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Weed - Weed...!

 

Keyboardist for Uriah Heep sneaks off with some dudes from Virus and they take part in a side project, entitling it “Weed”, and what’s birthed is some blues rock goodness.The vocals are terrible, but the sound is mixed well and the production churns out some great, slightly jammy rock music. It would have been interesting to see where Weed would have ended up had it not been just a time killing side project. Lovers of blues rock should invest some time into this album which we all root for based on the title and cover alone.

Although he was not credited due to contractual reasons, this is a Ken Hensley project, backed by members of German band Virus. While Ken was not overly happy with this record and felt his heart was not in it, the music speaks for itself and is roundly superb and enjoyable all throughout.

Seis Golpes y un Hammond: La receta de Weed

En 1971, mientras el planeta todavía digería los restos psicodélicos de Woodstock y las primeras ráfagas de metal pesado caían como meteoritos sobre el vinilo, desde la Alemania profunda emergió WEED: una banda con nombre de sustancia controlada, mirada de sospechoso en la frontera y una misión tan clara como ilegal: patear cabezas y tímpanos con un debut que olía a amplificador recalentado y papel de fumar barato.

Olvídate de las pretensiones cósmicas o el misticismo flower power: aquí no hay luz blanca ni sueños lisérgicos, sino riffs como cadenas de ancla, un órgano Hammond que podría abrir portales al infierno, y una base rítmica que suena como si un tanque Panzer hubiera aprendido a bailar rock. Es el tipo de disco que no aparece en vitrinas relucientes, sino en cajas polvorientas, con la portada manchada de cerveza y el vinilo lleno de cicatrices de aguja. Y cuando lo pones… cuidado: ese rugido no es nostalgia, es dinamita. Weed no buscaban gloria, buscaban volumen. Y lo consiguieron.

Impresiones Personales:  Weed y el rugido que vino del humo

Weed es una de esas joyas alemanas que no se encuentran en vitrinas relucientes, sino en cajas polvorientas que alguien te pasa con una sonrisa cómplice y la advertencia: “Ponlo fuerte o no lo pongas”. Hard rock con huesos bluseros, músculo progresivo y actitud de callejón, nacido a principios de los 70’s y formado por veteranos curtidos: miembros de Virus y, como fichaje estrella, el mismísimo Ken Hensley de Uriah Heep.

El debut vio la luz en marzo de 1971, colándose entre dos monstruos como Salisbury y Look at Yourself (y sí, se nota la huella de Heep), pero con una personalidad propia que mezcla riffs como puños cerrados, un Hammond que amenaza con abrir portales y una base rítmica que no da respiro. Son seis cortes macizos, cargados de punch y fuerza, ejecutados con un calibre instrumental y vocal que los pone hombro a hombro con titanes del hard prog como Zarathustra, Blackwater Park, Epitaph o Armageddon.

Mis impresiones con este álbum son más que buenas: Weed cumple su misión y genera la vibra perfecta para una sesión intensa, con una performance sólida y una visión clara de lo que quieren transmitir. Aquí hay un Hard Rock elegante, con vena progresiva, pero con un peso específico que lo vuelve heavy de verdad. Su naturaleza ecléctica lo lleva a un viaje sonoro con toques ácidos, pasajes jazzeros y un pulso blusero, lo que le da un sello particular.

No es un disco que busque reinventar la rueda, pero se nota la entrega y la honestidad de la banda. Sí, la sombra de Uriah Heep está ahí (y no solo por Ken Hensley), con ciertos pasajes que recuerdan más al debut de los Heep que a otra cosa. Sin embargo, cuando Weed se sacude esa marca, lo que queda es un trabajo vibrante, nada simplón ni descafeinado. Hay mucho del espíritu de los 70’s: Hammond rugiendo, arreglos bien cuidados, una postura heavy y un toque proto-metálico que a ratos evoca a Black Sabbath, algo de Cream y, claro, la inevitable cuota Heep. Un álbum ideal para quienes aman el sonido pesado, macizo y contundente de los 70’s, de esos que dejan huella en la aguja del tocadiscos y en la memoria.

Mini-datos:

  • Ken Hensley en modo ninja: Aunque era el tecladista estrella de Uriah Heep, Ken Hensley grabó el álbum prácticamente de incógnito. Oficialmente estaba “de visita” en Alemania, pero terminó dejándose caer en el estudio, tocando y componiendo con la banda.

  • Bautismo verde: El nombre Weed no fue una metáfora poética: en el argot de la época, era una declaración directa de afinidad con la hierba. No había confusión posible: este no era un disco para las reuniones de té.

  • Herencia de Virus: La base instrumental provenía de Virus, banda alemana de rock progresivo/psicodélico, lo que explica la facilidad con que mezclan riffs pesados con pasajes más elaborados y atmósferas extrañas.

  • Huellas de Heep: El sonido del Hammond, las armonías y algunos giros melódicos son tan cercanos a Uriah Heep que durante años hubo fans que pensaron que Weed era un proyecto paralelo oficial de la banda británica.

  • El culto crece: ublicado por el sello alemán Phillips, el disco tuvo una tirada muy limitada en 1971. Décadas después, sus originales son piezas codiciadas en el coleccionismo de hard prog, alcanzando precios altos en subastas especializadas.
 01. Sweet Morning Light
02. Lonely Ship
03. My Dream
04. Slowin' Down
05. Before I Die
06. Weed

CODIGO: A-35



Nota: Para apreciar el "FULL ART" de la portada dale click al enlace. 
https://i.ibb.co/1ffX0zQQ/Weed.jpg

Anexo:

Lucifer's Friend - Same 

Como si ambos discos compartieran un mismo conjuro sonoro, Lucifer’s Friend - Same emerge desde la niebla con su aura enigmática y oscura, envolviendo al oyente en un ritual de sonidos que parecen susurrar secretos olvidados. Esta conexión intangible con Weed - Weed...! crea un puente invisible entre lo esotérico y lo musical, un pacto que solo los verdaderos iniciados del culto pueden descifrar.


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