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Tømrerclaus - Same


Recorded in May of 1978, this is wailin' guitar driven prog, with strong psych flavor. Rural rock? Maybe on your planet

De Chelos, Wah-Wah y Blues Danés: El Viaje de Tømrerclaus

Hay discos que entran en tu vida como una explosión, y otros que lo hacen como una niebla espesa que va infiltrándose entre los sentidos. Tømrerclaus es de los segundos. No grita, no golpea, no exige atención inmediata… simplemente se instala, te envuelve, y cuando quieres darte cuenta, ya estás dentro de su entramado de cuerdas como si fueras parte del instrumento. Desde algún rincón de Dinamarca —donde la electricidad no solo ilumina, sino que vibra con intenciones secretas—, Claus Clement Pedersen talló este artefacto sónico con la precisión de un ebanista del alma. El resultado no es un álbum experimental en el sentido circense del término, sino un trabajo cuidadosamente libre, donde la música se expande con elegancia y sin etiquetas fijas. 

arte interno del vinilo
Tømrerclaus no es un viaje psicodélico tradicional, pero hay algo en sus texturas que te disloca del suelo. Hay pasajes que parecen escritos con tinta negra sobre madera húmeda, otros que huelen a viento frío pasando entre cuerdas tensadas hasta la alucinación. Y todo está medido, pero sin perder el asombro. Como si Claus supiera que lo más importante no es la forma… sino el eco.

Hay discos que llegan sin protocolo, sin bandera, sin plan de marketing ni oráculos detrás. Y aun así, te desarman. Te dejan en bata, con el oído erizado y una ceja arqueada como diciendo: "¿Qué demonios fue eso?" Así entra en escena Tømrerclaus, una pieza exquisita y fuera de lo común, surgida en la Dinamarca del ’78, con el aura de un hallazgo y el sonido de un taller de luthería cargado de ácido.

¿Qué tiene este disco que lo hace destacar? Para empezar, no se anda con vueltas: es sencillo en su concepción, pero tiene ese “plus”, ese empuje medio espectral que lo vuelve inolvidable. Claus Clement Pedersen -alias Tømrerclauses- un multiinstrumentista danés que decidió jugarse la vida con las cuerdas. Violines, chelos, contrabajos, guitarras eléctricas y acústicas… aquí todo vibra, todo raspa, todo fluye. Y no, no esperes un trip surrealista a lo Gong ni una bajada caótica al infierno freak. Este disco no es un delirio cósmico, pero tampoco es terreno firme. Está en esa zona brumosa donde lo experimental coquetea con lo estructurado, donde el blues escandinavo se le mete por los poros a la psicodelia, y donde la electricidad tiene olor a madera recién cortada.

Impresiones Personales: El Evangelio del Chelo Eléctrico

La primera vez que escuché este disco me quedé mirando al techo como si acabara de caer un satélite nórdico sobre mi conciencia. Era abrumador en su contención, en su sobriedad vibrante. Todo ese arsenal de cuerdas, ese juego de capas y climas, construyen una sensación envolvente que no necesita gritar para hipnotizarte. Oscuridad, extravagancia, atrevimiento… llámalo como quieras, pero esto es culto puro. No hay deconstrucción radical ni pastiche barroco, pero sí hay un enfoque claro y sugestivo: una jam-session fantasma, con ecos que van del Hendrix más textural al minimalismo más eléctrico.

 ¿Qué escuchar? Temas como "Cellokarma", "Dauu", "Sorte Mand" o "Forvalterdrengen" resumen perfectamente la propuesta: instrumentales que huelen a bosque húmedo y sala de ensayo clandestina, canciones en danés que se cuelan entre atmósferas densas, arreglos semi-complejos con sabor a experimento bien controlado. Un “buen viaje” sin necesidad de billete galáctico.

¿Irregular? Puede ser. ¿Sorpresivo? Bastante. Hay momentos en los que se pierde el equilibrio, sí, pero el trayecto vale cada segundo. Este álbum tiene esa cosa de los vinilos que uno encuentra por accidente, pero que después se convierte en compañero de madrugadas raras. Oscuro, cálido, eléctrico y emocional. Como un chelo encendido tocando blues para espíritus desplazados.

En resumen: una obra sugerente que, sin romper los límites, los empuja con cariño y determinación. Hay momentos donde el chelo eléctrico se cruza con el wah-wah mental de Hendrix y se produce un microbig bang sónico. Si eso no es digno de culto, yo ya no sé qué lo es.

¿De culto? Eso queda a conciencia de cada oyente que se atreva a escucharlo de principio a fin, de frente y sin prejuicios. Yo, por lo pronto, me quito el sombrero…Hasta más vernos.


Mini-datos:
  • En 1968 Tømrerclaus formó la banda "Fire", un trío que incluyó en su repertorio covers de Hendrix . Más tarde, en 1969 formó la banda "Limfjorden" una banda que tocaba jazz rock, y que era relativamente nueva en ese momento.
  • En 1971, Tømrerclaus fue a Copenhague donde conoció a Peter Ingemann y Niels Skousen en el Bog Café . Fue el comienzo de una larga colaboración con la orquesta Skousen / Ingemann's Workshop.
  • En 1976, Tømrerclaus creó el estudio y la compañía discográfica Karma Music, que durante la década de 1980 fue el lugar y el punto de grabación para un nuevo entorno de nuevos músicos de rock y punk. Karma Music a lo largo de los años se ha perfilado en el lanzamiento de la música rock danesa antigua, así como en su distribución y venta desde Internet en el sitio de karma.dk. Actualmente la compañía ha lanzado más de 50 LPs y CDs y ha sobrevivido al paso del tiempo.
  • Tömrerclaus data de 1978, y fue reeditada en vinilo por el sello sueco Transubstans Records en el otoño de 2014.
01.Sorte mand
02.Når spindelvævene blomstrer
03.Forvalterdrengen
04.Prisen for at ryge cigar
05.Cellokarma
0.6.Kanibalerne kommer
07.En dag da jeg lå i luften
08.Mr. Fantastic
09.Dauu
10.Sådan er den altid
11.Koda er nedtur
12.Jeg vil gerne standses
13.Hepar
14.Grønbenet rørhøne
15.Hønserock
16.En lille stue
17.Løvesang
18.Supersound
19.Gamle skygger
20.Guitarstorm

CODIGO: I-5




Anexo:

Beefeaters – Meet You There 

Antes de que Claus tomara las cuerdas y las electrificara con bisturí emocional, los Beefeaters ya estaban preparando el terreno con guitarras cargadas de fuzz, groove y visiones importadas de Londres pero transformadas bajo el cielo de Copenhague. Meet You There no solo es uno de los pilares del rock danés: es el primer martillazo sobre la mesa del futuro. Un disco donde el R&B ácido y la psicodelia de garaje empiezan a tallar, sin saberlo, las primeras vetas del culto.





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