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Edgar Broughton Band - Same


C A R C•A S S C O V E R!!!

An ok album, but quite far from their brilliant Wasa Wasa.

More varied offering, and as such manages to be much easier on the ear. Still pretty heavy in places, but much more melodic with it. Lyrically weird, coupled with some far out guitar playing, this band succeeded in being well ahead of their time.

Such a brilliant album, could've been their breakthrough, if not for that horrible tasteless cover,which probably put many people off. On the other cut off hand..... commercial success was never on this band's agenda. Which they might've regretted somewhat in later years.

Camaleones del Subsuelo Británico
Crónicas desde la metamorfosis lisérgica de 1971

  • Hubo un año—y no fue cualquiera—en que las bandas parecían mutar de un día al otro. Entre 1970 y 1971, la psicodelia se desnudaba de sus flores para vestirse de niebla, de furia controlada, de ambiciones progresivas. Era como si todos supieran, sin hablarlo, que el juego se estaba volviendo más serio. En esa transición rara y adictiva, la Edgar Broughton Band entregó su tercer hechizo en forma de disco homónimo: un artefacto extraño, delirante y ferozmente lúcido. La portada ya dice mucho. Una escena bizarra, casi grotesca, que funciona como advertencia: acá no vas a encontrar calma, pero sí una visión. El álbum es un ritual de transformación donde los viejos conjuros ácidos no desaparecen del todo, pero se entremezclan con una nueva gravedad, más sobria, más estructurada, más... envenenada.

Una mutación en tiempo real

  • Este no es el mismo grupo que pateaba amplis de garaje en su debut, ni los locos del bosque eléctrico de Sing Brother Sing. Este tercer disco suena como si la banda se hubiera tragado un blues mutante y lo hubiera regurgitado con ecos de Zappa, de Beefheart, y de ese rock inglés que empezaba a endurecerse con fauces progresivas. La psicodelia aún respira en sus surcos, pero lo hace desde otra dimensión. Ya no es un viaje de flores, sino de reflejos rotos. Hay una especie de humanidad ácida en la performance, una sinceridad incluso en los momentos más extravagantes. La voz rasposa, los riffs que se contorsionan, las estructuras que a veces coquetean con el caos y otras con una lógica que sólo se revela tras varias escuchas. El álbum fluye como un collage sonoro entre el Acid Blues, el proto-prog, y momentos folk que rozan lo ridículo pero no por ello menos entrañables.

Luces, sombras y un desequilibrio encantador

  • ¿Es un disco perfecto? No. Pero ahí está parte de su belleza. Hay temas que parecen nacer de otro álbum, como el track 04: Poppy/Don't Even Know Which Day It Is, una especie de "dos por uno" que no termina de cuajar en la atmósfera general. Y sin embargo, esa misma disonancia es parte de la experiencia. Como si el disco te dijera: “no vas a entenderme del todo, pero vas a volver a buscarme”. En contraposición, el arranque es brillante. Evening Over Rooftops es uno de esos temas que justifican una carrera entera. Una pequeña joya que condensa la nueva dirección del grupo: tensión emocional, construcción climática y una melodía que se te queda como una visión post-lluvia.

El Veredicto Final

  • Edgar Broughton Band es un disco de frontera. No está del todo en ningún lado, pero abre puertas a todos. Es camaleónico, enrarecido, teatral, y por momentos absurdamente lúcido. Si todavía no escuchaste a los Broughton, este disco junto a los dos primeros son tu entrada obligatoria al universo de una banda que nunca quiso acomodarse, sino transformarse con cada acorde. Hay discos que piden ser entendidos. Este pide ser vivido. Con una lámpara baja.Y el oído atento. Hasta más vernos.

Mini-datos

  • La banda comenzó su carrera como una banda de blues llamada The Edgar Broughton Blues Band. En esos días tocaban para un pequeño grupo de seguidores en su ciudad natal (Warwick).

  • En 1968, la banda se mudó a Notting Hill Gate, Londres, en busca de un contrato de grabación y un público más amplio. Fueron recogidos por Blackhill Enterprises.

  • En 1971 deciden dejar de ser un power trio y reclutan a Victor Unitt (de los Pretty Things). Con esta nueva alineación lanzan su álbum homónimo en mayo del mismo año. El sonido se curte de blues y country, pero aún conserva vestigios de su vena psicodélica.

01. Evening Over Rooftops
02. The Birth
03. Piece of My Own
04. Poppy/Don't Even Know Which Day It Is
05. House of Turnabout
06. Madhatter
07. Getting Hard Into What Is a Woman For?
08. Thinking of You
09. For Doctor Spock, Parts 1 & 2

CODIGO: H-2




Nota: Esta edición doble incluye también Inside Out, el cuarto conjuro sónico de la banda.

Anexo:

Edgar Broughton Band - Sing Brother Sing 

Sing Brother Sing (1970) fue la última invocación antes de la mutación. Un disco que aún danza entre ramas psicodélicas, con la inocencia distorsionada de un aquelarre folk-blues. Caótico, crudo y entrañablemente tribal, se siente como si la banda estuviera cantando alrededor de una fogata alimentada por ácido y feedback. Aquí, los Broughton todavía aúllan más que reflexionan. Escucharlo después del álbum homónimo es como abrir una carta escrita por una versión más salvaje de uno mismo. Hermano del bosque, sombra del futuro.



Comentarios

  1. Una gran banda que fue muy popular en el ambiente "underground" de La Inglaterra de los primeros 70, y que también tuvo connotaciones políticas (ácratas) entre los círculos de Ladbroke Grove, como Hawkwind o Pink Fairies. Este disco que comentas es descomunal, te abre las carnes y te las pone igual que en la fotografía de portada. Muy merecida entrada.
    Saludos,
    JdG

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