Panternoster - Same
Vocalist Franz Wippel howls: "Rooms of darkness without colours/ceiling press you down on the floor/tableware filled up with vomit/lepers freaks and cross eyed traitors/jumping round the bathroom door..." Dirge vocals at their finest. This, ladies and gentlemen, is Paternoster.
El Rezo que Nació Maldito: Un Evangelio para el Oído Oscuro
I. Contexto histórico: El Rezo
Maldito que Abrió las Puertas del Doom
Corre el año 1972, y mientras el rock
europeo se descuelga en búsquedas progresivas, algunas bandas comienzan a oler
la herrumbre del porvenir. En Austria, un país poco relacionado con el pulso
rebelde del rock setentero, emerge de la niebla una agrupación casi espectral:
Paternoster. El nombre –latino, sacro, fúnebre– es apenas la primera campanada
que anticipa la atmósfera. Pero Paternoster, el disco, es mucho más que una
rareza de culto: es un eslabón esencial y anticipado en la evolución del doom
metal como lenguaje y como espíritu.
En un tiempo donde la mayoría de
bandas austríacas se colgaban de las melodías pop o del rock sin riesgo,
Paternoster fue una anomalía inquietante. Su sonido, cargado de órgano
eclesiástico, voces desgarradas y un tempo sombrío, parecía más una ceremonia
de exorcismo que un álbum de debut. Mientras Black Sabbath todavía exploraba
los caminos del heavy blues desde Birmingham, esta banda vienesa apostaba por
la melancolía psicodélica, la solemnidad litúrgica y una densidad emocional que
recuerda más a un réquiem que a un concierto de rock. Su aporte al proto-doom
es silencioso, casi secreto, como el murmullo de una oración perdida en las
catacumbas. Pero es fundamental. Paternoster ayuda a consolidar una estética
que luego encontraríamos en bandas como Pentagram, Saint Vitus o Candlemass: la
idea de que la pesadez no solo nace del riff, sino del dolor arrastrado, del
peso del alma, de la reflexión existencial que pone la vida y la muerte a
conversar bajo un mismo manto de órgano.
En la escena de la época fueron un susurro. Un eco. Un nombre que no resonó en festivales, pero que se quedó pegado en la conciencia de los más oscuros buscadores de lo underground. Hoy, ese eco es un mantra para los amantes del doom más ceremonial y se reconoce como lo que realmente fue: una aparición prematura, una epifanía espectral, un réquiem adelantado a su tiempo.
II. Impresión Personal: Entre el órgano y la
sombra
Paternoster es el único legado sonoro que dejó esta banda austríaca, siete piezas de rock progresivo oscuro, cocinadas en una olla donde flotan las esencias del Krautrock, la psicodelia y los desvaríos de un progresivo melancólico y algo desquiciado. Un álbum denso, por momentos empantanado, pero indudablemente cautivador para quienes buscan lo inusual. La alquimia que lo compone bebe de tres fuentes: las inhibiciones europeas del prog, los delirios psicodélicos del cambio de década y las atmósferas abstractas que bien podrían haber brotado de algún sótano de Colonia o Düsseldorf. No estamos ante un disco fácil, ni inmediato. Es más bien una experiencia que se toma su tiempo para desplegarse, como un humo negro que va cubriendo la habitación con lentitud ritual.
La performance instrumental es, en líneas generales, esmerada. Hay momentos en los que la banda se permite arreglos de cierto barroquismo, y uno no puede evitar pensar en A Saucerful of Secrets. El espíritu Floydiano está aquí, flotando como una niebla espectral. El órgano es, sin duda, el corazón de esta misa: nos empuja hacia atmósferas depresivas, cósmicas y, por momentos, incluso litúrgicas. Pero como todo ritual oscuro, hay un precio a pagar. En este caso, ese precio es la voz. El timbre vocal desentona con la potencia instrumental, y en más de un pasaje parece más un obstáculo que una guía. Personalmente, me desconectó varias veces del trance que el álbum intenta generar. A pesar de eso, reconozco que el resto de la banda logra sostener el andamiaje con brutalidad y precisión: hay sustancia, hay intención, y sobre todo, hay ese “no sé qué” que convierte a ciertos discos en piezas de culto.
No todo es perfecto: algunos tramos
se sienten arrastrados, como si el peso de su propia oscuridad les impidiera
avanzar. Y sí, la portada tampoco ayuda. Pero Paternoster no busca ser bello,
ni accesible, y en esa terquedad radica parte de su poder. Publicado por el
sello CBS, este álbum es hoy una de las joyas más raras de su catálogo. Un
gesto subversivo, casi blasfemo, y profundamente contestatario. Leí una frase
que lo define con precisión quirúrgica y la comparto porque condensa su
esencia:
“In short, Paternoster represent the
search for ‘truth’ in response to ‘falsehood,’ while also being tragically
aware of the ultimate futility of such a search.”
"En resumen, Paternoster representa la búsqueda de la 'verdad' como respuesta a la 'falsedad', siendo trágicamente consciente de la futilidad última de dicha búsqueda."
Escuchar este álbum fue, para mí, una
experiencia de múltiples capas. Al principio lo sentí árido, luego intrigante,
después desafiante… y con el tiempo, casi entrañable. Me tomó más de cinco
sesiones entender su lenguaje, y aun hoy me habla en clave. No es un álbum para
tener de cabecera, sino para visitar de tanto en tanto, cuando el ánimo demande
sombra, introspección y un rezo maldito.Un disco que no solo se escucha… se
exhuma. Hasta más vernos.
- En 1991, un pequeño sello alemán llamado Ohrwaschl re-editado en formato CD esta obra perdida en el tiempo, pero debido a que las cintas originales se perdieron, se tuvieron que utilizar pistas alternas para la grabación del CD. Gracias a Dios la calidad del sonido no se perdió.
01. Paternoster
02. Realization
03. Stop these lines
04. Blind children
05. Old Danube
06. The Pope is wrong
07. Mammoth Opus O
Nota: Para apreciar mejor el arte
de la portada click en la imagen.
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