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Clásicos de Oro: Amon Düül II - Phallus Dei


I was conceived while my parents were tripping on acid, with this classic album playing on the turntable. Not really, but that's how I wish I was conceived.

Freeform-rock? A legendary album really. Some of the vocals on this are indeed very wild, like one reviewer already said (on the original vinyl issue page). The bonus tracks on this edition are more psychedelic and repetitive (in a good way of course, I love me some psychedelia). The first one of those is clearly better.

Phallus Dei: El Génesis Impío del Krautrock

En el corazón de la Alemania de post-guerra, donde las cicatrices del pasado aún ardían y el futuro se dibujaba incierto, emergió un movimiento musical que desafiaba las convenciones: el krautrock. Este género, nacido de la necesidad de una identidad cultural propia, rechazaba las influencias anglosajonas y abrazaba la experimentación sonora. En este contexto, en 1967, surgió en Múnich la comuna artística Amon Düül, un colectivo donde la música, la política y la contracultura se entrelazaban. Sin embargo, las diferencias creativas llevaron a una escisión, dando origen a Amon Düül II, una formación que buscaba una expresión musical más estructurada sin perder el espíritu experimental. Su álbum debut, Phallus Dei (1969), cuyo título en latín significa "Falo de Dios", es una obra que encapsula la esencia del krautrock. Con una mezcla de improvisación libre, instrumentación diversa y una atmósfera psicodélica, el disco se aleja de las estructuras tradicionales del rock, ofreciendo una experiencia auditiva que es tanto desafiante como hipnótica. La pieza homónima, que ocupa toda la cara B del vinilo, es una suite de más de 20 minutos que lleva al oyente por un viaje sonoro lleno de cambios de ritmo, texturas y emociones. Es un testimonio de la libertad creativa de la banda y su rechazo a las normas establecidas.

Phallus Dei no solo es un hito en la historia del krautrock, sino también una declaración de independencia artística. Es un recordatorio de que, en tiempos de reconstrucción y búsqueda de identidad, el arte puede ser un vehículo poderoso para la transformación y la resistencia.

El Evangelio Sónico de una Nación Despierta

En algún lugar de la Alemania de 1969, entre los escombros ideológicos de una posguerra que aún olía a pólvora y la utopía en technicolor de una juventud en estado febril, un grupo de visionarios decidió no componer canciones… sino invocar entidades. Amon Düül II no grabó un álbum: ofició un ritual. Lo llamó Phallus Dei, y el eco de ese grito todavía resuena en los túneles subterráneos del rock experimental, como un mantra primigenio de lo que más tarde conoceríamos como Krautrock.

El título, “El Falo de Dios”, no es gratuito. Es un emblema fálico, sí, pero también un símbolo de fertilidad sonora, de caos cósmico inseminando el firmamento musical de Alemania Occidental. Phallus Dei es eso: un big bang eléctrico en cámara lenta, un alumbramiento tribal, donde los tambores se confunden con latidos, y las guitarras ululan como hienas hambrientas en plena ceremonia lunar. Si uno piensa que el Krautrock fue un intento por liberar a la música alemana del dominio anglosajón —y vaya si lo fue—, Phallus Dei representa su génesis más pura, más delirante, más impía. A diferencia de sus contemporáneos británicos, que aún buscaban canciones, armonías, algo que se pudiera silbar, Amon Düül II eligió la desintegración: composiciones atonales, voces que parecen emerger de un aquelarre medieval, estructuras líquidas que se disuelven en ácido. Literalmente. Porque este disco no solo suena como si lo hubieran grabado bajo efectos psicotrópicos: parece una droga en sí misma. La atmósfera es espesa, “pastosa”, como bien diría un oyente atento. Aquí no hay luz, pero hay visiones. No hay melodía, pero hay invocaciones. No hay lógica, pero hay espíritu. 

Desde los primeros minutos uno siente que no está escuchando un disco, sino asistiendo a un trance colectivo. Es una especie de acto chamánico donde la identidad alemana se reconstruye a través del ruido, el ritmo y la ruptura. Pero cuidado: Phallus Dei no se deja amar fácilmente. Es un álbum hosco, denso, hermético, como un grimorio de símbolos olvidados. Y, sin embargo, el oyente que se atreve a entrar —y quedarse— descubre una obra profundamente generosa. Las capas son múltiples, las texturas inagotables. Cada escucha revela un detalle nuevo: una percusión oculta, una disonancia estratégica, un grito ancestral. A ratos se adivina cierta influencia británica: ecos de Pink Floyd, ráfagas de Soft Machine, un dejo de Cream en estado febril. Pero no nos confundamos: Phallus Dei no imita, reinventa. Se nutre del rock psicodélico, del jazz libre, del avant-garde y del ruido industrial para erigir un nuevo tótem sonoro. Uno que, como pocos, captura el vértigo de una juventud que ya no quería reconstruir.

Al final del viaje —porque Phallus Dei es eso, un viaje— queda una pregunta flotando como incienso: ¿hasta dónde pueden llegar los hijos del silencio y la represión cuando se les entrega una guitarra, un amplificador y una dosis generosa de libertad? La respuesta está aquí, en esta obra madre del Krautrock. No es solo un clásico. Es una revelación. Hasta más vernos.

Mini-datos:

  • Grabado en medio de una escisión casi religiosa: Amon Düül II nació tras una fractura ideológica dentro de la comuna original Amon Düül. Mientras el grupo madre favorecía la improvisación libre (¡cualquiera con un bongó podía tocar!), los que formarían Amon Düül II apostaron por una mezcla de caos y control. Phallus Dei fue grabado con esa intención: canalizar el delirio en estructuras semi-coherentes. Fue como si un aquelarre decidiera contratar a un arquitecto psicodélico.

  • El tema homónimo es un monstruo ritual de 20 minutos:La pieza “Phallus Dei” ocupa toda la cara B del vinilo original. Es una suite ceremonial que incluye percusiones tribales, coros que suenan como encantamientos en lenguas olvidadas, y un desarrollo tan libre que parece dictado por fuerzas invisibles. El productor del disco, un tal Olaf Kübler, dijo en su momento: “Nunca supe si estábamos haciendo una obra maestra o si nos habíamos vuelto completamente locos”. Spoiler: las dos cosas.

  • Censura, títulos provocadores y arte transgresor: El título “Phallus Dei” (El Falo de Dios) generó polémica en la Alemania conservadora de fines de los 60. Aunque no fue oficialmente censurado, muchos distribuidores se negaron a exhibir el álbum en escaparates. El arte de tapa, una imagen onírica y siniestra de naturaleza abstracta, fue deliberadamente ambigua para no espantar a los censores... pero lo suficientemente perturbadora como para atraer a los más oscuros espíritus curiosos del underground.

  • Había una vez en la segunda mitad de los 60s una comuna hippie en Alemania que era particularmente activa en los terrenos de la protesta política, las artes plásticas y a la música. Dicha comuna se llamaba Amon Düül y de ella surgieron dos bandas pioneras del Krautrock: Amon Düül y Amon Düül II.

01.Kanaan
02.Dem Guten, Schonen, Wahren
03.Luzifers Gholom
04.Henriette Krotenschwanz
05.Phallus Dei

CODIGO: @



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