The Crazy World of Arthur Brown - Same
A bad trip in swinging London. Except the Devil is way too "hip" to be convincing, and those go-go dancers in mini-skirts make you wonder if hell is secretly a groovy, happening place. By side two the charade is gone and you're all dancing together.
'There's only one way out - go bathe yourself in fire!'
La Ópera Psicodélica del Dios del fuego Infernal
1968 fue un año en llamas. No solo por la agitación política y social, sino porque un hombre, envuelto en fuego real, apareció en escena para gritarle al mundo que venía del mismísimo infierno. Arthur Brown no era solo un cantante; era un profeta del caos, un chamán eléctrico que con su voz y su teatralidad incendió los cimientos del rock. Su banda, The Crazy World of Arthur Brown, no se parecía a nada de lo que el público había visto o escuchado antes. En una época donde la psicodelia reinaba y las bandas exploraban nuevos horizontes sonoros, Brown llevó la experimentación un paso más allá. Su música combinaba el soul, el blues y el R&B con un órgano Hammond desbocado y una voz que parecía invocar a los dioses antiguos. Pero lo que realmente lo distinguía era su presencia escénica: con un casco en llamas, maquillaje demente y una intensidad vocal arrolladora, Arthur Brown sembró las semillas de lo que más tarde sería el rock teatral y la estética shock-rock. Sin él, nombres como Alice Cooper, Kiss o Marilyn Manson simplemente no existirían.
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Arthur Brown en pleno trance demostrando que es el Dios del Fuego infernal |
Su debut homónimo, The Crazy World of Arthur Brown, fue una obra maestra inesperada. No solo contenía el demoledor himno “Fire”, que quemó las listas de éxitos, sino que construía un universo sonoro donde la locura y la genialidad se daban la mano. Era psicodelia, pero con una energía salvaje y apocalíptica. Era rock, pero con la ambición de una ópera maldita. Era, en definitiva, un álbum destinado a trascender. Arthur Brown encarnó lo que el rock podía ser cuando se despojaba de sus ataduras y abrazaba el exceso, la teatralidad y la pura fuerza expresiva. Y así, entre llamas y gritos, se convirtió en leyenda.
Impresiones Personales: El Ritual del Fuego Psicodélico
Hoy vamos a presentar un álbum que es una verdadera delicia psicodélica, una obra que con los años se ha convertido en un disco de culto, una pieza única, "freak" y ácida en su concepción. Su sonido es una amalgama de psicodelia desbordante, atmósferas proto-progresivas y un ambiente oscuro y teatral. No cabe duda de que es un clásico de finales de los 60’s, impregnado de la locura ácida de Arthur Brown. En mi opinión, este trabajo estaba adelantado a su tiempo: su performance es sugestiva, emotiva y sumamente expresiva, con una ejecución instrumental que construye un clímax denso. La parafernalia psicodélica y la actuación de Brown lo elevan a las alturas del "shock-rock". Sin duda alguna, este es un álbum IMPERDIBLE, pues encierra todas las delicias y excesos de aquella era.
The
Crazy World of Arthur Brown es un álbum singular, una obra que roza lo grotesco
y se yergue en lo majestuoso. Su performance es bizarra, chocante y a veces
exagerada, pero de alguna manera logra transformarse en un espectáculo
admirable, una experiencia inmersiva de puro vértigo. Su sonido es incendiario,
lunático y teatral, lleno de artilugios psicodélicos y un concepto
“pseudo-progresivo” que lo dota de una identidad propia. El álbum es pura
entrega: la banda cumple su papel con precisión, generando una sensación
atrayente para el oyente. Brown, con su magia hipnótica y su fuerza
interpretativa arrolladora, convierte cada pieza en un espectáculo alucinante.
No solo su enfoque lo hace memorable, sino la cantidad de elementos que lo
componen: su eclecticismo, sus cambios de ritmo, sus arreglos semi-complejos,
sus atmósferas densas y teatrales, y su constante insinuación a la locura. Es
una obra proto-progresiva que cocina a fuego lento conceptos que madurarían en
la siguiente década. Este álbum no se queda en tierra firme: se desprende de
sus cimientos y nos lanza una dosis de locura psicodélica que, a mi parecer,
destila dulzura a raudales. El fuego arde, la música resuena y la locura danza
en espirales. Si alguna vez hubo un álbum que te invitara a entregarte sin
miedo a las llamas de la psicodelia, es este. No lo apagues… deja que el
delirio consuma la última brizna de cordura. Hasta más vernos.
- Cuenta la leyenda que en el verano de 1968, Jimi Hendrix llamó a Arthur Brown para proponerle grabar un álbum en el que él sería la voz, Vicent Crane el teclado, Mitch Mitchell el batería y con un bajista que estaba aun por determinar. Hendrix estaba diseñando su banda "Band of Gypsies". La propuesta no cuajó debido a la enfermedad mental que estaba minando a Crane.
03.Fire
04.Come and Buy
05.Time/Confusion
06.I Put a Spell on You
07.Spontaneous Apple Creation
08.Rest Cure
09.I've Got Money
10.Child of My Kingdom
CODIGO:@
Nota: Edición doble (RE-MASTER) del sello Esoteric Recordings lanzado en el 2010. Contiene 13 Bonus track.
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