Thin Lizzy - Vagabonds of the Western World
Vagabonds of the Western World: Donde el Rock se Viste de Azul y Fuego
Hay un momento en la vida de toda banda donde el fuego deja de ser solo chispa y se convierte en llamarada. Para Thin Lizzy, ese momento fue Vagabonds of the Western World. magina una noche de 1973, los pubs humean con whisky barato y la electricidad de las guitarras aún no ha sido domesticada del todo. Phil Lynott —poeta callejero, forajido romántico, alma negra en un mundo de rock blanco— ya no canta como promesa, sino como declaración de principios. Su voz empieza a doler, a vibrar con una convicción que araña. Y la banda, esa criatura aún mutante en sus primeros discos, comienza aquí a encontrar su forma definitiva: un trío que suena como ejército, compacto como un riff de guerra, melódico como un blues vagabundo.
Este tercer álbum no solo es el último con el guitarrista Eric Bell, sino también la antesala del sonido que haría inmortal a la banda: twin guitars, épica callejera, y una sensibilidad celta que no le teme al ruido ni a la ternura. Vagabonds... es un disco puente, sí, pero también es un manifiesto. Aquí Thin Lizzy deja de tantear el terreno y comienza a galopar hacia el horizonte con el alma tatuada de riffs, poesía y rabia contenida.
Impresiones personales: Thin Lizzy y la Forma Sonora del Destino
Este tercer trabajo de los Lizzy trae un par de sorpresas bajo la manga y promete bastante. A pesar de que la banda aún no consigue manifestar un sello completamente personal, se consagra por su performance. Aquí, el grupo se aleja ligeramente de su postura progresiva para adentrarse en terrenos más cercanos al hard rock. Sin duda alguna, se trata de una obra bastante interesante, donde la gastada fórmula setentera se renueva y suena fresca. Thin Lizzy desprende pura energía en este álbum, y el trabajo de Eric Bell impregna los surcos con un sentimiento encontrado. Es, sin duda, un trabajo esmeradísimo, donde la alquimia del trío logra momentos brillantes.
Vagabonds of the Western World es un álbum que ha sabido ganarse su lugar en el culto, proclamándose como una obra de enorme valor. A pesar de que en ciertos pasajes su performance se quiebra un poco, el disco entrega muchísimo. Aquí, la banda demuestra que sabe cómo crear música y elevarla hacia los éteres más elevados. Un claro ejemplo de su talento es el tema “Slow Blues”, una muestra exquisita de sensibilidad y poder. Es una canción profunda, elegante, feroz y con una dosis de sensualidad. En ella, la visión del grupo va más allá de cualquier “poniencia” sonora; aquí ya se nota cómo van madurando y cocinando su sello personal. Por lo tanto, este álbum es el punto de lanza para el surgimiento de “La Leyenda”. A partir de esta obra podemos empezar a disfrutar del prime de la banda y, por ende, valorar toda su energía sonora. Esta obra es culto puro, una puesta afilada de la gracia consagrada del grupo.
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Thin Lizzy en 1973, días de cuero, poesía y electricidad. |
¿se puede decir que sea una entrega directa de hard rock, porque Thin Lizzy va más allá de eso. Su música es una propuesta ecléctica donde podemos apreciar desde blues & rock hasta baladas power. Y ese es su punto fuerte: se atreven a explorar distintos terrenos, a reinventarse sin perder identidad. Quizás no sean tan pesados como otras bandas del momento, pero tienen momentos de justicia proto-metal en temas como "Vagabonds of the Western World" o "Gonna Creep Up on You", canciones que te detonan con sus riffs, su entrega y esa postura energética tan característica. Aquí apreciamos a unos Lizzy desatados, en plena búsqueda, pero con la brújula bien cargada de electricidad.
...Y así, entre
rugidos de amplificadores y versos con alma, los vagabundos del oeste dejaron
su marca en la eternidad.
Una marca que no se
borra... se tatúa en el oído.
Mini-datos:
- El primer gran golpe… que no fue incluido: Thin Lizzy grabó su éxito “Whiskey in the Jar”, que alcanzó el puesto 6 en el Reino Unido en noviembre de 1972. Sorprendentemente, decidieron no incluirla en el álbum, porque sentían que no representaba su verdadero sonido. A pesar del éxito, mantuvieron su integridad musical.
- El último acto del trío original: Este fue el último disco con Eric Bell, el guitarrista original. Pronto lo reemplazaría la dupla Robertson–Gorham, y Thin Lizzy cambiaría de piel. Vagabonds se convierte así en un puente entre dos eras y marcas el fin del Mark I del grupo.
- El riff psicodélico que nació del estudio: El solo de guitarra de “The Rocker” nació casi improvisado: durante la mezcla un ingeniero les ofreció un efecto phaser; lo probaron y decidieron dejarlo tal cual. Ese riff giratorio fue parte del primer intento, capturado como si fuese un jam espontáneo en el estudio.
- Portada con raíz celta… y cómic Marvel: El arte fue diseñado por Jim Fitzpatrick, artista dublinés que creó un logo inspirado en timor celtas y estética de cómic, mezclando símbolos del neolitismo irlandés con espiral trinitaria. Fue el primero de muchos álbumes de la banda con su estilo inconfundible.
02. Hero And The Madman, The
03. Slow Blues
04. Rocker, The
05. Vagabond Of The Western World
06. Little Girl In Bloom
07. Gonna Creep Up On You
08. Song For While I'm Away, A
09. Whiskey In The Jar
10. Black Boys On The Corner
11. Randolph's Tango
12. Broken Dreams
CODIGO: D.1-32
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