Manu Dibango - African Voodoo
Ritual Sonoro en 33RPM
African Voodoo: Puente Sonoro Entre Tres Mundos
París, 1972. El humo del Gauloises se enrosca en el aire de un estudio de grabación mientras los tambores comienzan a hablar en lenguas antiguas. En ese espacio suspendido entre la modernidad de la ciudad y el eco ancestral de África, Manu Dibango prepara su próximo conjuro. No es un disco pensado para las masas ni un sencillo para la radio: es African Voodoo, un álbum concebido como música de biblioteca, destinado a películas imaginarias y documentales que quizá nunca se filmarían. Y sin embargo, su impacto trasciende su propósito original: lo que Dibango grabó esa tarde en París fue una cápsula de tiempo, un manifiesto rítmico que captura la efervescencia de una diáspora musical en plena ebullición.
Manu Dibango, saxofonista camerunés formado en la tradición del jazz europeo y el soul estadounidense, es mucho más que el hombre detrás de Soul Makossa. Su genio consistió en tender puentes donde nadie los veía: unir la síncopa africana con el groove urbano, mezclar el aliento de la selva con el pulso de las calles parisinas, añadir un toque de percusión latina para dar cuerpo a un sonido que parecía surgir de todas partes y de ninguna a la vez. Con African Voodoo, Dibango tomó las herramientas del funk y del jazz y las puso al servicio de un trance colectivo. El resultado es un disco que parece estar vivo, que respira y te arrastra, canción tras canción, a un territorio en el que el ritual y el baile se confunden.Lo extraordinario de este álbum es que, a pesar de haber sido concebido para un uso utilitario –como música de fondo para proyectos audiovisuales–, terminó adquiriendo vida propia. Décadas más tarde, cuando los cazadores de vinilos de rare groove y los DJs de hip hop lo redescubrieron, African Voodoo se convirtió en objeto de culto: una obra donde cada línea de bajo, cada redoble de percusión y cada estallido de saxofón parecían hechos para ser sampleados, para ser recontextualizados en nuevas liturgias sonoras.
Hoy, escucharlo es viajar a un punto de encuentro único en la historia de la música: un lugar donde África, América Latina y el funk estadounidense se dan la mano bajo el cielo gris de París. African Voodoo no solo es un álbum: es un portal. Un recordatorio de que, en los setenta, la fusión no era una estrategia de mercado, sino una búsqueda espiritual y estética. Y en esa búsqueda, Manu Dibango fue un verdadero chamán.
Impresiones Personales: La Ceremonia de Manu Dibango
Desde la primera aguja que rozó el vinilo, African Voodoo me atrapó. No fue solo el groove —fue la atmósfera, el hechizo de esa fusión exquisita que te envuelve sin pedir permiso. Este no es un simple álbum de fondo: es un viaje, y cada pista es un nuevo paisaje sonoro que se abre como un libro secreto frente al oyente. Lo que Manu Dibango logra aquí es pura alquimia: Latin Jazz en su punto más sabroso, elementos afros que laten como un corazón tribal, grooves ardientes que invitan al movimiento y una pizca de funk y soul que lo barnizan todo con brillo setentero. Nada sobra, nada falta; es música medida con bisturí, pero que suena libre, casi salvaje. Esa chispa nuyorican que en los 70 incendiaba las pistas de baile en Nueva York está aquí, pero con el toque cosmopolita de París y el alma profunda de Camerún. Escuchar “Ba-Kuba” o “Groovy Flute” es como abrir una ventana a la visión de Dibango: temas que no son simples canciones, sino manifiestos rítmicos. Este disco no es una colección de tracks, es una ceremonia donde se celebra el trance del ritmo, el desenfreno del groove y ese espíritu callejero, pero sofisticado, que definió a toda una era en la que la música se dedicó a derribar fronteras.
Para mí, es un álbum para escucharlo sin prisa, preferiblemente de noche, con un buen ron rubio en la mano y la mente lista para viajar. African Voodoo es la clase de obra que te recuerda que las raíces pueden ser punto de partida para crear algo nuevo, inesperado y vibrante. Si esto no te hace mover la cabeza, revisa el pulso.
Así que ya sabes: ponle play, sube el volumen y deja que el groove te posea. African Voodoo no es para escuchar sentado con cara seria; es para soltar el cuerpo, mover los hombros y brindar por el puro placer de estar vivo. Este es un disco para la gente que entiende que el funk y la salsa no son solo música, sino una manera de mirar el mundo. Si alguna vez te preguntaste cómo suena una fiesta donde África, Nueva York y París se juntan en la misma pista, la respuesta está aquí, girando en 33 rpm. African Voodoo es rito, trance y puente entre mundos. Y eso, créeme, no pasa todos los días.
Mini-datos:
- Estas grabaciones se realizaron en 1971 en los estudios Pathé-Marconi (Boulogne-Billancourt) como música de ilustración profesional destinada al cine, la televisión y la publicidad. Este álbum es un maravilloso regreso al futuro y debería satisfacer las ansias de todo amante del Afro-Soul.
- No fue hecho para vender originalmente: Este álbum no nació con la intención de estar en discos de colección o en la radio. Las pistas fueron grabadas en 1971 en los estudios Pathé-Marconi, Boulogne-Billancourt, con un propósito utilitario: ilustraciones sonoras para cine, televisión y publicidad. Así que, antes de convertirse en joya para DJs, crate-diggers y amantes del rare groove, era música al servicio de imágenes.
- Sesiones libres, imaginación al poderLas sesiones de grabación fueron bastante espontáneas. Se dice que los músicos entraban al estudio sin una idea demasiado fija de qué iban a tocar, solo con el deseo de explorar (“abrir su imaginación”). Manu Dibango les daba libertad creativa para probar ritmos, mezclas y fusiones.
- Banda de lujo de la escena afrojazz/funk francesa: No era Manu solo en la selva sonora: lo acompañaba lo mejor de la escena francesa de soul/afro en su momento. Algunos nombres: Yvan Julien en trompeta, Slim Pezin en guitarra, Jacques Bolognesi en trombón, Lucien Dobat en batería, Emile Boza en percusión, Manfred en bajo, además de Dibango haciendo marimba, vibráfono, órgano y saxofón. Esa mezcla de músicos aporta variedad de color, de influencias, de estilo, lo que ayuda a que African Voodoo no suene a un álbum monolítico sino a un caleidoscopio rítmico.
- Pistas con destinos insólitos / historia de spots publicitarios: Se dice que “Groovy Flute”, la pista de apertura, fue usada originalmente para una publicidad de una “pollería” (sí, pollería) antes de que el disco tomara vida propia. Otro punto: muchas de esas composiciones, aun siendo tan potentes, estaban destinadas a servir como ambientación —como paisaje sonoro— lo que hace aún más impresionante que cada tema tenga personalidad, presencia, groove y que años después se acepte como obra de culto por sí misma.
- Reedición “olvidada” hasta 2019: Aunque African Voodoo se grabó en 1971 y algunos de los tracks habían sido editados de forma limitada en público, la obra completa no había sido comercializada como álbum desde 1981 hasta que Hot Casa la reeditó en 2019.
01.Groovy Flute
02.Soul Saxes
Meeting
03.African Pop
Session
04.Walking To Waza
05.Out Of Score
06.Ba-Kuba
07.Zoom 2000
08.Aphrodite Shake
09.Wilderness
10.Jungle Riders
11.Iron Wood
12.Coconut
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