McDonald & Sherby – Catharsis
¡CATHARSIS! o el día que el fuzz y el ácido se chocaron en el pasillo
del sótano
McDonald & Sherby: Un Dogma
del Culto Subterráneo
Grabado sin contrato, tocado con el alma, escuchado por los iniciados
Buscando datos para esta reseña me topé con algunos comentarios que —lo admito— me cabrearon. Ya saben, de esos “críticos” que descalifican un álbum entero solo por la portada. Que si es plana, que si es sosa, que si parece una tapa de cuaderno de primaria… ¡Vamos, señores! ¿Desde cuándo se mide la temperatura de un vinilo por su carátula? ¿Acaso el ácido se evalúa por su envoltorio? El culto no entra por los ojos, se mete por los oídos y te explota entre las ideas.
Porque vamos al grano: Catharsis, el único disco del dúo McDonald & Sherby, no será perfecto, pero sí es un disparo extraño en medio del bosque. Y eso ya lo convierte en algo más valioso que un millón de discos inofensivos con portadas bonitas y sonido olvidable. Aquí no hay corrección. Aquí hay riesgo.
Este álbum tiene personalidad. Y con eso ya camina con paso propio.
Es cierto: no es una obra pulida, ni redonda, ni equilibrada. A veces se tambalea, a veces parece que no sabe a dónde va. Pero cuando encuentra el canal, se vuelve un viaje eléctrico en clave cósmica, donde la psicodelia, el blues y los artilugios electrónicos primitivos se entrelazan como cables pelados que chispean sobre un charco de ácido.
Las guitarras cortan con filo, los órganos flotan como neblina densa, y el ritmo, aunque irregular, genera un swing hipnótico en varios pasajes. Hay momentos donde sentís que estás escuchando un ensayo con espíritu de invocación más que una sesión de estudio. Y eso, lejos de ser un defecto, es parte del embrujo. Suena como si el dúo estuviera construyendo algo grande con materiales improvisados, como si tuvieran un mapa trazado con fuego pero les faltaran las herramientas para tallarlo todo. Y sí, también lo digo: este disco pudo haber sido más. Tiene límites, tiene ideas que no terminan de explotar, tiene tramos que parecen bosquejos. Pero eso no lo hace burdo. Lo hace humano. Lo hace real. Catharsis no es un álbum para el aplauso fácil: es una obra que se filtra con la escucha profunda, con la paciencia de quien quiere descubrir tesoros en la penumbra.
Muchos lo llaman obra de culto. Yo lo entiendo. Aunque para mi gusto no llega a la cima del Olimpo lisérgico, sí merece su pedestal en esa galería de vinilos que no suplicaron ser entendidos, pero que siguen generando chispas entre los que buscamos más que perfección: buscamos alma. Esta joya enloquecida firmada por McDonald & Sherby no necesita venderte estética. Lo suyo es sonar a sótano iluminado por flashes mentales, a jams con olor a incienso barato y a una guitarra que no te acaricia: te agarra del cuello y te sacude.
En resumen: una rareza bendita.
Desordenada, fallida, poderosa, sincera.
Y con un par de temas que son una pasada total.
Catharsis no es un monumento.
Es una piedra con musgo lanzada desde un risco al mar del culto.
A veces golpea justo donde debe.
Y a veces no…Pero qué importa.
Hay discos que merecen
ser redescubiertos solo por las chispas que dejan, no por la hoguera que arman….
Y este chispea
como un cable pelado en una noche de tormenta. Obra recomendada, con los ojos
bien abiertos… y el delay listo. Hasta más vernos.
- según la historia el disco fue grabado en el 68 (ahí lo de adelantado a su tiempo) en el conocido Sound 80 (Studio de Minneapolis) y reeditado con otra portada en el 74. Pero en el 95 el sello Rockadelic Records lo re-edita en formato vinilo (acetato) con una portada que le hace justicia.
- Un disco sin discográfica (al menos al principio): Catharsis fue originalmente grabado sin contrato discográfico. McDonald & Sherby lo prensaron en una edición ultra limitada en su propio sello independiente a comienzos de los 70, convirtiéndolo en uno de esos vinilos fantasmas que circulaban de mano en mano, entre sótanos y tiendas polvorientas de segunda.
- ¿Improvisación o premonición? Gran parte del disco fue ensayado solo una vez antes de grabarse, y muchas secciones fueron puras jam sessions psicodélicas capturadas al vuelo, lo que explicaría ese clima de hechizo desordenado que lo atraviesa. Como si el estudio hubiera sido más bien un templo improvisado y no una sala profesional.
- Portada odiada, disco buscado: Durante años, la portada de Catharsis fue objeto de burla en foros de coleccionistas. Pero el tiempo —como buen justiciero del culto— le dio la vuelta a la historia: hoy el álbum es una de las joyas más cotizadas del under psicodélico norteamericano, con copias originales vendidas por cientos de dólares. ¡La venganza del arte maldito!
Me encanta y el penúltimo tema espectacular...me lo pillaré.
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