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Damnation - Is the Justice, Which Is the Thief?



This is generally a very uneven album, a failed attempt to go to a more artsy, experimental sound, full with orchestrations, pianos, etc. But then, there are some excellent tunes that wouldn't have been out of place in their previous album, that is to call, very raw, yet melodic heavy psych like We Don't Need It, Please Stay Mine, the beatlesque and grandfunkesque Leaving Up To You (with all and their quote of The End and the Closer To Home styled female black vocals), Running Away and the very psychedelic Turned to Stone, other good song is the blues of Sometimes I Feel Like I Just Can't Go On even if the orchestration sounds very out of place, the rest is just a very corny orchestrated soft rock/art rock stuff.

Damnation: Del Cuero al Terciopelo

1971: el mundo del rock se tambaleaba entre la resaca psicodélica y el vértigo de lo que vendría. Los Beatles eran historia, “el Woodstock Nation” se había manchado de barro y sangre, y el idealismo sesentero comenzaba a oxidarse bajo las pesadas botas del hard rock. En Cleveland, Ohio, una banda que había nacido con tintes psicodélicos y espíritu de búsqueda —The Damnation of Adam Blessing— decidía dar un giro definitivo: recortar su nombre, “estilizar” su sonido y lanzar su álbum más refinado y probablemente el más auténtico: Which Is the Justice, Which Is the Thief?

Este disco no fue simplemente una continuación. Fue una mutación. Una declaración de madurez sonora, donde el músculo del hard rock convive con algo más introspectivo, más estructurado y emocionalmente complejo. La crudeza no se abandona, pero se enriquece. Aquí hay desarrollo melódico, transiciones elaboradas y una narrativa musical más enfocada. No es todavía rock progresivo en el sentido académico, pero sí un proto-progresivo visceral, que apunta hacia la evolución sin perder la esencia terrenal. La mejor prueba está en “Fingerson a Windmill”, un tema que podría pasar por una pequeña suite encapsulada. Comienza con una guitarra de cristal que casi acaricia el viento, se construye lentamente, como si cada acorde fuese un paso en un laberinto emocional. Las voces, más contenidas que en otras canciones, parecen mirar hacia adentro. Y cuando todo se levanta, no lo hace con furia, sino con grandeza: teclados que se despliegan como telones, secciones instrumentales que evocan un aire sinfónico contenido, casi cinematográfico. El resultado es una especie de mini ópera eléctrica, melancólica y poderosa a la vez.

En este contexto, Which Is the Justice, Which Is the Thief? no fue simplemente un disco más duro. Fue un disco más consciente. Uno en el que la banda, liberada del ropaje psicodélico, se atrevió a explorar territorios más sobrios, sin dejar de sonar corpórea y rugosa. Una especie de encrucijada donde se cruzan el hard rock más crudo y el deseo de componer con mayor profundidad. Como si quisieran dejar atrás la juventud lisérgica y entrar en la adultez creativa, sin perder su instinto callejero. Pese a no haber alcanzado un éxito comercial significativo, el disco representa una gema oculta dentro del underground estadounidense de principios de los 70. Una obra que merece escucharse con los oídos del que busca y no del que espera. Porque hay cosas aquí —detalles, atmósferas, silencios incluso— que solo se revelan a quienes prestan atención.

Este no era un disco para ascender en los charts. Era una declaración áspera y poderosa, lanzada desde la periferia de las grandes escenas, pero con la convicción de quien sabe que el rock no se mide en ventas, sino en rugidos, posturas y visiones.

Impresiones personales: Serpenteando en Clave Sinfónica

Damnation —los mismos que antes se hacían llamar The Damnation of Adam Blessing— regresan bajo una forma más compacta, pero no menos intrigante. Y lo hacen con Which Is Justice, Which Is the Thief?, un álbum que no ruge, sino que respira. No embiste, sino que serpentea. Un disco de hard rock, sí, pero vestido con capas de psicodelia ya decantada, y con un aire sinfónico que no abruma, pero sí susurra.

Aquí no hay fuegos artificiales, hay brasas. La banda no busca deslumbrar, sino tejer. Y lo que teje es una telaraña de sonidos que a primera vista pueden parecer familiares, pero que se sostienen por un equilibrio casi alquímico entre la rudeza del riff, la sensibilidad melódica y una atmósfera ecléctica que se cuela por los bordes, como una niebla. Este es un disco que se mueve entre las sombras del hard rock tradicional, pero que lanza destellos sutiles hacia lo sinfónico, hacia algo más elevado. No llega a volar en espiral como un Genesis o un Yes, pero tampoco se queda pisando charcos: levita, se eleva, se da su espacio. “Sometimes I Feel Like I Just Can’t Go On” es quizá la confesión más descarnada del conjunto. No se canta, se siente. Cada nota parece tambalearse al borde de la rendición, cada acorde arrastra una carga de melancolía que duele sin necesidad de gritar.

Which Is Justice, Which Is the Thief? es un álbum de medias tintas, pero bien pigmentadas. No se quiebra en su intento de fusión: logra una identidad propia, sutil pero firme. Y aunque no figure en los altares del rock progresivo ni en las grandes listas del hard rock, tiene lo que muchos discos de su época no: una honestidad sin maquillaje. Este álbum es para el oído atento, para el buscador de sonidos con alma. Y, sin duda, para cualquier buen proghead que no se deje llevar por las etiquetas, sino por la emoción que se esconde entre las notas.

Hay en sus canciones una arquitectura más deliberada, una voluntad clara de ordenar la electricidad sin domesticarla del todo. No se zambulle de lleno en las aguas progresivas, pero moja los pies con gusto. El disco suena más refinado que sus predecesores, más maduro, como si la banda hubiera cambiado el cuero por terciopelo sin dejar de rugir. Por momentos, me recuerda al debut de Gun, pero con una fragancia distinta. Mientras Gun apuntaba a lo dramático y lo ácido, Damnation opta por la sobriedad contenida. Aquí no hay estallidos psicodélicos, sino ráfagas de melancolía disfrazada de hard rock. Y, sin embargo, dentro de esa contención, el germen progresivo empieza a asomar como un huésped curioso, como una voz nueva que golpea la puerta desde adentro. Los arreglos lo revelan: hay más matices, más armonía, más voluntad de construir climas que de solo marcar territorio. La distorsión está, sí, pero al servicio de una narrativa más amplia, más elegante. No es un cambio radical, sino una evolución natural. Como si los Damnation hubieran probado las primeras mieles de una revolución sonora en ciernes y, en lugar de devorarlas, hubieran optado por explorarlas con calma, como quien afina una nueva voz en medio del ruido.

Mini-datos:

  • Cambio de nombre misterioso:  En este álbum, la banda pasó de llamarse The Damnation of Adam Blessing a simplemente Damnation. Nadie recuerda con certeza por qué—se sospecha que fue decisión del sello o management—pero marcó una puerta hacia una nueva etapa sonora

  • Grabación en Cleveland con sonido sofisticado: Which Is the Justice, Which Is the Thief? se grabó en los estudios de Cleveland y se destacó por integrar arreglos ricos, sonidos psicodélicos y hasta orquestación ligera, proporcionando una atmósfera más refinada que sus lanzamientos anteriores.

  • Versión original en gatefold y rarezas: La edición en vinilo de 1971 salió en formato gatefold bajo United Artists Records (catálogo UAS5533) y fue relanzada por Akarma en 2000. En una impresión curiosa, el título del disco aparece sin el signo de pregunta en la portada exterior, pero conservado dentro del label

  • “Sometimes I Feel Like I Just Can’t Go On”: joya introspectiva: Esta pieza, más extensa que la mayoría, destaca por su sensibilidad melancólica y se considera el momento emocional más crudo del disco. Su posición en la cara B adiciona un cierre introspectivo al recorrido del LP.

01.Fingers On A Windmill
02.We Don´t Need It
03.Easy Come, Easy Go
04.Running Away
05.Turned To Stone
06.Please Stay Mine
07.Sometimes I Feel Like I Just Can´t Go on
08.Leaving It Up To You
09.Sweet Dream Lady

CODIGO: F-24



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