Pussy - Pussy Plays
Supreme UK Psych Classic & Ultra-Rarity
This sole album is one of the very best of the British progressive psych rock ultra-rarities. It’s a perfect example of the late 60’s UK psych sound, complete with all the studio production techniques, fuzz, wah-wah and organ. ‘All Of My Life’ has a spooky arrangement with additional eerie vocal treatments – a standout. The mostly instrumental ‘Comets’ is so great and bizarre with its whacked-out voice and warbling sound effects. The wah-wah guitar work in 'The Open Ground' coupled with its pace changes in chorus proves to be another album standout.
Putting the two tightest bangers as the introduction and ending of an album is always a recipe for a good overall listening experience.
The missing link between the swinging 60s and the darker, more esoteric trips of the early 70s
Era 1969 y las bandas comenzaban a endurecerse, a "evolucionar" y las nuevas experimentaciones para el rock (en su momento) empiezan a surgir con fuerza, la psicodelia va gestionando en su vientre pequeños brotes de intelectualidad, por lo tanto se comenzara la exploración hacia nuevas tierras y se expandirá la mente hacia terrenos luminosos, las drogas serán vehículos de expansión y se tomara al frente EL ARTE como un estandarte para el rock, estamos a puertas de una gran revolución.
Pussy Plays: Un Viaje entre Espejismos y Ácidos
La primera vez que Pussy Plays llegó a mis oídos, no fue con el estruendo de un clásico de culto redescubierto, sino con el sigilo de un secreto bien guardado. El disco comenzó a girar en el plato y, de pronto, estaba en otro tiempo, en otro espacio. La bruma psicodélica del ‘69 se filtraba entre los acordes, y aquel sonido esquivo, misterioso, casi prohibido, me envolvía como un conjuro. ¿Quiénes eran estos tipos? ¿Cómo lograron un álbum tan extraño y elegante a la vez, solo para desaparecer después como un espejismo en la historia del rock británico?
Hay discos que aparecen en tu vida como una visión alucinada en medio de la niebla: extraños, fugaces, casi irreales. Pussy Plays es uno de ellos. Lo recuerdo bien: la portada me miraba con descaro desde un rincón de la pira-tienda, como si supiera que tarde o temprano caería en la trampa. Un par de segundos después, el álbum ya estaba en mis manos. “Esto tiene que ser puro LSD”, pensé, y cuando comenzó a girar el disco en el plato, no tardó en confirmarlo. Desde los primeros acordes, la psicodelia se derrama en colores líquidos y texturas etéreas. Es una obra que no oculta sus intenciones: sugiere, seduce y empuja al oyente a dar ese salto mental sin necesidad de insistir demasiado. Sin embargo, y aquí viene la advertencia: Pussy Plays no es un “artefacto explosivo” ni un manifiesto sónico de la vanguardia psicodélica. No se proyecten demasiado con esta obra, porque su performance se mueve en la línea del promedio; su propuesta no es revolucionaria ni pretende serlo. Pero, y OJO con esto, estamos ante uno de esos santos griales del rock.
Se dice que es uno de los vinilos más raros de Inglaterra, y conseguir una copia original del sello Morgan Bluetown es un reto solo para los coleccionistas más osados. Se necesitan contactos, astucia y, sobre todo, una billetera a prueba de sustos. Imaginen por un segundo tener entre las manos una de esas ediciones de época… solo pensarlo es brutal. Pero volvamos a lo importante: la música. Pussy Plays suena bien, juega con artilugios sonoros y logra ser un álbum entretenido. Se percibe la influencia de Pink Floyd, The Soft Machine y hasta de los Beatles, especialmente en piezas como "Tragedy in F Minor", "The Open Ground" o "We Built the Sun". Sin embargo, los Pussies saben moverse con soltura dentro de su propio laberinto psicodélico. No es un álbum que se pierda en imitaciones; encuentra su espacio, su voz y su encanto.
Si
bien tiene ciertas limitaciones—eso es innegable—, su propuesta es efectiva:
los ácidos están bien dosificados, la instrumentación es estratégica y los
efectos no abruman. Es un viaje cómodo, placentero, con suficiente buen rollo
para atraparte sin necesidad de forzar la puerta. Un disco que merecía su
oportunidad y que, de alguna forma, sigue flotando en el aire, como el humo de
un incienso que se resiste a disiparse. Han sido días de “Pussies”, de acordes
flotando en espirales, de incienso y de atmósferas suspendidas en el tiempo, ya
sea dentro o fuera del trabajo. A veces, eso es todo lo que se necesita. Hasta
más vernos.
- Su alineación siempre ha sido un misterio, ya que nunca revelaron su identidad. Aunque en algunas páginas especializadas se nombra a los supuestos integrantes, la formación estaba compuesto por Dek Boyce (vocal), Barry Clark (guitarras), Peter Whiteman (teclados), Jez Turner (bajo) y Steve Townsend (batería).
- El proyecto se conocía anteriormente como "Fortes Mentum" y lanzaron algunos sencillos pop psicodélicos bastantes ñoños, pero no se conoce ningún álbum de esta encarnación. El nombre de Beckerman aparece como compositor de varios lanzamientos del sello Morgan BlueTown (se supone que la banda eran principalmente músicos de sesión, ya que no se nombran en la portada del álbum)
01.Come Back June
02.All Of My Life
03.We Built The Sun
04. Comets
05. Tragedy In F Minor
06. The Open Ground
07. Everybody's Song
08. G.E.A.B.
CODIGO: C-1
Nota: Para apreciar mejor el arte
de la portada click en la imagen.
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