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Budgie - Same


One of the best Hard Rock/Heavy Metal debut albums in history. The Welsh Power Trio Budgie came roaring out of the gate swaggering with blood and thunder in '71. And at that time they had very little competition for their band of bludgeoning heaviness. Only The Flower Travelin Band, Sabbath themselves, and Sir Lord Baltimore were on Budgie's league for sheer heaviness. What set Budgie apart from the pack though was the thumping Bass and wonderfully unique Vocals of frontman Burke Shelly. And the fiery Guitars of Tony Bourge. And add to that the fact that Budgie are very unique in their lyrics and perspectives and you get a pretty unique masterpiece. Most of the songs here are amazing but the class of the album are the fantastic heavy jams Rape Of The Locks and The Author. Then there's the brutish Homicidal Suicidal. Five thuggish stars all day.

Budgie are ridiculous, and great. Songs are strange and have changes of tempo and atmosphere within their performances. Burke Shelley's voice is so off the wall it wins you over after a spin of two. The riffs just never stop chugging until they want the Budge want to add a little mellow to the proceedings-which they do at all the right times. Boogie metal a-go-go!

"...they aren't the world's greatest composers, they're not particularly subtle, they're not progressive (whatever you understand that to mean), they are a Rock Band, a freaking good Rock Band."
Rodger Bain

Riffs, Memorias y una Odisea: El Debut de Budgie

El debut de Budgie nos presenta un sonido profundamente marcado por las huellas de Cream, Led Zeppelin y Black Sabbath, una obra que fusiona potencia y melodía con una elegancia propia. La base rítmica, impecablemente sólida gracias a la batería y el bajo, se ve complementada por el trabajo de Tony Bourge en la guitarra, quien se desliza con maestría entre riffs que le dan al álbum un sello distintivo. A lo largo de su duración, encontramos extensos y poderosos temas de hard rock con toques progresivos, junto a breves pero bellas baladas acústicas que derrochan melodía. Este trabajo, cargado de fuerza y notablemente conectado con el progresivo, fue injustamente subestimado en su época —porque, como todo, nada es perfecto—, pero en su interior guarda una riqueza sonora que va más allá de lo esperado. Desde los riffs "musculosos", pasando por las transiciones rítmicas que recuerdan a los mejores momentos de Black Sabbath, hasta las letras de Burke Shelley que oscilan entre el romanticismo y la sensualidad, esta obra destila autenticidad y un característico sabor de los años dorados del rock. Merece ser escuchada una y otra vez, porque bien podría ocupar un lugar en el altar de los grandes clásicos de la música.

Contexto Histórico: El Primer Acto de Budgie

En 1971, el universo del rock estaba en plena transformación. El hard rock había tomado un giro más pesado, impulsado por los gigantes del género como Led Zeppelin y Black Sabbath, mientras que el progresivo estaba ganando terreno con bandas como Yes y Genesis. En este caldo de cultivo, emergió Budgie, una banda galesa que, aunque aún en sus primeros pasos, dejaría una marca indeleble en la escena musical de la época. Su debut homónimo no solo reflejaba las influencias de sus contemporáneos, sino que también tejía un camino único, con un sonido que fusionaba el hard rock más crudo con tintes progresivos y un toque proto-metal que muchos considerarían visionario. La banda, formada por Burke Shelley (bajo y voz), Tony Bourge (guitarra) y Ray Phillips (batería), se presentó con una propuesta audaz: un sonido sólido, directo y lleno de energía que de inmediato llamó la atención. Aunque el disco no fue un éxito comercial inmediato, en su interior albergaba todo lo necesario para convertirse en un clásico de culto, que con el tiempo ganaría una fiel base de seguidores y una influencia notable en bandas futuras. Budgie no era solo una mezcla de sus influencias, sino una banda en busca de su propia identidad. La potencia de sus riffs, la peculiaridad de su sonido y las letras de Shelley, que oscilaban entre lo romántico y lo oscuro, le dieron una textura única. Aunque su debut pasó algo desapercibido en un momento tan cargado de lanzamientos emblemáticos, con el paso de los años este álbum se ha convertido en una piedra angular del hard rock y el proto-metal, elogiado por su audacia y por su capacidad para presagiar lo que vendría en el futuro del rock pesado.

Impresiones personales: Riffs, Memorias y una Odisea

Volver a poner mis manos sobre este álbum fue un viaje a un rincón del tiempo que creí haber olvidado. Budgie no es uno de esos discos que me marcaron el alma, pero sí de los que se quedan en la memoria como un "hito" de esos que, aunque no lo creas, te revelan algo nuevo en cada encuentro. Lo llamo histórico, porque su descubrimiento fue casi una odisea. Estaba allí, a la espera, como esos viejos tesoros que los bucaneros bien saben encontrar y dejar a su paso. Y aunque en su momento no hizo "clic" conmigo, siempre me dejaba con la sensación de que había algo más por descubrir. Al principio, debo ser honesto, no me convenció. Tenía algo en su sonido que me echaba para atrás. Quizás era esa atmósfera ligeramente malévola que tocaba las puertas del progresivo o tal vez el tono vocal de Shelley, que me resultaba un tanto chirriante en ese entonces. Como sea, algo no terminaba de encajar. Pero la insistencia, esa necesidad de rascar un poco más allá de la superficie, me fue llevando a un lugar más cálido. Fue entonces cuando la pieza comenzó a tomar forma, cuando las "imperfecciones" que al principio me molestaban empezaron a convertirse en detalles que hacían al álbum aún más interesante. 

Hoy, lo disfruto como un viejo amigo con el que me encuentro de vez en cuando para recordar viejos tiempos. Su influencia proto-metal se ha ido acentuando con el paso de los años, y con ella, una nueva apreciación. Me cuesta definir qué es exactamente lo que me atrae, pero lo cierto es que tiene ese toque único de los 70’s: algo crudo, pero con alma. Los primeros trabajos de Budgie, con su potente aura de hard rock, me hablan de una época que ya no vuelve, pero que sigue viva en cada riff y en cada línea vocal. Ahora sé que, aunque no sea una obra maestra del progresivo, Budgie tiene su lugar, su momento y su magia. Puede que no esté entre los discos que han marcado mi vida, pero sin duda, ha dejado una huella. Así que cada vez que lo pongo en el tocadiscos, me deja una sensación de gratitud por haberlo descubierto en su momento. Porque, como todo buen disco, siempre tiene algo nuevo que ofrecer, incluso si solo lo escuchas una vez más. Hasta más vernos.

Mini-dato:
  • Se forman en 1967 en Cardiff, una ciudad de Gales. Integrado por John Burke Shelley (bajo y voz), Raymond Phillips (Batería), Tony Bourge (guitarra) y Brian Goddard (guitarra). En un principio se hacían llamar Hills Contemporary Grass y luego cambian a Six Ton Budgie. En 1968 el proyecto Six Ton Budgie no encontraba una discográfica que patrocinara su trabajo, así que Brian Goddard decide salir, convirtiendo a la banda en un trío y siendo conocidos desde ahí simplemente como Budgie.

01.Guts
02.Everything In My Heart
03.The Author
04.Nude Disintegrating Parachutist Woman
05.Rape Of The Locks
06.All Night Petrol
07.You And I
08.Homicidal Suicidal

CODIGO: @



Nota: Edición full remaster (contiene 4 bonus) del sello Noteworthy Productions – NP2 lanzado en el 2011.

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