Peter Green - The End Of The Game
When this album was released it dumbfounded most listeners, and for good reason; fully improvised rock just wasn't a thing.
Una jam allucinata, registrata, se non ricordo male, in una sola notte. Un viaggio acido che può senz'altro stare sullo stesso scaffale delle più importanti opere "Kosmische" del krautrock.
Weird album. I was expecting it to be be an album of blues guitar similar to his work in The Bluesbreakers or Fleetwood Mac. It's actually nothing like that at all, but instead, an album full of jamming with a free form experimental feel to it. For what it is it's very good, but I like music that's a little more structured. Still some nice moments to be found here though.
Gracias. Algunos pasajes me
recuerdan al jazz fusionado de Zawinul en Weather Report.
@Playerguitar
hombre polilla... lo mínimo y quizá lo único que pueda
hacer es agradecer que lo subiste... un gusto escucharlo nuevamente...antes de
haberlo perdido sonó ciento de veces en mi reproductor. no me ocupaba de saber
su nombre pero cada que escuchaba sus guitarras.. tenía claro de qué se
trataba..Mil gracias. nuevamente...
@elartedesuicidarse
Sombras en la Frecuencia: Peter Green y la Música del Abismo
A finales de los años 60, la escena musical británica bullía
con el auge del blues rock y la psicodelia. En ese torbellino de sonidos
emergió un guitarrista que, sin pretenderlo, se convirtió en una figura
legendaria: Peter Green. Su virtuosismo en Fleetwood Mac lo elevó al olimpo del
blues eléctrico, rivalizando con gigantes como Eric Clapton y Jeff Beck. Pero
mientras la fama y el dinero se acumulaban, una sombra se cernía sobre él. La
mente de Green comenzaba a deslizarse hacia terrenos inciertos, atrapada en un
laberinto de pensamientos oscuros, paranoia y alucinaciones inducidas por el
LSD. Fue en este trance que The End of the Game nació, como un grito de
liberación y un testimonio de su colapso inminente. Esta es una historia de lo
que pudo y no pudo ser:
Para 1970, Peter Green ya no era el mismo hombre que había
escrito "Black Magic Woman" o "Albatross". Su relación con
la industria musical se había deteriorado, veía el dinero como una maldición y
sus compañeros de banda lo notaban cada vez más distante. Había cambiado los
trajes elegantes por túnicas largas, y el carismático líder se convirtió en un
ermitaño errante. En una de sus últimas giras con Fleetwood Mac, durante una
visita a Múnich, Green fue arrastrado a una fiesta organizada por un grupo de
hippies radicales. Se dice que allí consumió una dosis de ácido tan potente que
marcó su destino. Desde ese momento, su percepción de la realidad se fracturó. Abandonó
Fleetwood Mac poco después, despojándose de su estatus de estrella, y se
sumergió en una odisea personal donde la música era su única ancla. Así nació
The End of the Game, un álbum que no sigue reglas ni estructuras
convencionales. No hay canciones, no hay versos ni coros; solo un flujo
ininterrumpido de improvisaciones, como si Green estuviera canalizando su
psique en tiempo real. Es un álbum que captura un momento en el que el arte y
la locura se vuelven indistinguibles.
El disco se grabó en una sola sesión en los estudios de Reprise Records, sin ensayos previos ni planificación. Green reunió a un grupo de músicos entre los que estaban Alex Dmochowski (bajista de Frank Zappa) y el tecladista Zoot Money. No hubo tomas múltiples ni retoques: lo que se grabó es lo que quedó. En esas sesiones, Cada nota parecía el reflejo de su mente desmoronándose: punteos erráticos, gritos de guitarra que se fundían con el eco de un alma que ya no habitaba el mismo mundo. El álbum se siente como un ritual chamánico, un trance sonoro donde el blues, el jazz y la psicodelia se funden en una espiral descontrolada. Las críticas fueron despiadadas. La prensa musical de la época lo desechó como un sinsentido, un experimento fallido de un genio perdido en sus propias sombras. Nadie entendió que Green no buscaba reconocimiento; The End of the Game no era un intento de éxito comercial, sino un exorcismo personal.
Tras el lanzamiento del álbum, Peter Green se retiró casi
por completo de la música. Su salud mental se deterioró rápidamente y pasó años
en hospitales psiquiátricos, diagnosticado con esquizofrenia. El hombre que
había sido llamado "el mejor guitarrista de blues británico" se
desvaneció en el anonimato, reapareciendo esporádicamente con proyectos
menores. Pero el tiempo fue benévolo con The End of the Game. Décadas después,
el álbum es considerado una obra de culto, una pieza única dentro de la
historia del rock. No es un disco fácil, ni siquiera es un disco en el sentido
tradicional, pero es una inmersión en la mente de un artista al borde del
abismo. Un testimonio de lo que sucede cuando la genialidad y la locura se
abrazan en una última danza. Para algunos, The End of the Game es ininteligible. Para otros, es una de las experiencias más puras y viscerales del rock. Pero lo que es indiscutible es que representa el último destello de un hombre que, antes de desaparecer, dejó su alma impresa en un torbellino denotas fantasmales.
Un Conjuro en Seis Actos:
- Definido por muchos bajo el concepto de "terror épico", el primer álbum solista de Peter Green, The End of the Game, es una de esas obras oscuras y místicas que con el tiempo pasaron a ser legendarias, aun manteniendo su perfil bajo. Es un trabajo más que interesante para quienes disfrutan de los jams desenfrenados, la experimentación en el rock y la libre expresión musical basada en la improvisación total. Aquí encontramos un álbum con mente psicodélica y alma surrealista, que se pronuncia bajo un manto de espiritualidad sombría. Su atmósfera parece invocar presencias ocultas, alcanzando un nivel de misticismo excepcional que lo diferencia de cualquier otra obra de su tiempo. The End of the Game es un trabajo elevado, capaz de generar una vorágine de sensaciones encontradas. Su esencia se sostiene sobre una performance donde convergen psicodelia, jazz, blues y elementos avant-garde, dando forma a una experiencia sonora que parece flotar entre la realidad y el delirio. Es un álbum con un sonido espectral que visualiza la fusión de las jam sessions con atmósferas oníricas. El jazz se filtra en el fondo como un velo etéreo, mientras que las guitarras, impregnadas de un blues ácido y convulsivo, se entrelazan con incursiones psicodélicas que estallan en jams incandescentes y desorbitadas, propias de un viaje lisérgico sin retorno. En pocas palabras: una aventura psicodélica en su estado más puro. Este disco es indispensable para los seguidores de Peter Green, pues aquí asistimos a una expansión de su conciencia sonora, una combinación de éxtasis y locura. Algunos lo describen como una banda sonora para un ritual vudú, un frenesí hipnótico con tintes de horror. Basta con escuchar "Bottoms Up" para sumergirse en la catarsis que Green quiso plasmar en esta obra.
Mini-datos:
- Una década de silencio: Se tuvo que esperar casi una década para que Green volviera a lanzar otro álbum en solitario. The End of the Game marcó su despedida del mundo antes de desaparecer en su propia oscuridad.
- El LSD tomó el control: Este fue su primer trabajo después de abandonar Fleetwood Mac. Para entonces, ya estaba viendo muchos "diablos azules", sumergido en otros mundos. La leyenda dice que el LSD había tomado conciencia de él. Su personalidad cambió radicalmente: se dejó crecer la barba, vestía un tabardo y llevaba un gran crucifijo en el pecho. Se cree que su consumo de ácido contribuyó al desarrollo de su esquizofrenia. Renunció a Fleetwood Mac en 1970, declarando que el dinero era "maldito" y dedicándose a la caridad.
- Una obra incomprendida: Publicado en 1970 bajo Reprise Records, el álbum fue grabado en apenas un mes tras su salida de Fleetwood Mac. Su lanzamiento fue recibido con frialdad por la prensa especializada, que criticó su falta de estructura y lo alejado que estaba del sonido característico de Green. Con el tiempo, sin embargo, su influencia y carácter de culto lo han convertido en un testamento de la libertad creativa absoluta.
- Los músicos detrás del viaje: Para la grabación, Green reclutó a: Alex Dmochowski (Erroneous), bajista que más tarde trabajaría con Frank Zappa en Waka/Jawaka y The Grand Wazoo y a Zoot Money, pianista inglés de Big Roll Band, quien añadió un toque de elegancia al caos controlado del álbum.
CODIGO: F.1-8
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