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Fraction - Moon Blood

 


Absolutely perfect heavy Christian rock album with intense, menacing, doomy, atmosphere, some wild guitar and soaring vocals. It is very consistent with a uniform sound that grips the listeners from start to finish. The lyrics are poetic, cryptic, and spiritual. I am not religious but I swear, whenever I hear tracks "Come Out of Here" or "Eye of the Hurricane" - I am tempted to go down on my knees and pray. Powerful album, powerful music. 

“Y en la vigilia del sueño, cuando las sombras bebían de la luz, apareció un coro de fuego y ecos distorsionados. Y los muros se derritieron, y las estrellas cantaron con cuerdas de hierro, y el mundo ardió en un sonido sin fin.”
(Crónicas de los Viajeros, capítulo V, versículo 11)

El culto de los verdaderos malditos: Moon Blood

Dicen que en los sótanos de Los Ángeles, allá por 1971, circulaban discos que no se conseguían en disquerías, sino que pasaban de mano en mano como evangelios apócrifos. Uno de esos fue Moon Blood, único y ardiente testamento de una banda llamada Fraction. No eran hijos del peace & love, ni portadores de flores: eran predicadores eléctricos con la garganta encendida y la Biblia en la mano izquierda, mientras la derecha empuñaba el fuzz como espada.

Escucharlos era asistir a una misa torcida: Jim Beach no cantaba, predicaba a gritos como un profeta desesperado que exige salvación inmediata. La guitarra no era acompañamiento, era puñal; la batería no marcaba el ritmo, golpeaba como tambor ritual en medio de un desierto en llamas. Moon Blood no busca complacer ni adornar: arrastra al oyente a un trance eléctrico, como si cada riff fuese un versículo tallado en piedra y cada grito un relámpago en plena tormenta.

No era Woodstock ni utopía hippie; esto era contracultura de sótano, un culto menor, abrasivo, incendiario. En esas cinco canciones no hay paz: hay guerra santa, hay redención underground. Por eso el disco nunca sonó en las radios ni se convirtió en mercancía oficial: fue condenado al margen, donde brillan los verdaderos malditos. Medio siglo después, Moon Blood sigue latiendo como un corazón envuelto en cenizas, esperando al próximo iniciado que se atreva a escuchar y comprenda que en este vinilo arde todavía un fragmento del Apocalipsis.

Impresiónes Personales: El culto sonoro de Fraction

Cuando puse Moon Blood por primera vez, sentí como si alguien quisiera invocar a los Doors en una versión más ácida, más oscura y cargada de dramatismo. Fraction sonaban como predicadores de garaje con fuzz en las venas: un hard rock áspero, de vibra pesada, con ecos psicodélicos y esa teatralidad que parecía querer desgarrar el aire. Su propuesta no es original —la sombra de Morrison se siente demasiado cerca—, pero aun así logran provocar un click emocional, una sacudida que atraviesa la piel. La voz de Jim Beach es el gran dilema: forzada, exagerada, a ratos sobreactuada, casi una caricatura del propio Morrison… pero en esa desmesura se esconde también su encanto. Es un grito que busca ser revelación, un sermón desesperado que, aunque imperfecto, consigue prender fuego. La banda lo sostiene con una instrumentación sólida: guitarras filosas como cuchillas, batería ritual, bajos que resuenan como un eco subterráneo.

No es un álbum perfecto ni innovador, pero tiene alma, intensidad y esa vibra de culto menor que atrapa. Entre lo sobreactuado y lo genuino, Moon Blood logra momentos brillantes, como relámpagos en mitad de un cielo cargado. Y ahí está su fuerza: un ritual eléctrico que, pese a sus excesos, cala hondo y deja al oyente marcado, como si hubiera asistido a una misa clandestina en donde lo prohibido suena más verdadero que lo sagrado.

Mini-datos:

  • Edición fantasma: Moon Blood fue lanzado en 1971 en una tirada privada de apenas 200 copias. Los vinilos se vendían directamente en conciertos o de mano en mano. Hoy, un original puede superar los 4,000 dólares en subastas de coleccionistas.

  • Los “Doors de garaje”: La voz de Jim Beach era tan parecida a la de Morrison que durante un tiempo la gente especuló que Fraction era una especie de “banda secreta” con miembros conectados a los Doors. Nunca fue cierto, pero la leyenda corrió en los círculos underground.

  • Portada en clave religiosa: La portada del álbum muestra a la banda con cruces gigantes y estética casi litúrgica. Fraction no lo ocultaba: su propuesta tenía un fuerte trasfondo cristiano apocalíptico, lo cual chocaba de frente con la psicodelia hippie de la época.

  • Redescubrimiento tardío: Durante décadas el disco fue casi imposible de encontrar. Fue recién en los 90’s que algunos coleccionistas europeos comenzaron a difundirlo, convirtiéndolo en un objeto de culto. Hoy es considerado uno de los vinilos más raros del hard rock psicodélico estadounidense.

01. Sanc-Divided
02. Come Out Of Her
03. Eye Of The Hurricane
04. Sons Come To Birth
05. This Bird
06. Sky High

CODIGO: I-10




Anexo:

Damnation of Adam Blessing - Same 

Si Moon Blood es un sermón eléctrico que busca incendiar el alma, Damnation of Adam Blessing juega en la otra orilla del espejo: más melódico, con un barniz psicodélico elegante y un aire casi solemne, pero igualmente cargado de fuego interno. Donde Fraction grita la salvación a los cuatro vientos, Adam Blessing la susurra entre armonías vocales y guitarras bañadas en acidez contenida. Ambos discos comparten la urgencia de un mensaje espiritual disfrazado de rock, pero mientras Moon Blood es apocalipsis de sótano, Damnation parece misa psicodélica bajo vitrales caleidoscópicos. El contraste es nítido: dos caminos distintos hacia la misma búsqueda trascendental.

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