Giles, Giles & Fripp - The Cheerful Insanity of Giles, Giles & Fripp
Who woulda thought the mighty King Crimson started out as a wacky jazzy pop group. Sure, you've got Fripp's intricate guitar rearing its head now and again but still- this sounds like a completely different band. It would be a novelty if the songs weren't so damn good, particularly "How Do They Know?", "One In A Million" and "Digging My Lawn". The rarities collection "The Brondesbury Tapes" is just as good and features lovely early versions of "I Talk To The Wind", which of course eventually found its way onto the first Crimson album.
British psychedelic whimsy at its absolute finest, plus incredible
musicianship, especially from Fripp. It's hard to imagine he hadn't heard the
first few Zappa albums by this point.
Indispensable.
Que maravilla poder encontrar este disco aqui en este increible blog, lleno de muchas joyas perdidas en el tiempo y en especial gracias a ti mothman, ojala que el blog dure muchisisisismo tiempo, gracias por todo, Saludos!!
Giles, Giles & Fripp: Los Bufones del Alba Progresiva
“Londres, 1968. Mientras el mundo giraba al ritmo de la psicodelia y la revolución, tres hombres se encerraban en un pequeño estudio con la intención de crear... otra cosa. Algo entre lo absurdo y lo sublime, entre el teatro y la partitura. Algo que aún no tenía nombre, pero que años más tarde sería llamado leyenda.”
Giles, Giles & Fripp: una banda con nombre de oficina contable y alma de alquimista barroco. Su único álbum, The Cheerful Insanity of Giles, Giles & Fripp, parece más un experimento extraviado que una obra planeada. Sin embargo, entre sus canciones livianas, sketches teatrales y melodías melancólicas, se esconde el germen de una criatura mayor: King Crimson. La música aquí se mueve como un carrusel antiguo, encantador y ligeramente desafinado, con voces que narran cuentos insólitos, guitarras que flotan como pensamientos y armonías que, sin querer, están a punto de cambiar la historia del rock progresivo. Este álbum, envuelto en humor británico y ecos de pop psicodélico, mezcla jazz, folk y un deje melancólico que recuerda por momentos a los Kinks o a los Beatles, pero desde un lugar más íntimo, más excéntrico. No es una revolución, pero sí un presagio. Una nota escrita a mano antes del manifiesto.
Hoy, escucharlo es como abrir un baúl polvoriento y encontrar, entre cartas y retratos rotos, la primera huella de algo grande. No una obra maestra... sino la llave de la habitación donde las obras maestras empezaría a gestarse.
Parte I: El mundo afuera
1968 no era un año para la calma. La música, como todo lo demás, ardía. Mientras los Beatles caían en su propio laberinto blanco y Hendrix tocaba como si tuviera rayos en las venas, la psicodelia extendía sus tentáculos por ambos lados del Atlántico. En los clubes de Londres, el swingin’ sixties ya empezaba a perder su inocencia, y la escena buscaba nuevas formas de ensimismamiento: menos flores en el pelo, más alquimia sónica. El pop se tornaba más serio, más sofisticado. Syd Barrett acababa de salir por la puerta trasera de Pink Floyd, dejando un espejo roto como herencia. Los Soft Machine y The Nice se volvían cada vez más instrumentales y excéntricos. El jazz se colaba en el rock como un intruso elegante. Frank Zappa, del otro lado del océano, también había mostrado que se podía contar una historia absurda sin dejar de ser un compositor feroz.
En ese clima movedizo y vibrante, surgían proyectos que eran más pregunta que respuesta. ¿Y si la música también pudiera actuar? ¿Y si un álbum fuera una obra de teatro con guión, personajes y risa enlatada? En medio de ese caos creativo, The Cheerful Insanity of Giles, Giles & Fripp apareció como una rareza que no buscaba agradar ni rebelarse, sino simplemente existir a su manera, como un disco de cámara para excéntricos en traje de tweed. No estaba alineado con los grandes nombres de la psicodelia ni con las futuras bestias del progresivo. Se movía en otra dimensión: más íntima, más absurda, más británica. Como si Edward Lear hubiera formado una banda con Erik Satie en una pensión de Londres.
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Crimson Antes del Crimson |
Parte II: El Preludio del Rey
Pero el tiempo no esperaría a los soñadores. The Cheerful Insanity… no fue un éxito comercial. Sus canciones extrañas, los diálogos entre personajes ficticios y ese humor inglés tan marcado no lograron conectar con el público masivo de 1968, un año en el que el rock ya comenzaba a mirar hacia el espacio, lo sinfónico, lo conceptual.
La discográfica Deram (subsello experimental de Decca) les dio una oportunidad, pero no una segunda. Sin embargo, en lugar de disolverse por completo, el trío se volvió un núcleo en transformación. Peter Giles dejó el grupo poco después, y en su lugar entró Greg Lake, un joven bajista y cantante con una voz tan poderosa como melancólica. Pero aún más importante fue la llegada de Ian McDonald, multi-instrumentista capaz de tocar desde flauta hasta saxofón y mellotron, y la aparición, casi en la sombra, de un personaje esencial: Peter Sinfield, quien no tocaba un solo instrumento, pero componía letras como quien abre portales cósmicos.
La banda comenzaba a transmutar: el humor se volvía drama, el juego se volvía liturgia. De los cuentos de Just George y Rodney Toady se pasaba a epopeyas como Epitaph o 21st Century Schizoid Man. La tímida fantasía del trío inicial daba paso a un universo mucho más oscuro, sinfónico, y radical. En 1969, con este nuevo núcleo —Fripp, Lake, McDonald, Giles y Sinfield— nacería King Crimson, cuyo primer álbum In the Court of the Crimson King marcaría el inicio oficial del rock progresivo como un territorio autónomo. La crítica, el público y la historia sabrían escucharlo. Pero todo eso, todo ese estallido sónico, tenía su semilla aquí: en este pequeño álbum de 1968, extraño, modesto, y encantadoramente absurdo. Como si antes del Big Bang, lo primero que hubiera existido no fuera el caos… sino una risa.
Impresiones Personales: Contadores de Lo Absurdo y Lo Sublime
Un álbum cargado de una vibra colorida y con una esencia que huele a futuro. Aquí los tres amigos consiguen regalarnos momentos divertidos y llenos de un candor encantador. Es una obra mágica, floral, repleta de esa esencia rosa del pop psicodélico de los 60’s, y que ya deja entrever una efervescencia progresiva. Quizás no se eleva aún hacia los terrenos más "luminosos", pero guarda un espíritu proto-progresivo que se proyecta de forma sencilla y directa.
Es un disco con mucha armonía y buena vibra, que trae reminiscencias al sonido de King Crimson (KC). Algunas canciones parecen versiones embrionarias del universo crimsoniano —como la hipnótica “Erudite Eyes”— y con ellas se empiezan a gestar ideas. No es un álbum evocador por su potencia sonora o sus arreglos complejos, pero sí por ciertos cimientos psicodélicos de una magnitud intermedia. No es una obra mayor ni enormemente influyente, pero es clave para entender el nacimiento de King Crimson. Y ese, precisamente, es su verdadero valor. Lo que nos brinda, lo hace con honestidad y encanto: un sonido envolvente de matices pop psicodélicos, arrebatos de folk, giros de jazz, todo envuelto en la lisergia de su momento. Un álbum que parece sencillo en apariencia, pero que esconde más de lo que deja ver. Cuando uno se entrega y se sumerge, descubre detalles fascinantes.
Uno de los elementos que definen al disco es su narrativa excéntrica, que enlaza las canciones como si fueran capítulos de un cuento psicodélico. La primera mitad gira en torno a Rodney Toady, un marginado gordo y feo; mientras que la segunda se centra en Just George, otro personaje disfuncional y tragicómico. Comprender esas partes narradas no es esencial para disfrutar del álbum… y, en verdad, pueden resultar bastante molestas. Pero curiosamente, esa incomodidad también es parte del encanto. Porque este álbum juega, provoca, se ríe, y al mismo tiempo prepara el terreno para algo que está por nacer.
Mientras la historia aún no se escribe con mayúsculas, estos tres bufones con alma de alquimistas ya están cocinando el brebaje que cambiará el mapa. Así que pongamos el vinilo, dejemos que la aguja explore estos surcos curiosos... y sentémonos en la dulce hamaca de la vida, escuchando en silencio y con una sonrisa que no se explica, North Meadow. Porque a veces, lo más valioso no grita... solo canta bajito. Hasta más vernos.
Mini-datos:
- Fripp quería una cantante... pero consiguió a Greg Lake: Antes de convertirse en el cerebro guitarrístico de King Crimson, Robert Fripp intentó reclutar a una cantante para el grupo. Hizo una audición a Judy Dyble (ex-Fairport Convention), y aunque el experimento no cuajó, ella trajo consigo a Ian McDonald, pieza clave para la futura metamorfosis crimsoniana. Y cuando Peter Giles se fue, llegó Greg Lake. ¡Y boom!
- El disco está salpicado de mini sketches al estilo Monty Python: Además de las canciones, el álbum incluye dos narrativas cómicas con personajes inventados: Rodney Toady (un inadaptado gordito que solo quiere amor) y Just George (un bicho aún más raro). Estas secciones casi teatrales lo acercan más a un experimento radiofónico que a un simple álbum de canciones, anticipando el surrealismo de Python... ¡pero con mellotron!
- I Talk to the Wind" nació aquí: Una versión temprana de “I Talk to the Wind” —que luego sería uno de los momentos más etéreos de In the Court of the Crimson King— ya aparece en este álbum, en una forma más coral, íntima y juguetona. El viento ya hablaba, solo que aún murmuraba en falsete.
- Fue un fracaso total… pero ahora vale su peso en florines vintage: El disco fue un desastre comercial en su momento, vendiendo menos de 500 copias en sus primeros meses. Pero con el tiempo, se convirtió en una pieza de culto para fans de King Crimson, del prog, del pop barroco y del psicodelismo inglés más excéntrico. Hoy es considerado uno de los discos esenciales del proto-prog más travieso.
A. The Saga of Rodney Toady :
1. North Meadow
2. Newly-Weds
3. One in a Million
4. Call Tomorrow
5. Digging My Lawn
6. Little Children (
7. The Crukster
8. Thursday Morning
B. Just George :
9. How Do They Know
10. Elephant Song
11. The Sun Is Shining
12. Suite No. 1
13.Erudite Eyes
CODIGO: @
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