Sperrmüll - Same
Sperrmull"s self titled debut long play and "one and done" is very cool proggy krautrock with some nice tunes. The guitar work of Helmut Krieg and the organ play of Peter Schneider are the primary instruments and they shine. This was "head music' in 1973 and with the proper buzz and headphones it is "head music" in 2013, forty years later. Good music and there are a few Peter Breuer drum solos for all you progheads.
Máquinas, Fuzz y Fantasmas Alemanes: Redescubriendo a Sperrmüll
A comienzos de los años setenta, Alemania respiraba un aire extraño: una mezcla de reconstrucción, rebeldía y electricidad estática. Las fábricas seguían vomitando vapor, los jóvenes buscaban romper con la sombra larga del pasado, y en los clubes improvisados —pequeños, sudorosos, llenos de humo y cables enredados— algo nuevo comenzaba a latir. El krautrock, ese hijo bastardo del rock anglosajón y la experimentación alemana, se estaba gestando sin pedir permiso.
En
ese paisaje, entre luces tenues y paredes que vibraban al mínimo acorde, surgió
Sperrmüll, una banda empeñada en capturar el ruido de su tiempo. Lo suyo no era
nostalgia ni tributo: era impulso puro, un grito metálico que quería abrirse
paso entre la multitud.
A pesar de su posterior culto, su historia comenzó casi en silencio. En 1970 —y de forma sorprendentemente anónima— grabaron su único álbum en el estudio de Dieter Dierks para el sello Brain, en una edición tan limitada que prácticamente nació condenada a perderse. Solo años después, reediciones como las de Second Battle permitieron desenterrar este meteorito sonoro… Y vaya meteorito. Aquí mis impresiones del álbum:
- El disco ofrece una mezcla dinámica y compleja: improvisaciones desbordadas y cargadas de fuzz, guiadas por un órgano Hammond que ruge como una máquina encantada, y guitarras llenas de riffs pesados y contagiosos. A ese torbellino eléctrico se suman arreglos de flauta con un aliento folk, casi épico, que expanden el paisaje y le dan una extraña nobleza al caos. El resultado es un trabajo sólido, aventurero, que se mueve entre el hard rock primigenio, la psicodelia más libre y la pulsión progresiva de la época. Es inevitable pensar en los primeros Deep Purple, en los pasajes oscuros de Nosferatu o en las exploraciones pastorales de Rufus Zuphall, pero Sperrmüll nunca suena derivativo. Tiene su propio pulso: ese latir áspero de banda que toca al borde del abismo, sin miedo a caerse. Escuchar este álbum hoy es como abrir una grieta hacia un pasado que ardía con ganas de reinventarse. Un disco perdido, sí, pero también necesario: un recordatorio de que, en los márgenes, donde nadie mira pero todos sienten, suelen nacer las historias que más vale la pena volver a escuchar. Porque algunas joyas no brillan a la primera. Algunas… chispean.
Una nota a la deriva de los ecos de Sperrmüll:
Dentro de aquella vasta fauna alemana, este álbum, en algún punto de mi vida, me marcó de una forma especial. Si bien la experiencia del disco es intensa y tiene algunos riscos, cumple con creces su propósito: llevarnos a un viaje pleno y placentero. Fue una sorpresa absoluta. Este pastiche sonoro es ecléctico, cósmico y lleno de matices que convierten la sesión en un recorrido encendido. Aunque su inicio es irregular, con el paso de los minutos la travesía se vuelve cada vez más interesante.
“NoFreak Out” funciona como la antesala de ese viaje, y desde ahí la música nos envuelve con su tibia manta. Es un álbum vibrante y potente. Y quizá alguien se pregunte por qué me marcó de forma tan particular: la razón es simple. En un momento clave, este disco fue un trampolín que me llevó a profundizar en la escena musical alemana y a descubrir todo lo que los músicos de la época ofrecían. Bandas de élite como Gila, Virus o Gomorrha se abrieron paso en mi camino gracias a esta joya inesperada.
Volver a este álbum es revivir la emoción de aquella primera escucha y recordar que EL CULTO sigue más vivo que nunca. Su sonido, su alma y su fuerza se mantienen frescos en cada nota. Y la prueba real llega cuando suena, a volumen 80, la pista “Rising Up”: una JOYA que ningún fan del Hard Prog o del Heavy Kraut debería pasar por alto. Hasta más vernos.
Mini-datos:
- El nombre “Sperrmüll” en alemán significa literalmente “basura para recoger” o “desperdicio voluminoso”: una fina ironía teniendo en cuenta la obra brillante que la banda dejó.
- Grabado en el estudio de Dieter Dierks (quien tiempo después produciría a los Scorpions), con un productor creditado como “Chazadü” que realmente era un alias de un mentor de la banda.
- Aunque el álbum original contenía seis temas, algunas ediciones posteriores añadieron dos pistas extra como “Have To Leave You” y “To Be Satisfied”.
- La banda se disolvió poco después de la grabación pues uno de sus tecladistas (Peter Schneider) decidió abandonar la música para continuar con sus estudios, lo que cortó de raíz la posibilidad de una gira y mayor difusión.
02. No Freak Out
03. Rising Up
04. Right Now
05. Land Of The Rocking Sun
06. Pat Casey
CODIGO: D-25
Anexo:


Belíssimo texto que traz à toma um álbum versátil, potente e revolucionário! Um som consistente e relevante até os dias de hoje!
ResponderBorrarMuchas gracias por lo de "Belíssimo texto". Que bueno que te gusto, creo que ahora puede decir "Misión cumplida" Saludos a la distancia.
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