TRANSLATE

Gomorrha - Trauma



Awesome album, but i was expected something more like Birth Control, Night Sun or Lucifer's Friend, based on most of the reviews, but this was turned to be something more like an Iron Butterfly influenced heavy psych album with all the krautrock paraphernalia, and i really like this kind of stuff.

Excellent hard krautrock from 1971, the best year for music ever. Good mystical dual lead guitar and trance like music throughout this long play. If that special early 70's psych music turns you on you will love this.

…To fully enjoy this music you should probably change your altitude and wear headphones. Another reason god gave us cannabis.

Orgasmo. Punto culminante del éxtasis físico, mental y cósmico que se alcanza —sin necesidad de compañía, lubricantes ni astrología— tras 40 minutos sumergido en el debut redentor de Gomorrha, ese engendro germánico que no vino a pedir permiso, sino a implosionar tus expectativas auditivas. Y después... bueno, después queda una calma tibia, un cariño auditivo, una sonrisa boba. Una sensación parecida a querer fumar un cigarro aunque nunca hayas tocado uno.

La Ópera Negra del Hombre que No Volvió de Saturno

Hay discos que se deslizan en los oídos como una caricia furtiva. Otros que entran como una patada en la sien. Trauma, el segundo disco de los alemanes Gomorrha, no hace ni lo uno ni lo otro. Este llega, te mira con ojos dilatados, te invita a pasar, te sirve algo turbio en un vaso limpio, y luego se transforma lentamente en un ritual sonoro que termina con vos tirado en el suelo, con la camisa abierta y los pensamientos orbitando Saturno.

A ver: ¿cómo se explica un disco que suena como si Can se hubiera cruzado con Black Sabbath en una cabaña llena de incienso y cintas de Tarkovsky? Fácil. No se explica. Se siente. Trauma no es un álbum para escuchar mientras lavás los platos. Esto es material para sesiones: oscuras, densas, prolongadas. Esto es krautrock, sí, pero con más veneno. Más filo. Menos academicismo y más callejón.

Gomorrha, banda que mutó del beat de garaje a la experimentación cósmica, entrega aquí una obra que no busca complacer ni adornar. No hay flautitas pastorales ni melodías hippies. Lo que hay es una fusión decadente y gloriosa entre rock ácido, blues embrujado, jazz demente y una psicodelia tan sucia que parece salida de una pesadilla grabada en cinta. La pista que da nombre al disco es un viaje en sí misma: trece minutos que comienzan en la penumbra y terminan en un estallido lisérgico de voces, delays y órganos posesos. Por momentos recuerda a Hawkwind, por momentos a Van der Graaf, pero con un sabor único, como si estuviera fermentado en sótanos alemanes a tres de la mañana, con el pulso marcado por Conny Plank —sí, ese Conny Plank— en sus años de alquimista subterráneo. La voz de Peter Otten no canta: predica, delira, acusa, seduce. Los riffs son secos, herrumbrosos, pero con precisión quirúrgica. El bajo gruñe. La batería no acompaña: empuja. Y el órgano... oh, el órgano. Ese Hammond debería estar catalogado como arma psicotrópica.

Trauma es un disco desquiciado pero nunca incoherente. Todo parece al borde del colapso, pero milagrosamente se sostiene. Como un acróbata en ácido. Como un poema escrito durante una tormenta eléctrica.

Cierre para los iniciados:

Hay discos que se entienden. Y hay discos como Trauma, que se sienten con el estómago, con el plexo, con las tripas. Si lo tuyo es el krautrock más cerebral y pulido, probablemente este álbum te parezca una aberración. Pero si buscás algo más animal, más directo, más intoxicante... este disco es tu carta astral. Hasta más vernos. 

En el universo del Hombre Polilla, Trauma es un aullido necesario. Un orgasmo sónico, sí, pero con resaca espiritual. Una joya para los que aún creen que la música puede desarmarte y volverte a armar con piezas distintas. Escúchalo. O piérdete. 

Mini-datos: 

  • El disco es una regrabación del debut (de 1970), pero ahora con letras en inglés, producción más afilada y un giro total hacia el progresivo sombrío.

  • Grabado en sesiones nocturnas, de contrabando sónico, con ayuda del joven Conny Plank.

  • Gomorrha optó por abandonar las letras en alemán porque el público simplemente no estaba listo para tanta verdad nacional cantada sin subtítulos.

  • El resultado: un disco que no solo sobrevivió al tiempo, sino que parece diseñarse para él. Un ente que muta con cada escucha.


CODIGO: B-42




Nota: Para apreciar la portada despegable click en el enlace. Gracias.

Anexo: 

Pacific Sound: Forget Your Dream!

En otro rincón del mapa europeo, a kilómetros sónicos de Gomorrha pero en la misma galaxia psicodélica, cuatro suizos abrieron las compuertas del subconsciente con un único disco tan efímero como inolvidable. Forget Your Dream! (1972) de Pacific Sound no grita, pero hipnotiza; no arremete, pero hechiza. Órgano Hammond flotando como incienso en la habitación, guitarras que lloran dulcemente y una melancolía narcótica que se instala en la piel como la resaca de un sueño que no querés soltar. Si Trauma es un grito eléctrico desde las entrañas, Forget Your Dream! es el eco cósmico de un sueño que no quiere ser olvidado. Ambos discos, fragmentos de un culto que no busca seguidores... pero los encuentra.



Comentarios

  1. muchos clases de ritmos y sonidos bien conjuntados !!!

    ResponderBorrar
  2. Saludos. Y eso que el primer a pesar que tenia un buena dosis de lisegia no convencio a la banda, por eso la re-editaron en 1970. Esa fue la definitiva.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Muchas Gracias por enriquecer el Blog con tu comentario. Saludos.