The Open Mind - Same
The Open Mind: Psicodelia y Furia en la Encrucijada de los 60
A finales de los años 60, la música británica era un hervidero de experimentación. Mientras el pop dejaba de ser inocente y el blues eléctrico se endurecía, en los márgenes se gestaba algo nuevo: una intersección entre la psicodelia, el garage y las primeras pinceladas de lo que luego se llamaría hard rock. En este torbellino de sonidos emergió The Open Mind, una banda que, aunque no alcanzó el reconocimiento de gigantes como The Beatles, The Who o Cream, dejó una huella imborrable en los rincones más lisérgicos y oscuros del rock de culto.
La banda, nacida en Londres y originalmente llamada The Apaches, navegó las turbulentas aguas del underground psicodélico, absorbiendo influencias de la explosión ácida británica y el vigor del garage americano. Para 1969, lanzaron su único álbum homónimo, un trabajo que encapsula con precisión la transición entre la psicodelia colorida y los primeros destellos de un sonido más denso y pesado. En un momento en que Pink Floyd expandía la mente y Led Zeppelin endurecía el blues, The Open Mind llevaba el garage rock a un nuevo nivel, fusionando melodías pop ácidas con guitarras distorsionadas y una actitud proto-progresiva que anticipaba la evolución del rock de los 70.
Impresiones personales: Una banda con más que actitud
- El álbum The Open Mind se erige como una obra llena de matices. No es un disco crudo ni excesivamente agresivo, pero sí posee un vigor instrumental que lo separa de otros trabajos de la época. Sus canciones están cargadas de riffs marcados, atmósferas hipnóticas y una energía contagiosa que recuerda tanto a Cream como a los primeros The Who. Es un puente entre la psicodelia y el hard rock, un álbum que demuestra que la evolución del sonido rockero estaba en marcha. Lo que hace especial a The Open Mind es su capacidad para jugar con los límites del género sin perder identidad. Su música, aunque impregnada de los elementos clásicos de la psicodelia británica, tiene una estructura más firme, casi premonitoria de lo que vendría con el proto-metal y el progresivo temprano. Es una banda que, sin ser la más innovadora de su tiempo, supo encontrar un equilibrio entre el delirio psicodélico y la contundencia del rock en su estado más primitivo.
Conclusión: Un culto que trascendió el olvido
- A pesar de que el álbum no tuvo gran repercusión en su momento—eclipsado por la vorágine de lanzamientos icónicos de finales de los 60—con el tiempo ha adquirido el estatus de joya oculta dentro del circuito de coleccionistas y melómanos de culto. The Open Mind no dominó las listas ni llenó estadios, pero su legado sigue vivo en aquellos que buscan la esencia más pura de la transición psicodélica. Hoy, su único álbum es un testimonio de una época en la que la experimentación era la norma y el riesgo una virtud. Escuchar The Open Mind es viajar a un momento en el que el rock aún no conocía límites, donde cada riff era una exploración y cada canción una puerta a lo desconocido. Si eres amante de la psicodelia, el garage, las guitarras pujantes y los ritmos potentes, esta es una obra que merece un espacio en tu colección. No es solo un álbum: es un fragmento de historia atrapado en vinilo. Hasta más vernos.
Mini-datos:
- La leyenda del micrófono dorado: Se dice que la banda compró un micrófono dorado—similar al que usaba Frank Sinatra—para John Gee, el legendario manager del Marquee Club, como una especie de regalo especial antes de su presentación. Gee estaba en la gloria con su nuevo tesoro, pero cuando llegó el momento de presentar a The Open Mind, el micrófono no funcionó. Resultado: un desastre total.
- De Mods a psicodélicos: The Open Mind comenzó su trayectoria en los 60’s como una banda mod bajo el nombre de The Drag Set. No fue sino hasta finales de la década que lograron dar un salto significativo en su sonido y lanzaron su único álbum, The Open Mind, una obra que con los años se ha consolidado como uno de los mejores discos de rock psicodélico de la historia.
- Un productor con historia: The Open Mind fue producido por Fritz Fryer, exintegrante del grupo beat británico Four Pennies. Fryer más tarde trabajaría con bandas como Steamhammer, Prelude y hasta con Motörhead.
Un gran disco, si señor, que hace tiempo que no escucho. Compré la reedición en vinilo que hicieron en ACME a primeros de este siglo. Una banda de culto, como bien dices, en la que estuvo cerca de entrar Jon Anderson. Siempre que me hablan de ella pienso en el maravilloso "Magic Potion".
ResponderBorrarSaludos,
JdG
Saludos. Caray no me imagino a Anderson con los Open Mind, pero hubiera sido algo que magico, quizas hasta "pop barroco" siempre lo he dicho, es un musica con pasta, aunque no me gusta mucho lo que hizo con Yes, igual, es cosa curiosa que no atrapa tanto Yes, salvo 3 albumes. En fin, gracias por comentar y a darle lustre a ese vinilo que ese album es para darle de cabo a rabo. Buenas vibras.
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