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Brainticket - Psychonaut


Brainticket is one of those bands who significantly changed their sound with each release - if the Kaiser had gotten hold of these guys, he'd have no doubt transferred them from Ohr to Pilz to Kosmische Musik. On Psychonaut - their "Pilz album" - the band expertly bring folk and ethnic elements into their eclectic mix. I miss the psychedelic jams of yore, but I guess you can't be tripping balls all the time.

Brainticket's second album is an improvement over their borderline novelty record of a debut, but I'm still not fully sold on them. Ultimately, this just hasn't aged that well - it's very cheesy and very kitschy indeed, particularly now they've brought raga rock influences into the mix rather prominently. Some decent hard rocky moments here and there, and the opener is certainly a keeper, along with "Feel the Wind Blow" - but some of this feels like the soundtrack to an exploitation movie, or worse yet a 70s porno. But on the plus side at least there are no gimmicks (at least not on the level of the debut) and they've managed to fill out an LP with actual songs.

Me fui al planeta de los simios… sonido a tercer planeta de otra galaxia... Krautrock?
Tú siempre con estos postres que hacen mis delicias.. //
Invariablemente gracias man.. //
Salud... (pronto) //
Nicolás Bramón

Hey hermano! al clavo bro una vez más...
Como cada día desayuno uno de estos discos y sé que son traídos por el amigo polilla.
Sensacional tu blog!!!
☢♫PIИGÜ THЯASHER♫☢

Un Río Estelar Llamado Psychonaut

A principios de la década de 1970, Europa vivía una efervescencia cultural y musical sin precedentes. En Alemania, el movimiento conocido como krautrock desafiaba las convenciones del rock anglosajón, fusionando elementos de la psicodelia, la música electrónica y la improvisación avant-garde. Bandas como Can, Faust y Amon Düül II lideraban esta revolución sonora, buscando nuevas formas de expresión que reflejaran la complejidad de una sociedad en transformación. En este contexto emergió Brainticket, un colectivo multinacional liderado por el belga Joël Vandroogenbroeck. Tras el lanzamiento de su álbum debut Cottonwoodhill en 1971, conocido por su intensidad psicodélica y estructuras caóticas, la banda tomó un rumbo diferente con su segundo trabajo, Psychonaut, lanzado en 1972. Este álbum representó una transición hacia una exploración más melódica y estructurada, sin abandonar la esencia experimental que caracterizaba al grupo.

Psychonaut se distingue por su enfoque en la introspección y la creación de paisajes sonoros que invitan al oyente a un viaje interior. Utilizando una combinación de instrumentos tradicionales y electrónicos, Brainticket logró una atmósfera hipnótica que refleja la búsqueda espiritual y la expansión de la conciencia propias de la época. Este álbum se consolidó como una pieza clave dentro del krautrock, destacando por su capacidad para equilibrar la experimentación con la accesibilidad melódica.

Psychonaut: El Vuelo Tranquilo del Nuevo Brainticket

¡Vandroogenbroeck lo ha hecho otra vez! Pero esta vez no ha invocado demonios ni ha abierto portales al caos como en Cottonwoodhill. No, lo que ha hecho es algo más extraño aún: ha resucitado a Brainticket, pero como un ave de plumas nuevas, serena y reverente ante los misterios del sonido. Psychonaut es el testamento de un alquimista que ha cambiado los brebajes incendiarios por infusiones de salvia y viento. Con una formación renovada que incluye a Carol Muriel, Barney Palm y Jane Free, este segundo manifiesto sonoro se distancia del ácido corrosivo del debut y se desliza hacia un territorio más etéreo, pastoral, íntimo... y sí, más maduro. Aquí no hay gritos ni espasmos mentales. Aquí lo que hay es una suerte de liturgia cósmica entre la psicodelia continental y un folk progresivo que parece nacer de un bosque en Saturno.

Psychonaut es como si una tribu de músicos kraut se hubiera refugiado en una casa de campo encantada para registrar su visión de lo divino. El resultado: un disco que fluye como río estelar. Las piezas están más contenidas, más melódicas, pero no por ello menos profundas. Hay una gravedad emocional en cada surco, una sensación de que estamos escuchando pensamientos que flotan en el éter, versos que se escriben solos en la niebla. La paleta sonora es rica en matices. Hay flautas que susurran como el viento entre las ramas, órganos que laten como corazones eléctricos y percusiones que parecen marcar el ritmo de un rito olvidado. Todo ello bañado en ese resplandor característico del krautrock más lírico, donde los silencios pesan tanto como las notas. Pero no te confundas: esto no es música para bailar ni para analizar. Esto es música para desaparecer un rato, para dejarte ir por un túnel de tiempo donde el espacio se dobla y el alma se mece. Hay momentos en los que el disco se vuelve casi incorpóreo, como si estuvieras escuchando recuerdos que nunca viviste.

Y lo más hermoso de todo es que, en su aparente sencillez, Psychonaut logra algo que pocos álbumes del género consiguen: crear un viaje verdaderamente introspectivo, pero sin artificio ni sobrecarga. Aquí no hay solos interminables ni fuegos artificiales sónicos. Hay un equilibrio mágico entre ambiente y estructura, entre lo terreno y lo astral.

Epílogo desde la penumbra

Si Cottonwoodhill fue un exorcismo sónico, Psychonaut es una plegaria laica para almas errantes. Es como si Brainticket hubiera dejado atrás la ciudad futurista para irse a meditar al bosque, con incienso en los bolsillos y constelaciones en la mirada. No es el krautrock más incendiario, ni el más ambicioso. Pero sí es uno de los más sensitivos, poéticos y envolventes. Un disco que no necesita gritar para hacerse oír, porque susurrar ya basta cuando se sabe exactamente lo que se quiere decir. Y lo que Psychonaut quiere decir —en un idioma de sueños— es simple: hay otros mundos, y este vinilo es la puerta.

Impresiones Personales: Mantra para Almas Errantes

Hay discos que se lanzan sobre ti como tormentas, como ráfagas de furia eléctrica; y hay otros que se deslizan con sigilo, que no tocan la puerta pero entran igual, con el humo del incienso, con el peso leve de lo invisible. Psychonaut es de esos.

Lo escuché de madrugada, cuando todo lo demás se había apagado. Lo hice por instinto, por la necesidad de dejarme llevar por algo que no me pidiera explicaciones. Y ahí, en ese estado de vigilia abierta, ocurrió lo inesperado: el álbum empezó a hablarme en un idioma sin palabras. Este segundo viaje de Brainticket no tiene la brutalidad ni el delirio desbordado de Cottonwoodhill, pero tiene algo más sutil, más hondo: una visión, una especie de mantra sónico que va creciendo sin imponerse. Es como si la banda, renacida en otra piel, se hubiera dedicado a afinar los sentidos en lugar de los amplificadores. Y lo lograron. “One Morning” me atrapó primero. Esa tormenta que se forma al fondo, ese retumbar hipnótico que no te asusta sino que te arrulla como un ritual de iniciación… Ahí supe que estaba en otro tipo de viaje. Un viaje más calmo, pero no por ello menos intenso. Luego vino “Feel the Wind”, y no sé si fue el sueño o la realidad, pero juro que escuché voces que salían de los árboles. El viento no era un efecto: era un personaje. La música ya no era música: era atmósfera, era un campo abierto donde lo sonoro se fusionaba con lo sensorial.

Pero si hay una pieza que me dejó marcado fue “Radagacuca”. Ese título que parece conjuro, y esa ejecución que lo confirma: tablas, sitaras, armonías flotantes... todo ello convertido en un mantra pagano para la mente occidental, una especie de meditación sobre el cambio, la alquimia de lo sónico. Ese tema no solo condensa el espíritu del álbum, lo define como un artefacto de transformación. Lo que me dejó más complacido de Psychonaut es su capacidad para invitarte al silencio, no como ausencia, sino como estado de escucha plena. Cada rincón del álbum tiene un detalle escondido, una textura sónica que no se revela si estás distraído. Es un disco que no busca entretenerte, sino conectarte con algo que está más allá. Y sí, podría llamarlo Art-Rock, pero eso sería quedarme corto. Porque este álbum es más que un género o un estilo. Es una experiencia, un recorrido espiritual disfrazado de psicodelia.

Última nota antes de cerrar los ojos:

No sé si todos sentirán lo mismo al escucharlo. No sé si alguien más escuchará las voces del viento o verá la tormenta desde adentro. Pero sé que quien se permita viajar con Psychonaut, sin expectativas, sin defensas, con los oídos bien abiertos y el alma en modo receptivo, no regresará siendo el mismo. Hay discos que te sacuden. Este te transforma. Hasta más vernos. 

Mini-datos:
  • La banda fue fundada en 1968, disuelta en 1975 y reagrupada entre 1980 y 1983.

  • BRAINTICKET nació básicamente a partir de un grupo de jazz de los 60 con El teclista belga Joel VANDROOGENBROECK, y a medida que se hizo historia, BRAINTICKET se convirtió en el proyecto de un talento visionario. Estuvieron entre los pioneros importantes de los primeros psicodélicos y cósmicos espaciados.

01. Radagacuca
02. One morning
03. Watchin you
04. Like a place in the sun
05. Cocco Mary
06. Fell the wind

CODIGO: @





Anexo:

Gäa – Auf der Bahn zum Uranus 

¿Aún estás flotando en la niebla psicodélica de Psychonaut? Entonces despegá con Gäa, donde el kraut se funde con el eco pastoral de la Tierra y los secretos de las estrellas.Un viaje en lengua alemana que huele a musgo, fuego lento y visión cósmica.


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