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Tucky Buzzard - Coming On Again

Strange album, this...it starts as a run-of-the-mill heavy commercial rock, then a classical Spanish guitar and the Orchestra of Madrid make an appearance. Unexpected, the band clearly had an ambition to play more sophisticated music than a plain hard rock. The whole album is a mixture of both - simple rock and a more progressive style. Unfortunately, the lyrics are rather simple and the melodies are not that special. Not bad but hardly memorable.

Entre el Riffs y el Hechizo: Coming On Again

En algún rincón oscuro de los años setenta, donde los vinilos circulaban como reliquias y los pósters en las paredes parecían mapas de universos paralelos, hubo un ruido particular que no nació para la radio ni para los rankings. Era un sonido macizo, con olor a sótano y a cerveza tibia, pero también cargado de esa electricidad mental que parecía abrir portales invisibles en la cabeza. Coming On Again de Tucky Buzzard es uno de esos discos que no se dejan atrapar con facilidad: suena como si un tren cargado de blues pesado hubiera descarrilado en medio de una feria psicodélica.

Imagina luces estroboscópicas de colores oxidados atravesando la neblina del humo, guitarras que rugen como fieras encerradas, bajos que se arrastran como serpientes viscosas, y voces que parecen invocar a un espíritu que no sabe si quiere bendecirte o maldecirte. Todo en este álbum transpira una vibra de callejón: no es el lujo de las estrellas de portada, sino la mugre, el sudor y la aspereza de un grupo que se deja la piel en cada riff. Es un viaje lisérgico, pero de asfalto rajado y botas pesadas, como si los dioses del rock hubieran decidido tomar un ácido y al mismo tiempo golpear el piso con un martillo. Este disco no pretende ser amable: es directo, sin filtros y sin piedad, pero tiene esa cualidad secreta de los álbumes malditos que parecen contener dentro de sí un mapa oculto, un conjuro, un guiño para los que buscan más allá de lo evidente. Coming On Again es, en pocas palabras, la postal perdida de una época que se debatía entre el riff de acero y la nube psicodélica.

Impresiones Personales: La Suite que Rugía con Smoking

Segundo álbum de Tucky Buzzard, y vaya que aquí se nota la evolución de la banda. Coming On Again no es solo un disco: es casi un tótem ceremonial levantado en nombre del progresismo. Los Buzzard se sumergen en aguas más ambiciosas y nos entregan una obra elegante, aunque irregular, un viaje que a veces tropieza pero nunca deja de tener ese brillo de época. La propuesta se mueve entre lo orquestado, lo épico y lo formal, con momentos que rozan la vanguardia y otros que aún conservan el sabor primitivo, cercano al primer Uriah Heep. Hay fantasía en los arreglos, cambios de tiempo inesperados y ese coqueteo con la vena ART que tanto excitaba a las bandas del momento. Ejemplos claros: la épica “Coming On Again (Part 1)” o elegante “You’re All Alone”, piezas que resumen la visión de lo que la banda buscaba en este álbum.

Mis impresiones son irregulares. Por un lado, el disco transmite una vibra positiva y esa búsqueda de trascender lo convencional. Por el otro, no logra consolidarse como un manifiesto poderoso en su totalidad: los momentos estilizados brillan, pero los más convencionales pierden fuerza y caen en cierta languidez. Escuchado con atención, el álbum se convierte en un péndulo entre el éxtasis progresivo y un letargo pasajero.

En conclusión, no lo siento como un álbum plenamente progresivo, sino más bien como una manifestación prog related. Este pastiche sonoro es un puente entre lo terrenal y lo ambicioso, un intento temprano de abrir la puerta al lado más ART. ¿Su valor? Precisamente ese: un testimonio del proceso, una entidad del early prog que merece una oportunidad por su deseo de explorar y por haber marcado un momento singular en la carrera de la banda. Hasta más vernos.

Mini-datos:

  • Olvídate de lo que dicen los libros gordos del rock: Coming On Again fue probablemente el primer rugido real de Tucky Buzzard. Grabado en Madrid a fines del 70, todavía con Paul Francis antes de volarse a Fuzzy Duck, y sacado por Hispavox en el 71. Hay hasta cuerdas de la Filarmónica de Madrid metidas en la mezcla, sobre todo en esa suite de 14 minutos que parece un monstruo psicodélico con smoking. Pesado, cambiante, lleno de giros y melodías que te agarran por la solapa. Para muchos —y me sumo— este es el mejor disco que la banda dejó: un cóctel raro de hard rock, pop y arreglos orquestales que por momentos huelen a Deep Purple o Zeppelin, pero con esa marca inconfundible de Tucky Buzzard.

  • Un viaje sin Bill Wyman al timón: A diferencia de otros álbumes del combo, Coming On Again fue el único trabajo sin la producción de Bill Wyman, bajista de los Rolling Stones. Esto abrió un pequeño hueco de libertad creativa y le dio una flexibilidad que no tendrían sus discos posteriores.

  • El origen barcelonés del nuevo batería: Durante la grabación de su debut, el baterista Paul Francis abandona el barco y es reemplazado por Chris Johnson, “un musculoso golpeador” que Wyman conoció durante su estancia en España. Un curioso cruce ibérico en el corazón del hard rock británico.

01.Coming On Again
02. You're All Alone       
03.You Never Will          
04. Free Ticket 
05Lady Fair

CODIGO: @




Anexo: 

Tucky Buzzard - Same 

Si Coming On Again era la marea espesa y reflexiva, Same muestra el ADN primitivo de la banda en su forma más directa: riffs de piedra caliza, una actitud que aún respiraba el polvo del garaje, y un instinto por el hard rock que empezaba a templarse con blues y psicodelia. Aquí late el corazón inicial que, un año después, se expandiría en la densidad y ambición sonora de Coming On Again.

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