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Taman Shud - Goolutionites and the Real People


"Velvet petals on roses grow, everything is beautiful, soft breeze, a stream that flows, gently so beautiful. All things aren't how they seem, just when you feel everything is going fine it all blows up in your face. Take me home, heaven is closed, gone to war, peace no more". So we'll stay in the garden of earthly delights with Tamam Shud.

This album has always been a bit of a mystery to me. Ultimately it's an intriguing mix of folk, jazz and blues and psychedelic rock with a bit of prog...

El Germen del Tiempo: Taman Shud y la obra que soñó el futuro

Australia, 1971. Mientras en el hemisferio norte los ecos de la psicodelia se transformaban en delirios progresivos, en el sur del mundo —lejano, caluroso, lleno de criaturas imposibles— una banda australiana se atrevía a mirar más allá del horizonte conocido. Se llamaban Taman Shud, y su segundo disco, Goolutionites and the Real People, fue un susurro cósmico que, sin hacer ruido, terminó grabado en la piedra angular del rock progresivo.

Un disco nacido entre dunas y acantilados

No es gratuito decir que este álbum huele a sal y arena. Taman Shud era una banda profundamente enraizada en la cultura surf australiana —de hecho, gran parte de su popularidad inicial vino de ponerle música a los films psicodélicos de surf de Paul Witzig—. Pero en Goolutionites, algo cambió. De la espuma del mar pasaron al vapor de las ideas. La costa se volvió más cerebral. La ola, más abstracta. El disco fue grabado en una atmósfera entre lo artesanal y lo visionario. Según cuentan testigos de la época, las sesiones en los estudios United Sound de Sídney se vivieron como rituales de invocación: tomas largas, cambios de ritmo espontáneos, arreglos que se modificaban en el acto. A ratos, la banda parecía estar más interesada en explorar estados de conciencia que en grabar un hit radial. Y eso se siente.

Progresivo sin saberlo

En 1971 el término "rock progresivo" aún estaba gestándose en las catacumbas del Reino Unido. Pero Taman Shud, sin mapas ni etiquetas, había llegado a tocar sus puertas. Goolutionites suena como una criatura primitiva del prog: hay psicodelia de corte místico, hay jazz-fusión que se desliza como serpiente entre las guitarras, y hay una evidente búsqueda por elevar el rock a un plano más conceptual, más artístico. Pero aquí viene el giro: este álbum no es un clásico impecable. De hecho, se tambalea. Tiene zonas oscuras, pasajes que no terminan de despegar, decisiones que parecen haber sido tomadas con los ojos cerrados. Y, sin embargo, eso es precisamente lo que lo vuelve fascinante. Porque Goolutionites no pretende brillar, sino abrir un surco. No quiere gustar, sino adelantarse.

Una portada que delata su ambición

El arte de tapa, diseñado por el artista Tim Gaze, es otro capítulo de esta historia. No es una imagen decorativa. Es un manifiesto visual. La psicodelia aquí se alía con lo simbólico, con lo cósmico, con una especie de mitología propia. La idea era clara: el rock podía —y debía— ser una obra total. Música, imagen, concepto, actitud. Un todo.


La historia entre líneas y El juicio del tiempo

Hay quienes dicen que parte de la inspiración del disco vino tras una caminata de la banda por los acantilados de Avalon Beach, bajo un cielo rojizo que parecía hablarles en clave. Otros afirman que el bajista Peter Barron dormía con libros de filosofía oriental bajo la almohada, y que muchas de las letras del disco nacieron de sueños lúcidos. Verdad o mito, poco importa. El resultado es un álbum que, pese a sus grietas, exhala intención. Cincuenta años después, Goolutionites and the Real People sigue siendo una rareza deliciosa. No fue un éxito comercial, ni se convirtió en tótem del género, pero tampoco desapareció. Se convirtió en obra de culto. Y como todas las obras de culto, vive en los márgenes, donde la historia se escribe con tinta invisible. Este disco es un testimonio. Es el primer rugido de una bestia que aún no sabía cómo llamarse. Es una grieta en la realidad por donde se coló el futuro. Un álbum imperfecto, sí. Pero lleno de alma. Y eso, en tiempos como estos, vale más que el oro.

 Cierre

Así que si algún día encuentras este disco en una tienda polvorienta o en la estantería de un amigo olvidadizo, no lo dejes pasar. Ponlo en la tornamesa, cierra los ojos… y escucha cómo suena el germen del tiempo. Hasta más vernos. 

Mini-datos:
  • Tamam Shud salió de las cenizas de The Sunsets, una banda que tuvo un breve periodo de vida y que lanzó varios singles decentes de garage rock antes de su transformación a TAMAN SHUD.

  • El nombre de la banda fue tomado de una frase persa que significa "el mismo final"

  • Fue una de las primeras bandas de rock ácido de Australia (a tener en cuenta que la cultura surf de Australia jugó una influencia importante en la banda). Su primer álbum, Evolution, fue lanzado en 1969 y fue aclamado como el primer álbum original de Australia.

01. The Goolutionites and the Real People / They'll Take You Down on the Lot
02. I Love You All
03. Heaven in Closed
04. A Plague
05. Stand in the Sunlight
06. Take a Walk on a Foggy Morn
07. Goolutionites Theme (Part 1 & 2)            

CODIGO: Q-11



Anexo:

Socrates - Phos 

Desde las costas de Grecia nos llega otro mensaje ancestral disfrazado de rock progresivo, esta vez eléctrico, filoso y bendecido por la mano de Vangelis. Phos es un álbum que ilumina sin sermón, que lleva el alma del hard rock hacia un clímax mediterráneo lleno de groove y sabiduría rítmica. Si Goolutionites es una odisea oceánica entre realidades, Phos es una ascensión montañosa hacia el fuego sagrado. Ambos discos revelan verdades invisibles: uno desde el fondo del mar, otro desde la cumbre del espíritu.


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