Clásicos de Oro: Miles Davis - Bitches Brew
Emerging from the fog of In a Silent Way, Bitches Brew coalesces Davis' new electric sound. Not yet featuring the heavy funk influence which would dominate the likes of On the Corner, this iteration of Miles' fusion experiments involves a seamless melding of traditional jazz improvisations and more rock-influenced playing in loose, hypnotic frameworks that yield more and more surprises with each listen. Again featuring a grab-bag of future fusion pioneers, the dark, brooding atmosphere would eventually be taken to an extreme by the Mahavishnu Orchestra, although the playing never really gets as fast as that on, say, The Inner Mounting Flame and in fact is usually somewhat laid back (though there are occasional outbreaks of volcanic, frenzied playing, as in Sanctuary just after the four and a half minute mark). In truth, there isn't very much that quite sounds like it, though many imitators would try over the ensuing years
Even more so than 2001: A Space Odyssey or Pink Floyd's The Dark Side of the Moon, Miles Davis's 1970 masterpiece Bitches Brew is the head trip, astral ride of modern times. I can only imagine that there are several rappers who wish that Miles hadn't beat them to the title "Bitches Brew." Oh well, too late, suckas.
Las víctimas de mordedura de serpiente no tendrán ninguna prisa por encontrarse con Bitches Brew. La frenética y más negra que la noche “Pharaoh’s Dance” está garantizada para arrastrarlas de nuevo a una paranoia lánguida y deshilachada; el duelo de Dave Holland con Harvey Brooks es como pequeños insectos arrastrándose alrededor de una herida abierta, mientras Miles dirige ese veneno implacable directo al corazón y la risa demente de John McLaughlin solo sirve para convertir la composición de Joe Zawinul en un lúgubre visigodo que ni la primera luz del alba logra extinguir. Melódicamente obstinado, este conjunto de tóxicas jam sessions grabadas en vivo en el estudio muestra a Miles preparándose en vano para conspirar junto a Jimi Hendrix —“Miles Runs the Voodoo Down”, y “Sanctuary” de Wayne Shorter, son lo más cercano a una navegación tranquila que las circunstancias permiten. El plato del día en la cocina del Infierno es servido por Miles Davis-
El Monstruo Sonoro de 1970: La Revolución de Miles Davis
A finales de la década de los sesenta, el jazz vivía un punto de
inflexión. Los clubes que antes vibraban con los sonidos del hard bop y el
post-bop empezaban a vaciarse, mientras los grandes estadios eran conquistados
por el rock, la psicodelia y las guitarras distorsionadas. El espíritu
contracultural exigía nuevas formas de expresión: la improvisación debía
expandirse, romper sus límites, buscar territorios donde el pulso de la calle y
el eco de la revolución se encontraran.
En ese terreno movedizo se encontraba Miles Davis, el eterno mutante del jazz. Había reinventado el género una y otra vez: desde el cool jazz de Birth of the Cool, pasando por la arquitectura modal de Kind of Blue, hasta los paisajes abstractos de su segunda gran quinteta en los sesenta. Pero en 1969, después de absorber el rugido eléctrico de Jimi Hendrix, las atmósferas expansivas de Sly and the Family Stone y el vértigo de la psicodelia, Davis comprendió que el jazz debía estallar.
El resultado fue Bitches Brew (1970), una obra que no solo irrumpió en el panorama musical: lo sacudió con la fuerza de un terremoto. Dos vinilos convertidos en aquelarre eléctrico, donde el jazz se fundía con el rock y la psicodelia para alumbrar un monstruo sonoro sin precedentes. Más que un álbum, fue una declaración: el jazz podía ser radical, podía ser experimental y podía hablar el idioma del futuro.
Contexto histórico: La Forja de un Monstruo Eléctrico
Cuando en marzo de 1970 Bitches Brew llegó a las tiendas, el mundo del jazz no estaba listo para lo que se venía. Este no era el Miles Davis de Kind of Blue (1959), el arquitecto del cool jazz que había seducido al gran público con un lirismo elegante y melancólico. No: este era un Miles en plena metamorfosis, con el oído abierto a Jimi Hendrix, Sly & The Family Stone y James Brown. Su mirada apuntaba hacia adelante, decidido a derribar las paredes entre géneros y encender una llamarada eléctrica que cambiara el rumbo del jazz para siempre.
El proyecto se gestó en agosto de 1969, apenas unos días después de Woodstock, en un Nueva York vibrante y caótico, con el jazz enfrentando un momento de crisis: las ventas caían, el rock dominaba la radio y las nuevas generaciones apenas volteaban a mirar a los grandes del bebop. Miles, sin embargo, no pensaba retirarse: pensaba reinar en el nuevo paisaje sonoro. Para lograrlo reunió a una banda de ensueño —una verdadera selección de la vanguardia—: Wayne Shorter (saxofón soprano), Joe Zawinul (teclados), Chick Corea (Fender Rhodes), John McLaughlin (guitarra eléctrica), Dave Holland (bajo), Jack DeJohnette, Lenny White y Don Alias (batería y percusión), más el incombustible Bennie Maupin en el clarinete bajo. Esta alineación por sí sola era una bomba: músicos que venían de mundos distintos, improvisadores de alto calibre, listos para seguir a Miles en su aventura eléctrica.
Las sesiones, registradas entre el 19 y el 21 de agosto de 1969 en los estudios de Columbia en Nueva York, no fueron convencionales. Miles no entregó partituras cerradas ni indicaciones precisas: lo que dio fueron direcciones, frases cortas, ideas abstractas, y dejó que el caos creativo hiciera el resto. El productor Teo Macero fue esencial en el resultado final, pues tomó horas de material grabado y las transformó en un disco doble de 94 minutos que parecía fluir como un hechizo continuo.
El resultado fue un álbum que no sonaba a nada conocido: una mezcla de jazz, rock, funk y psicodelia, atravesada por capas de percusión, líneas de bajo repetitivas y el rugido procesado de la trompeta de Miles, que parecía hablar en lenguas. No había canciones en el sentido tradicional: había rituales sonoros, largas improvisaciones colectivas que avanzaban como ríos hipnóticos.
El sonido de Bitches Brew es denso, polirrítmico y expansivo. Cada instrumento se mueve como en un trance: las percusiones se superponen creando un tapiz tribal; los teclados eléctricos de Zawinul y Corea forman un colchón líquido donde el bajo de Holland se mantiene en bucle como un mantra. La guitarra de McLaughlin aporta tensión eléctrica, como si lanzara chispas en medio del aquelarre, y el clarinete bajo de Maupin añade una oscuridad casi subterránea. La trompeta de Miles, procesada con pedales de efectos, no lidera desde arriba: se sumerge en el pantano sónico, emerge para dar órdenes y vuelve a desaparecer entre la bruma.
En términos de impacto, Bitches Brew fue el Big Bang de la fusión: inspiró la creación de bandas enteras (Weather Report, Mahavishnu Orchestra, Return to Forever) y cambió para siempre la relación entre el jazz y la electricidad. A nivel comercial, fue un éxito sorprendente: se convirtió en el álbum de jazz más vendido en la historia de Columbia Records, alcanzando el disco de oro en 1976, algo impensable para un álbum doble, experimental y de improvisación libre. Su influencia se extendió más allá del jazz, llegando a músicos de rock progresivo, funk y música experimental. Algunos críticos lo llamaron “blasfemia”, otros “genialidad pura”, pero Bitches Brew estableció un nuevo paradigma: el jazz podía ser un espacio de confrontación, de trance, de peligro. No era para relajarse, era para perderse.
Impresiones Personales: Cuando el Jazz se Electrificó
Un álbum legendario, revolucionario y de vanguardia. Miles Davis y su legión de alquimistas eléctricos componen aquí una obra laboriosa y compleja, pero también libre y desbordante de creatividad. Bitches Brew es la cristalización definitiva de la fusión: un aquelarre sonoro donde se mezclan tres corrientes esenciales —la electricidad de Hendrix, la exudación rítmica de James Brown y la espiritualidad cósmica de Coltrane— para engendrar algo completamente nuevo. Miles se aleja del refugio seguro del jazz purista y se lanza al océano desconocido, expandiendo los límites de lo que podía ser el jazz. El resultado es un álbum denso, hipnótico, donde la improvisación es la brújula y la creatividad, el combustible. Cada músico toca como si estuviera en trance, y el oyente queda atrapado en este viaje de 94 minutos de pura electricidad ritual. No es un álbum que se escuche de paso: es una experiencia que se vive, que se suda, que se respira. Jazz convertido en ceremonia, envuelto en locura avant.
Mini-datos:
- Las sesiones sin partitura: Miles no usó partituras tradicionales. Llegaba al estudio con apenas un par de frases, acordes sueltos y conceptos en mente. Les daba indicaciones crípticas a los músicos —cosas como “toca como si tuvieras que salvar tu vida”— y dejaba que el caos controlado generara magia.
- La edición fue la verdadera alquimia: El productor Teo Macero jugó un papel tan importante como cualquier músico: tomó horas de improvisaciones y, con tijeras y cinta magnética, armó las largas suites del álbum. De hecho, buena parte de la estructura de Bitches Brew es fruto del “collage” de Macero.
- Inspirado por Hendrix: Miles estaba fascinado por Jimi Hendrix y su sonido eléctrico. Incluso planeaban grabar juntos, pero la colaboración nunca se concretó debido a la muerte de Hendrix en 1970. Bitches Brew es, en parte, la manera de Miles de llevar el fuego de Hendrix al lenguaje del jazz.
- Un éxito inesperado: Pese a ser un álbum doble, experimental y difícil, Bitches Brew se convirtió en el disco de jazz más vendido de Columbia Records en su momento. Alcanzó el disco de oro en 1976, algo impensable para un álbum de improvisación libre de 94 minutos.
- Cambió la industria (y a sus músicos): Después de grabar este álbum, muchos de los músicos involucrados se convirtieron en leyendas de la fusión: Joe Zawinul y Wayne Shorter fundaron Weather Report, John McLaughlin creó la Mahavishnu Orchestra, y Chick Corea inició Return to Forever. Bitches Brew fue literalmente la cuna de la fusión
02.Bitches Brew
03.Spanish Key
O4.John McLaughlin
05.Miles Runs the Voodoo Down
06.Sanctuary
CODIGO: @
Nota: Si quieres profundizar aún más en el universo de
Bitches Brew, sumérgete en este artículo de JazzTimes y descubre nuevas capas
de esta obra monumental.
Fuente: [jazztimes.com]
https://tinyurl.com/4venvema
Anexo:
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