JAPON FREAK: The Jacks - Vacant World
A stone-cold classic album. The sound here is like early American rock and roll (think Phil Spector girl group melodies) combined with the feverish rock intensity that would find its most complete incarnation in Keiji Haino's Fushitsusha. The arrangements verge on the incidental and are a bit deconstructivist yet they maintain a peaceful propulsive force for the songs. Imagine a darker version of Steely Dan's "Reeling in the Years" in Japanese for an album's length. I haven't heard the 24-bit remaster, but I'm planning on buying it right this second. I'll go ahead and say that the remaster is where you want to be with this one. You'll want to feel the quiet spaces as deeply as you feel the roaring ones.
Moody, dreamy, garage psych with a high emotional quotient, basking in the sorrow of lost love. Probably the first Japanese rock album to break the Group Sounds mold and offer something distinctly Japanese.
El eco de un mundo vacío: The Jacks y la contracultura nipona
A finales de los años 60, Japón vivía un choque entre tradición y modernidad. Mientras Occidente ardía con la contracultura, el país del sol naciente experimentaba su propia revolución juvenil. En el corazón de este cambio surgió una escena musical que, bajo la influencia del rock británico y estadounidense, tomó una identidad única: el Group Sounds (GS). Entre sus filas se encontraban bandas que seguían la fórmula beatlemaníaca, pero también había quienes buscaban un sonido más oscuro y existencialista. Ahí nacieron The Jacks, una anomalía dentro del GS, con un enfoque más introspectivo y provocador.
En 1968, lanzaron Vacant World, un disco que se apartaba del optimismo pop para sumergirse en una angustia poética, reflejando un Japón dividido entre el auge económico y una juventud desencantada. La banda, liderada por Yoshio Hayakawa, tomó influencias del folk y la psicodelia, pero dotó su música de una crudeza poco común en la escena nipona. Letras como las de “Marianne” o “Vacant World” no hablaban de amor adolescente, sino de desencanto y desolación.
El reflejo borroso de un mundo vacío
Musicalmente, Vacant World es una obra de contrastes: melodías frágiles que chocan con momentos de distorsión feroz, una instrumentación sencilla pero cargada de una intensidad emocional que los emparenta más con The Velvet Underground que con las bandas GS contemporáneas. Su impacto fue tal que, pese a su corta existencia, The Jacks dejaron una huella imborrable en la historia del rock japonés, siendo una influencia clave para futuras generaciones de músicos alternativos en el país. Este no es un disco fácil, pero su honestidad brutal y su aire melancólico siguen resonando como el grito de una juventud atrapada entre dos mundos. No es solo una obra de su tiempo, sino un testimonio de emociones crudas que, más de medio siglo después, siguen latiendo con la misma intensidad. Y ahora, es momento de sumergirse en Vacant World y dejar que su atmósfera envuelva los sentidos. Porque más que un álbum, esto es una experiencia—una de esas que dejan huella y nos obligan a mirar dentro, aunque el reflejo sea borroso. Aquí mis impresiones del álbum:
Descubrí Vacant World en una de esas noches en las que el insomnio y la música se confabulan para hacerme viajar sin moverme de la silla. La aguja cayó sobre el vinilo y, de inmediato, sentí que había entrado en un territorio distinto. No era el golpe inmediato de la psicodelia occidental, ni el frenesí eléctrico de sus pares anglosajones. No, esto era otra cosa. Algo más difuso, más etéreo. Como si el eco de una época se filtrara a través de un velo de neblina.
Los Jacks no eran una banda que buscara epatar con virtuosismo ni con excesos sonoros. Lo suyo era la introspección. Vacant World no grita ni explota en mil colores, sino que se desliza como una sombra que cambia de forma a medida que la luz titubea. Un álbum que parece flotar entre lo terrenal y lo onírico, con melodías que evocan paisajes deshabitados, voces que arrastran un dejo de nostalgia y una instrumentación que se siente siempre al filo de la disolución. Hay discos que entran como un golpe en la mandíbula, y otros que actúan como un veneno de efecto lento. Vacant World pertenece a los segundos. Al principio, todo parece sencillo, casi dócil. Pero conforme avanza, te das cuenta de que algo más profundo está en juego. Las guitarras limpias y las progresiones suaves esconden un trasfondo de melancolía casi existencial. No es un álbum agresivo, pero su peso emocional es innegable. No sé si llamarlo una obra maestra. Es, más bien, un punto de transición, una pieza clave en el rompecabezas de la psicodelia japonesa. Sin este disco, quizá no habríamos tenido la explosión sonora que vendría después con bandas como Flower Travellin’ Band o Far East Family Band. Pero lo cierto es que, más allá de su legado, Vacant World sigue siendo un espejo en el que la ansiedad y el desencanto de una época se reflejan con inquietante claridad.
Es
un álbum que hay que escuchar con paciencia. No se entrega fácil. Pero cuando
finalmente te atrapa, su influjo es difícil de sacudir. Una experiencia
hipnótica, con un aroma a tiempo suspendido, como si el eco de los sesenta
hubiera quedado atrapado en una habitación donde la luz apenas entra. Lo que
queda, al final, es la sensación de haber recorrido un paisaje desolado, pero
hermoso. Un vacío que resuena, que permanece. Y ahora, que el humo se disipa y
el eco de la última nota se funde con el silencio, aquí mis impresiones del
álbum.Hasta más vernos.
Mini-datos:
*El álbum fue lanzado el 10 de
septiembre de 1968.
*En 2007, Rolling Stone Japón
lo colocó en el número 13 en su lista de los "100 mejores álbumes de rock
japonés de todos los tiempos.
01. Marianne
02. Tokei Wo Tomete (Stop The Clock)
03. Karappo No Sekai (Vacant World)
04. Wareta Kagami No Naka Kara (In the Broken
Mirror)
05. Uragiri No Kisetsu (Gloomy Flower)
06. Love Generation
07. Bara-Manji
08. Doko E (Where?)
09. Toi Umi Ni Tabi Ni Deta
Watashi No Koibito (Love)
10. Tsumetai Sora Kara 500 Mile (500 Miles From
The Sky)
CODIGO: F.1-1
Anexos:
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