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Gravestone - Doomsday



Sounds like mis-70-s doomy-kraut-rock. Good heavy and sinister album. I will recomment it for real proto-doom fans and fans of classic krautrock - both will be satisfied well. Not the masterpiece after all but definitely good.

La profecía del hard germano que rugió desde el subsuelo

Antes de que el metal alemán se vistiera de cuero reluciente, hubo una camada de soñadores que golpeaban amplis prestados en sótanos húmedos, tratando de invocar algo más grande que ellos. Gravestone fue uno de esos nombres malditos.

Todo empezó en 1975, cuando Rudi Dorner y Mike Schmidt se juntaron bajo el nombre Heizkörper. Luego apareció Berti Majdan, un tipo con voz y agallas, y la banda mutó a Oregon. Pero en el ‘77, con Wolfgang Rittner y Andy Müller sumándose a la locura, decidieron adoptar un nombre más oscuro: Gravestone. Su historia fue la de tantos grupos del subsuelo: discos ignorados, bares llenos de humo y una crítica dormida. Pero ahí, en 1979, dejaron su primer epitafio sónico: Doomsday. Un álbum crudo, lleno de energía primitiva, riffs  filudos y esa sensación de fin del mundo que solo el hard rock germano podía tener antes de que llegaran los reflectores. Ellos no sabían que estaban abriendo un camino. Pero así funciona el culto: los que caen primero son los que dejan las huellas más profundas.

El día que el fin del mundo sonó en Illertissen

En febrero de 1979, en un estudio recién montado en Illertissen (Baviera), Gravestone entró a grabar su primera “descarga”. Según los archivos de la banda, Doomsday nació en un parpadeo: un registro urgente, casi improvisado, hecho para capturar algo que ni ellos sabían definir. No había lujos: solo cables que chisporroteaban, platos que temblaban y guitarras que parecían tocar desde otro universo.

Si había teclados, se perdían tras el estruendo; lo que brillaba eran los riffs crudos, las voces que rasgaban el aire, la batería que marcaba el pulso como un metrónomo a punto de estallar.Lo curioso es que Gravestone había nacido como una banda de hard prog/krautrock, pero con Doomsday dieron un giro. La transición está documentada: aunque venían del progresivo, la fuerza bruta del heavy empezó a colarse con naturalidad.

Años después, la banda mutaría definitivamente hacia el heavy metal alemán, entregando discos de potencia monumental que los llevarían a una dimensión aun más fantástica.

Impresiones personales: Riffs, niebla y electricidad

Un álbum con un sonido peculiar. Aunque la banda se formó a mediados de los setenta, suena como si hubiera nacido al inicio de la década. Doomsday es oscuro, melancólico, con una atmósfera densa que te envuelve desde la primera nota. El punto fuerte está en las guitarras: afiladas, expresivas, con alma. En los temas instrumentales la banda muestra su verdadera esencia.

Los “altivos riffs”, acompañados por acordes profundos y una batería que estalla en los momentos justos, hacen de esta obra una experiencia magnética dentro de las visiones más sombrías del krautrock. Sin duda, Doomsday huele a krautrock. Su desempeño se inclina hacia sonoridades cercanas al early metal, alcanzando por momentos atmósferas proto-doom —aunque quizá exagero con la etiqueta—. El álbum se mantiene firme, sin romper del todo sus márgenes: marcado, pero no innovador. Aun así, se erige bajo una bruma espesa, un aire oscuro y melancólico que lo hace sugestivo, incluso hipnótico.

Es un disco que no pasa desapercibido. Por un lado, muestra una faceta ácida y pesada, curtida en riffs corrosivos y resonancias psicodélicas; por otro, un costado más melódico y sentimental, con esas entonaciones pastosas que rozan lo dramático. Puede que no logre consolidar un concepto definitivo, pero al final deja un clímax intenso, como si tras la tormenta quedara flotando una chispa eléctrica en el aire.

Nada se pierde aquí. Para mí, Doomsday es un álbum de visión sombría, construido sobre una fórmula vieja pero expresada con espíritu nuevo —la vieja receta en tiempos modernos—. Reviven conceptos añejos con la misma tecnología (y el mismo fuego) de aquel entonces. Si tuviera que describir su sonido, diría que es una fusión entre el Free Electric Sound de Gila y el. Flying de UFO. Pero eso es solo una opinión personal. Y ya sabes cómo es esto: los debates entre coleccionistas del ruido nunca terminan. Hasta más vernos.

Conclusión: El legado de los primeros caídos

En su momento, Doomsday no hizo ruido en las listas. No fue un éxito de prensa, sino un secreto del subsuelo. Según registros, Gravestone lanzó este álbum antes de cambiar de sello y evolucionar hacia un sonido más contundente. Pero lo importante no es si Doomsday tuvo impacto inmediato, sino su huella con el paso de los años. Porque los discos de culto son así: no aparecen en los rankings, sino en los estantes polvorientos de quienes saben escuchar. Gravestone pertenece a ese capítulo del rock alemán que eligió la sombra antes que el reflector. Bajaron a los sótanos, enchufaron sus amplis y dejaron una advertencia grabada en vinilo: el fin del mundo ya había empezado… y sonaba glorioso.

Mini-datos:

  • Grabado en un suspiro: La banda entró al estudio en febrero de 1979 en el AVC Studio en Illertissen (Baviera) para registrar Doomsday. Lo curioso: el álbum fue concebido casi “al vuelo”, como si la urgencia del momento prendiera la chispa justo cuando los cables aún estaban calientes.

  • Solo dos canciones con letra: Aunque el álbum consta de siete temas, solo dos tienen letra; el resto son instrumentales. Esto refuerza tu punto de que la “verdadera esencia” se muestra en los pasajes instrumentales: riffs, atmósfera, ese espacio donde la voz se retira y la música se impone.

  • Muy pocas copias desde el inicio: Según algunos registros, la tirada inicial de Doomsday era tan pequeña que ni la banda sabía exactamente cuántas unidades se habían presionado. Eso la convierte en una pieza verdaderamente de culto: poco distribuida, difícil de encontrar, perfecta para tu tienda de joyitas de culto.

  • Cambio de nombre y metamorfosis: Después de esta era —y tras su segundo álbum “War” en 1980— la banda se endurece y para el 84 mutaria en puro Heavy Metal lanzando Victim of Chains. Así que Doomsday está en ese limbo: ni totalmente prog, ni plenamente heavy metal clase A, sino un experimento crudo que anticipó lo que vendría.

  • Bonus track “oculta” en algunas reediciones: En la versión CD lanzada en 2004 por Garden of Delights (Alemania) aparece como pista adicional un tema llamado “Flying”, que es una versión del grupo UFO. Esto confirma tu intuición de que el disco fue puente entre kraut/rock progresivo y hard/heavy emergente, ya que agregan un cover de influencia directa.

01. Doomsday
02. Life in the Coffin
03. Hope
04. On the Run 5. Stone Age
06. Corinne
07. Summer '78

CODIGO:  @



Anexo:

German Oak – Same 

Un desvío raro, casi prohibido, hacia otra clase de oscuridad. Mientras Gravestone levantaba su Doomsday desde el subsuelo hard rock, German Oak ya había encendido otra fogata más cruda, más psicótica, más espectral. Su único álbum –grabado en un búnker, con la humedad filtrándose en las paredes como un fantasma viejo– está hecho de niebla eléctrica, eco de guerra y un krautrock tan áspero que parece tallado con cuchillos sin filo. No va por la misma carretera que Gravestone… pero sí por la misma noche. Y ahí, entre riffs cavernosos y percusiones que suenan a pasos en túneles vacíos, descubres que ambos discos comparten espíritu: la voluntad de mirar a la sombra sin pestañear.



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