bajos densos y una batería que parece marcar el ritmo de una danza tribal futurista. Este álbum no fue un éxito masivo, ni falta que le hizo. Lo suyo era otra cosa: convertirse en piedra angular de un culto sonoro que aún hoy se escucha como un conjuro lanzado en plena tormenta. Hoodoo Man no solo es una descarga eléctrica, es un exorcismo.

Sobre Teclados, Tiempos y Transmutaciones

Hoodoo Man es la entrada a una nueva propuesta. Cambios y nuevos planteamientos comienzan a cocinarse dentro de la banda. Su sonido va madurando, va mutando... la línea evoluciona, girando poco a poco hacia la pomposidad progresiva. Esta es la antesala del sonido más elevado de Birth Control, y también su respuesta a los vientos de cambio que ya se sienten en el ambiente. Cada vez están más próximos al terreno netamente progresivo.

Es 1973, y la banda da un paso clave: se incorpora Wolfgang Neuser en los teclados, un músico que será responsable de darle un nuevo rostro sonoro a la agrupación. Su llegada abre las compuertas hacia nuevas propuestas... y en última instancia, hacia el sendero de esa iluminación llamada Plastic People, que terminará por desembocar en el mayor logro de la banda —al menos para mí—: el mítico, hiper-valorado y justicieramente celebrado Backdoor Possibilities. Desde este punto, Hoodoo Man, comienza el verdadero despegue. Aquí ya podemos apreciar un sello personal más claro y el paso hacia un estado más técnico, más refinado. No hay duda: esta obra rompe ese muro que trazó Operation y lo eleva a un estatus que, para mí, sobrepasa el culto y lo catapulta como una mini obra maestra. Aun estando en puertas de ser una masterpiece, Hoodoo Man tiene todo lo necesario para ser considerado un verdadero clásico de oro.

¿Qué vamos a encontrar aquí? Pues un álbum de naturaleza Hard Prog, con una atmósfera space y un sabroso sazón de jazz y blues. El Hammond y los teclados resaltan de forma intensa, dando una fuerza casi sobrecogedora. La voz brutal y desgarradora de Bernd Noske, los riffs afilados y los solos de órgano forman un tríptico formidable, ideal para oídos progheads sedientos de voltaje. Obra más que recomendada.

Impresiones personales: La Maquinación del Hechicero

Mis impresiones son elevadas. El álbum siempre ha estado en mi top. Aunque mi favorito de toda la vida es Operation, Hoodoo Man logra, por momentos, sobrepasarlo con creces. Tal vez sea por su elegancia, su postura... o esa fiereza progresiva que lo hace calar más hondo que el estado febril y áspero de su antecesor. Reconozco muchísima calidad en su performance, aunque Operation todavía no brilla en plenitud y su concepto no está del todo definido. En cambio, Hoodoo Man pule esos defectos, amplía los conceptos y reconstruye desde la raíz. El resultado es una obra más limpia, más estilizada, más madura. La experiencia aquí es distinta: se disfrutan más los acentuados teclados, los ecos progresivos se pronuncian con elegancia... y en cierta forma, esos atributos le dan un peso extra a la obra. La performance es bastante esmerada: arreglos vanidosos, cambios de tiempo, locura Hammond y ciertas peripecias psicodélicas componen esta maquinación asesina que se va desplegando poco a poco. Un álbum potente, fiero, y con esos ramalazos de tono HEAVY que arrastran al oyente hacia un clímax intenso. Una experiencia placentera, de esas que ya comienzan a oler —y sonar— a futuro. Hasta más vernos.

Mini-datos:
  • La lustración de la portada fue obra de Heinz Dofflein.

  • En esta "etapa" el grupo que cambió muchas veces de componentes, estaba formado por el cantante/guitarrista Bruno Frenzel, el bajista Bernd Koschmidder, el batería/vocalista Bernd Noske y el tecladista Wolfgang Neuser.

01. Buy!
02. Suicide
03. Get down to your fate
04. Gamma ray
05. Hoodoo man
06. Klaustoß

CODIGO: @





Anexo:

Tucky Buzzard – Same 

Con este disco, el hard rock dejó de caminar derecho y empezó a hacerlo con las botas sucias, a medio camino entre el pantano y el pub, entre el trueno y el grito de bar. Si escuchás con atención, Tucky Buzzard no solo vibra: resopla. Una joya turbia que no pide permiso para existir, solo volumen. Y con eso basta para abrir un nuevo sendero en esta medianoche de culto.


Comentarios