Spooky Tooth & Pierre Henry - Ceremony: An Electronic Mass
A strange mix of Blues Rock (with Christian lyrics) and Musique Concrète by the then hip Pierre Henry, who was made famous by his Messe pour le temps présent (which mostly is a collaboration with Michel Colombier and is completely different from most of his works). "Ceremony" is subtitles "Electronic Mass", so it is obvious Island hoped to cash on a trend. But Henry added his noises on the finished album without even meeting the group, who was not very pleased by the result. "He didn't like the heavy basses and the voice drowned in reverb, so he composed a sort of counterpart Ceremony II. This work is a myriad of little additional movements based on concrete sounds, beaten tam-tams, carillons, forming little pagan rites for an imaginary savage religion." (Michel Chion). And the commercial success did not happened. All is left is a "controversial" minor album (with a spooky cover).
“We praise thee, we bless thee. We adore thee, we glorify thee and we give thanks, for thy great glory. Lord god heavenly king, God the almighty father. Lord Jesus Christ the only begotten son. Lord god, love of god, son of the father takes away the sins of the world. Have mercy on us.” Being progressive rock album Ceremony is rather on the experimental side. And although lyrics are traditional Christian prayers the unusual copiously syncopated and hard rocking music gives the songs somewhat avant-garde and unexpected aura.
One of the most bold records from the end of the first psychedeic era.
Hicimos un proyecto que no era nuestro álbum. Fue con este
compositor francés de música electrónica llamado Pierre Henry. Le dijimos al
sello: “Sabes que este es su álbum, no
es nuestro álbum. Tocaremos como músicos de apoyo”. Y luego, cuando el
álbum estuvo terminado, dijeron: "Oh, no, no, es genial. Vamos a lanzar
este como su próximo álbum".
Dijimos: "No puedes hacer eso. No tiene nada que ver con la dirección de
Spooky Two y arruinará nuestra carrera". Y eso es exactamente lo que pasó.
Gary Wright
Ceremony: La homilía del caos
amplificado
Hay discos que no buscan gustar. No
piden permiso, no se arrodillan ante las formas ni las modas. Irrumpen.
Ceremony: An Electronic Mass es uno de ellos. Un álbum que, desde su mismo
título, avisa que no viene a dar sermones sino a prenderle fuego al altar. Otro
álbum de CULTO que se adelantó al calendario y pagó el precio de su herejía con
desprecio crítico, conflictos internos y un olvido prematuro. Pero aquí
estamos, medio siglo después, desenterrando su cadáver eléctrico, y vaya si
todavía chispea. Es una obra fascinante pero grotesca, como una visión mística
pasada por un filtro de distorsión y cinta desmagnetizada. Caótica, irregular,
oscurísima. Se lanza a los terrenos altos de la vanguardia con el ímpetu de
quien no teme caer en el abismo del ruido. Hard Rock, psicodelia electrónica,
progresivo y art rock colisionan en una misa sin redención, donde la fe ha sido
reemplazada por la furia. No fue comprendida entonces, y quizás aún hoy no lo
sea del todo. Pero lo que Ceremony perdió en aplausos lo ganó en aura. Como
toda visión que llega antes de que los ojos estén listos para verla.
Contexto histórico: Del órgano al
abismo: una misa sin redención
En 1970, el mundo aún estaba
tambaleándose por la resaca del '69. El rock había abierto portales: a lo
místico, a lo político, a lo interior. El progresivo tomaba forma, el heavy
empezaba a rugir y la psicodelia mutaba, ya no como flor de LSD sino como experimento
de laboratorio sonoro. En ese cruce de caminos, cuando lo sagrado y lo
eléctrico podían fusionarse sin pedir permiso, apareció Ceremony.
Spooky Tooth, una banda británica de
rock con tintes progresivos y alma blues, venía de ganar notoriedad con su
potente mezcla vocal y sus teclados intensos. Pero nada los había preparado —ni
a ellos ni a sus oyentes— para el encuentro con Pierre Henry, pionero francés
de la musique concrète, alquimista del sonido y discípulo del mismísimo Pierre
Schaeffer. Henry era un artesano de lo invisible: grabaciones de objetos
cotidianos, ruidos manipulados, atmósferas abstractas... su mundo era el de los
sonidos que no se tocan pero estremecen. La idea era hacer algo sin
precedentes: una misa electrónica. No una burla ni una sátira, sino una
ceremonia literal, reinterpretada a través del caos sagrado del rock y la
abstracción tecnológica. Spooky Tooth trajo el cuerpo: guitarras, batería,
órgano, voz. Henry trajo el espíritu: sonidos pregrabados, efectos, disonancias
que parecen venir de un purgatorio de cinta magnética. Juntos crearon algo que
ni la industria ni la crítica supieron digerir a tiempo.
Publicado por Island Records,
Ceremony fue recibido como una anomalía. No era exactamente un disco de rock,
tampoco una obra clásica experimental. Era una criatura híbrida que ni siquiera
la banda entendió del todo —Gary Wright, tecladista de Spooky Tooth, llegó a
decir que el álbum "destruyó" momentáneamente al grupo. Pero con el
tiempo, ese mismo carácter inclasificable lo convirtió en objeto de culto. Hoy
es una pieza clave para entender los cruces más arriesgados entre el rock y la
experimentación electrónica. Un antecedente directo de la fusión de géneros que
vendría con el krautrock, el industrial y hasta la electrónica ambient.
Impresiones Personales: El día que
asistí a una misa electrónica
No sé cuántas veces lo habré
escuchado ya, pero lo cierto es que Ceremony: An Electronic Mass me sigue
dejando con esa mueca entre desconcierto y fascinación. No fue amor a primera
escucha, ni siquiera segunda. Al principio fue más bien una bofetada. Un golpe
sonoro que me dejó medio descolocado, como si alguien hubiera intervenido mis
auriculares y me hubiera metido en una misa negra celebrada en un planeta que
gira al revés.
La primera vez que lo escuché… lo
odié, sin más. Me pareció un adefesio sin brújula ni mapa. Un caos con
pretensiones de arte. Los efectos electrónicos me sonaban como si un
sintetizador poseído se hubiera tragado a los Spooky Tooth enteros, arruinando
esa elegancia bluesera que tanto me gustaba de ellos. Me preguntaba cómo demonios
habían pasado de un disco tan sólido como Spooky Two a esto. Me parecía casi
una traición. Y claro, los puristas —esos que ven el rock como un templo
sagrado— tenían razones para llevarse las manos a la cabeza. Pero la sorpresa
empezó a aparecer, como pasa con esas películas raras que uno no entiende, pero
no puede dejar de ver. Cada nueva sesión revelaba algo distinto: un detalle,
una intención, una grieta de belleza en medio del delirio. Empecé a notar que,
en esa combinación estrambótica de riffs y chirridos, había una idea, un
concepto que no terminaba de cuajar pero que sí quería decir algo. Era como si
estuviera presenciando un accidente en cámara lenta, pero sin poder dejar de
mirar.
Y con los años, con las arrugas que
no salen solo en la piel sino también en el alma, empecé a entender. O al menos
a aceptar. A ver el coraje detrás del desastre. Porque para hacer algo como
Ceremony hay que tener los cojones bien puestos, sabiendo que se venía una
tormenta de críticas, divisiones internas y hasta el comienzo del fin. Y aún
así lo hicieron. Y ahí está: una obra que no encaja en ninguna parte, pero que
dejó semillas en otros terrenos. Hoy lo veo con otros oídos. No lo recomiendo a
la ligera —esto no es para todos— pero sí creo que merece un lugar especial.
Porque fue parte del salto, del riesgo, del movimiento. No es un disco que abraces, es un disco que te agarra del cuello y te exige atención. No busca gustarte,busca dejarte pensando. Y eso, para mí, ya es motivo suficiente para volver a
poner la aguja y dejar que el caos haga lo suyo. Hasta más vernos.
- Gary Wright nunca estuvo de acuerdo con el proyecto, él considero que el álbum terminó con la carrera de la banda. Wright dejó la banda tras el lanzamiento del álbum.
- Have MercyLa colaboración fue una idea del sello, no de la banda: Island Records pensó que juntar a Spooky Tooth con Pierre Henry sería un experimento sonoro innovador. Spoiler: la banda no estuvo tan convencida y el resultado fue tan disruptivo que casi los desarma.
- El álbum fue grabado en capas, casi sin interactuar: Pierre Henry trabajó desde su estudio en Francia con sus cintas pregrabadas y sonidos manipulados. La banda grabó por separado. En cierto modo, nunca tocaron realmente juntos: el disco es un collage sónico montado en postproducción.
- Se usó el texto litúrgico original: La estructura del disco está basada en una misa católica real. Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus... Solo que aquí el incienso huele a ozono y las hostias son loops distorsionados.
- Pierre Henry no hablaba inglés… ni le importaba: El compositor francés se comunicaba poco con la banda, y su visión era tan autónoma que muchos sienten que usó a Spooky Tooth como una especie de instrumento humano para su liturgia de concreto sonoro.
- Fue uno de los primeros cruces entre rock y música concreta: Años antes de que el krautrock lo hiciera de forma más orgánica, Ceremony intentó esa mezcla a lo bruto, sin red de seguridad. Hoy puede verse como un precursor directo de experimentos posteriores más celebrados (y más digeribles).
02. Jubilation
03. Confession
04. Prayer
05. Offering
06. Hosanna
CODIGO: @
WOOOOW WOOOWW y más WOOOWW, vaya pedazo de álbum, es una verdadera locura. Gracias por compartir éste tipo de obras, simplemente alucinante.
ResponderBorrar...Y gracias a ti por seguirnos y enriquecer el blog con tu comentario, pronto mas obras de CULTO...Y clásicos de oro. Saludos.
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