Twenty Sixty Six and Then - Reflections On The Future
Hay discos que no se escuchan: se inhalan. Reflections On The Future flota como un humo espeso que se arrastra por una habitación roja sin ventanas. Entra por los oídos y te pinta los párpados desde adentro. Suena a teclado en combustión, a guitarra con fiebre, a palabras que se estiran como relojes líquidos y que murmuran desde un mañana que nunca llegó. Es como si seis viajeros hubieran atravesado un túnel hecho de luz púrpura y regresaran con un mensaje fragmentado. No intentan explicarlo: lo vomitan en ráfagas, lo canalizan en espirales sónicas. Aquí, el futuro no es un calendario. Es una visión entrecerrada, una secuencia de espejos deformes donde el rock se disuelve en magma y el alma del kraut late con el pulso de una estrella enferma. Escuchar este álbum es como caer hacia arriba. Y al final, no importa si entendiste algo. Lo importante es que saliste distinto.
Impresiones Personales: Reflexiones desde el abismo sonoro
Otra de las grandes manifestaciones del hard prog germano —ese que hierve en calderas de Hammond y fantasía ácida— es sin duda Twenty Sixty Six and Then. Su único álbum oficial, Reflections On The Future, es una de esas obras que no se desgastan con los años: más bien se endurecen, se elevan, se vuelven mineral precioso dentro del subsuelo progresivo europeo. Lo que aquí se escucha no es cualquier intento de progresivo pesado: es una performance arrolladora, cambiante y profundamente teatral. El sonido es denso, rocoso, pero también es mutable como el humo. La base rítmica es absolutamente brutal, con cambios impredecibles, pasajes de fantasía febril y una atmósfera ácida que, por momentos, coquetea con una electrónica incipiente y espectral. Es un álbum que lo da todo. Todo. Y lo que entrega es clímax tras clímax, tensión que se estira hasta romperse, y una efusividad que golpea como un péndulo sobre la frente. Hay dos pilares que lo sostienen sin temblor: una base instrumental de precisión quirúrgica y una voz que no canta: declara, invoca, exige.
En mi opinión, Reflections On The Future es una obra de culto que
grita desde lo más profundo del underground alemán. Pero también es evidencia
de un cruce genético: la influencia británica, esa nube que envolvía a King
Crimson, Atomic Rooster o Van der Graaf, se cuela aquí sin disimulo, como una
espora viajera que germina en otro suelo.
Bandas como Eulenspygel, Os Mundi o estos visionarios de Twenty Sixty Six and Then son claves para entender cómo el krautrock no solo se rebeló… también absorbió. Reflections On The Future no es solo una joya escondida del progresivo alemán: es una advertencia, un relicario sónico de un futuro que jamás ocurrió. Un grito encapsulado en vinilo. Cuando termina, uno no sabe si ha escuchado música o ha atravesado un portal. Pero queda claro algo: jamás volverás a escuchar el silencio de la misma manera. Hasta más vernos.
- Un solo disco y adiós: Reflections On The Future fue el único álbum oficial de Twenty Sixty Six & Then. La banda se disolvió poco después de su lanzamiento en 1972, dejando tras de sí solo este testamento sonoro… como una aparición fugaz, intensa, y luego: el silencio.
- El órgano como arma de destrucción mística: El sonido característico del álbum lo marca el órgano Hammond infernal de Steve Robinson (nombre artístico de Veit Marvos), que parecía tener un pacto con las fuerzas del caos. Su estilo recuerda a un cruce endiablado entre Vincent Crane y Jon Lord, con momentos que literalmente incendian los surcos.
- El vocalista: un extranjero poseído: El cantante británico Geff Harrison fue reclutado por la banda en Alemania y su voz fue clave para darle ese matiz más dramático y teatral al disco. Su rango expresivo y su acento británico le dieron al proyecto ese sabor híbrido entre el hard rock inglés y el progresivo psicodélico alemán.
- Grabado en un abrir y cerrar de ojos: El álbum fue grabado en solo tres días en los estudios Dierks de Colonia, un lugar sagrado del krautrock (donde también grabaron bandas como Can y Tangerine Dream). La energía cruda y directa de la grabación se siente en cada segundo: esto no fue pensado, fue invocado.
- Sobrevivientes del vinilo: reediciones reveladoras: En reediciones posteriores del álbum (como la de Second Battle y algunas versiones de Garden of Delights), se incluyen bonus tracks con material de una sesión paralela, donde Steve Robinson grabó con músicos que luego formarían parte de Emergency y Kin Ping Meh. Estas pistas se registraron bajo el mismo nombre de la banda, aunque eran, en realidad, otro ente sonoro.
02. Autumn
03. Butterking
04. Reflections on the Future
05. How do you feel
CODIGO: A-12
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