Rare Bird - Same
Rare Bird's debut is an extremely promising album with some dynamite tracks in the form of Iceberg and God of War, but it's badly let down by the filler material that seems to have been cooked up in a rush to get the thing finished - particularly on the first side. (After all, the band had barely formed when Tony Stratton-Smith signed them up and hustled them into the studio to lay this one down.) It's also suffered from a fairly cheap production job - perhaps not surprising considering that this was one of the very first albums Charisma…
The eponymous debut album is a beautiful showcase of daring innovation and excellent musical taste, rarely achieved by other groups and remains one of the most stunning debuts ever…
Hay discos que no se quedan en la memoria como canciones, sino como climas. Rare Bird fue uno de ellos. Vuelvo a su debut tras más de una década, como quien regresa a un jardín perdido en el crepúsculo: esperando encontrar zarzas y maleza, y hallando, en cambio, un vals secreto entre melancolía y luz. Esto no es solo una reseña; es el recuento de un reencuentro, un vuelo de viejas alas que todavía saben soñar
Rare Bird: Dulzura, Furia y Valses para la Medianoche
Volver a este álbum después de tanto tiempo ha sido como caminar por viejos senderos de pasos olvidados. Mis recuerdos eran más oscuros: tenía la imagen de un tono sombrío, cargado de ciertos ramalazos de furia.
Han pasado más de doce años desde aquella sesión inicial, y la percepción —como todo en la vida— ha cambiado. Al revisar mis viejos discos me encontré con un Rare Bird muy distinto al que recordaba: un álbum teñido de incipiente dulzura y melancolía. En aquel entonces, había montado un CD-R con los tracks que más me "enganchaban", creando así en mi mente una versión propia del disco. Hoy puedo decir que esa edición casera encerraba la esencia más intensa de Rare Bird, pero también ocultaba la delicada belleza de su versión original inglesa: un tono más sutil, con destellos oscuros en los momentos precisos. Este debut es, sin duda, ambrosía pura. Su sonido respira ese sabor único de los albores de los 70’s, cuando las progresiones melódicas y los primeros aires sinfónicos comenzaban a trazar nuevos mapas sonoros. Es un álbum proto-progresivo, aunque si se analiza con detalle, podría decirse que ya lleva el sello noble del early prog en sus venas.
Rare Bird inició su corta pero brillante carrera progresiva en 1969 con este homónimo debut. Con tan solo cuatro miembros —batería, bajo, y dos teclados (Graham Field en el Hammond y Dave Kaffinetti en el piano)— lograron un sonido pionero del progresivo transitorio: esa fascinante fusión entre el psicodelismo tardío de los 60 y el hard rock naciente de los 70. Aquí la guitarra pasa a segundo plano. Rare Bird fue de las pocas bandas que apostó por una arquitectura sonora sin guitarrista como pilar central, creando un universo propio basado en teclados vibrantes y bases rítmicas sólidas. El resultado: un trabajo innovador, original y profundamente musical.
Impresiones personales: Sombras, Dulzura y Viejos Ecos
Mis impresiones actuales sobre este debut son plenamente positivas. Escucharlo de nuevo fue refrescante y enriquecedor: un reencuentro con emociones perdidas, como si hubiera sido la primera vez. Había olvidado aquellos arrebatos melódicos y exploraciones sónicas; en mi memoria resonaban otros sonidos, otras imágenes. Redescubrirlo fue, simplemente, un acto de alquimia auditiva. Un punto que me atrajo especialmente fue la ejecución vocal. Steve Gould logra imprimir un carácter especial: su timbre, su interpretación, su forma de habitar las canciones, elevan el álbum a otro nivel. Quizás el ejemplo más claro sea el clásico inmortal "Sympathy", una experiencia breve (apenas dos minutos y medio), pero de enorme calado emocional. Las canciones del álbum tienen una belleza sombría y sofisticada, con momentos de inspiración clásica y arrebatos de sinfonismo temprano, controlados siempre con sabiduría. Rare Bird suena vanidoso, efusivo y elegante —tres cualidades que impregnan cada pieza con un fulgor celestial.
Dos
grandes ejemplos de esta maquinación poética son "Iceberg" y
"Beautiful Scarlet", clásicos que sobrevuelan esa fina línea entre lo
terrenal y lo sublime. Obra para considerar, valorar y atesorar, Rare Bird
ofrece profundas emersiones melódicas que, en ocasiones, me recuerdan a unos
Caravan de tonos sombríos, combinados con destellos tempranos de ELP. En fin,
cosas mías… pero cosas que todavía laten. Hasta más vernos.
- Este álbum es histórico, porque es el primer álbum que sale a la luz por el sello Charisma.
- La banda nunca llego a las listas con un álbum, sino que lo hicieron con un sencillo (Sympathy) que alcanzó el número 27.
- Junto a Van der Graaf Generator y The Nice , Rare Bird fue una de las primeras bandas que firmó con Charisma (la discográfica de Tony Stratton-Smith). Poco tiempo antes de firmar el contrato, la banda decide cambiar el nombre de “Lunch” por el de Rare Bird.
- Iceberg, el tema que abre el disco, originariamente se llamó To the Memory of two Brave Dogs, y había sido compuesto por Randall y Gould antes de que Rare Bird existiera como banda.
01. Iceberg
02. Times
03. You Went Away
04. Melanie
05. Beautiful Scarlet
06. Sympathy
07. Natures Fruit
08. Bird On A Wing
09. God Of War
CODIGO: D-46
Nota: Para apreciar el arte
de la edición americana click en el enlace.
https://ibb.co/JvPgBvw
Anexo:
Warm Dust - …And It Came toPass
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