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Dies Irae - First


A great dosage of psychedelic treats handed out in the form of music.

psych-out musical action that will ravish fans of krautrock!

"Y cuando se rompió el cuarto sello, una voz salió del amplificador y dijo: ‘Alzad el volumen, porque el fin no vendrá con silencio, sino con distorsión y fuego sobre las cuerdas de los justos.’"

— Libro de los Ecos, capítulo 7, versículo 13

Blues, ácido y distorsión: la misa negra de Dies Irae


¿Y si el infierno tuviera wah-wah?
¿Y si la Alemania del ‘71 —todavía sacudiéndose el polvo de la posguerra y reventando de anfetas creativas— pariera una criatura que, en lugar de irse por la autopista del Krautrock “a la Can”, decidiera salirse del carril, cruzar el pantano, prenderle fuego al mapa y meterle blues al ritual?

Ahí entra Dies Irae, banda con nombre de misa de difuntos y sonido de tormenta sónica: una mezcla ponzoñosa que escupe lisergia, ocultismo y electricidad. Su debut, titulado sin rodeos First, no es solo un álbum, es un cóctel molotov bien agitado con las siguientes dosis:

  • Una base sólida de blues rancio sacado del subsuelo.

  • Chorros de krautrock malicioso.

  • Esencia de Black Sabbath disuelto en ácido.

  • Una pizca de psicodelia al borde del colapso mental.

  • Y un rezo oscuro en alemán como cereza final.

El resultado: una misa negra para oídos preparados. Una ceremonia con riffs que raspan la médula y pasajes instrumentales que parecen sacados de un teatro de sombras donde los actores son guitarras coléricas y bajos poseídos.



Arte interno del "acetato" donde apreciamos a la banda en toda su resplandor

Blues, Kraut y Satanás bailando en el mismo cuarto

La fusión que logran aquí no es de salón, es de catacumba. El rock y el blues se entrelazan, se arrastran, se pelean. A ratos parece que se entienden. A ratos no, y ahí es donde el álbum se vuelve más interesante. Hay momentos donde la banda alcanza un clímax tan profundo que te quedas atrapado en el surco, como si la aguja misma del vinilo estuviera invocando a algo que vive entre frecuencias. Cada canción vibra con arrogancia y sudor. Cambios de tiempo, rupturas inesperadas, arreglos de media vuelta, y un ataque frontal a la lógica del "verso-coro-verso". Lo suyo es otro rollo. Uno que solo se entiende si venís con los oídos abiertos y el alma medio podrida de tanta música plástica moderna.

¿Todo perfecto? No, porque esto es contracultura, no catálogo de Ikea. Hay dos momentos donde el viaje tropieza, seamos justos. El primero es una pista vocal que entra como si alguien la hubiera colado sin preguntar. Sirve de puente, claro, pero más que transición, es un corte en seco. El segundo es un experimento sonoro que, aunque kraut hasta los tuétanos, baja la intensidad como si alguien le hubiera puesto hielo al trip. Son esos dos bajones los que rompen el ritmo salvaje que el disco viene construyendo como una locomotora poseída. Y eso jode. Porque si arrancas con “Lucifer”, un inicio tan brutal como su título, no podés darte el lujo de frenar. Acá no se trata de “darle espacio al oyente”, sino de apretar el acelerador hasta que el alma pida piedad. Esos dos bajones no matan el disco, pero sí le ponen semáforos rojos a un viaje que debería ser todo verde psicotrópico.

¿Entonces? ¿Vale la pena este mal viaje? ¡Por supuesto, carajo! First es un álbum que brilla con sombra propia. Su performance es visceral, su sonido transpira autenticidad y su propuesta tiene el swing setentero tatuado a sangre. No es perfecto, pero es real. Y eso lo convierte en una joya maldita digna del altar del Hombre Polilla. Los ecos de blues&rock siguen rebotando en mi cabeza como si fueran profecías, y la voz de Dies Irae aún resuena como una advertencia: "No todo lo que nace en Alemania suena a máquina. Algunos sonidos son humanos, demasiado humanos, y profundamente demenciales."


Mini-datos:
  • A pesar de haber grabado un solo álbum, la banda produjo algunos “singles” en el verano del 71, lamentablemente la gran mayoría de las estaciones de radio se negaron a difundir su música, la causa de tal censura de los medios fue debido a lo controvertidas que eran sus letras inducidas por el LSD y de esas connotaciones sacro-religiosas que tenían como fondo. Sin embargo en la televisión alemana se emitió un videoclip (fuera de serie) filmado en 8 mm, y eso fue suficiente para que la banda obtuviera un estatus underground limitado hasta el día de hoy. Eso es el CULTO.
  • La grabación del álbum se realizó en dos días teniendo como productor al prestigioso Konrad Plank.
01.Lucifer
02.Salve Oimel
03.Another Room
04.Trip
05.Harmagedon Dragonlove
06.Tired
07.Witches' Meeting
08.Red Lebanese
09.Run Off

CODIGO: D-32




Anexo:

Bulbous Creation - You Won't Remember Dying 

Si First es una misa negra oficiada entre las ruinas del krautrock, entonces You Won’t Remember Dying de Bulbous Creation es su reflejo maldito desde el otro lado del océano: un álbum perdido en la niebla densa del Missouri de los 70, donde el ácido, el cristianismo retorcido y el rock pantanoso se mezclan como en una pesadilla sudorosa. Canciones sobre juicios divinos, revelaciones psicodélicas y muerte sin memoria. Un disco grabado en 1971, nunca publicado oficialmente hasta décadas después, como si hubiera sido enterrado a propósito. Oscuro. Premonitorio. Humeante. Ideal para quienes buscan otro conjuro sonoro que no se explica… se siente.

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