The Jeff Beck Group - Beck-Ola
It did not take me too long
is a far more even, and less adventurous album than the Jeff Beck Group's debut
Truth, and that's the reason why it works so well where Truth sometimes fell
flat on it's face. When they concentrate on playing down and dirty Rock this
band just cooks, and here the entire Jeff Beck Group perform at 110%. Jeff
Beck's Guitar burns and screams. Ronnie Wood's Bass is just primal thump.
Aynsley Dunbar's Drumming is an avalanche. And a very young Rod Stewart has
rarely sung better. And Nicky Hopkin's Piano is a gorgeous revelation at times,
especially on his signature piece. The gorgeous Girl From Mill Valley. But the
highlights here are many, and include the wonderfully driving Spanish Boots,
the heavy thudder Plynth (Water Down the Drain), and the ripping The Hangman's
Knee. 5 hard charging stars.
Beck-Ola: El Rugido de la Guitarra del Diablo
1968 había sido el año de la gran diáspora de guitarristas: Clapton ya reinaba con Cream, Hendrix había reescrito las reglas de la distorsión y Jimmy Page estaba a punto de encender la mecha de Led Zeppelin. En medio de este panorama, un tipo de expresión eléctrica todavía más temeraria comenzaba a tomar forma: Jeff Beck, el más impredecible de los ex-Yardbirds, estaba formando su propio ejército sónico.
El Jeff Beck Group fue más que una banda; fue el laboratorio donde Beck experimentó sin miedo, rompiendo el molde del blues británico para convertirlo en un animal más salvaje y pesado. Si Truth fue su declaración de independencia, Beck-Ola fue el rugido que lo consolidó como otro héroe de las cuerdas, tan importante como Clapton o Page, pero con una identidad única. Aquí, Beck no solo toca la guitarra: la domina, la tuerce, la hace chillar y gemir como si estuviera poseída. La prensa de la época, en su afán de encontrar metáforas grandilocuentes, llegó a llamarlo “la guitarra del diablo”, y escuchando estas sesiones uno entiende por qué: cada riff parece una invocación, cada solo un exorcismo. Con Rod Stewart desatando su voz con el desgarro de un joven león, Ron Wood marcando el pulso en el bajo y Micky Waller manteniendo la batería como una hoguera constante, el grupo creó un sonido que anticipaba la potencia del hard rock y la crudeza del heavy blues. Era el inicio de la etapa mítica de Beck, un tiempo breve pero legendario en el que el rock dejó de ser solo melodía y se convirtió en un terremoto de emociones.
Contexto histórico: De Yardbirds a Bestia
Tras el impactante debut de Truth en 1968, Jeff Beck no estaba dispuesto a dormirse en los laureles. Su visión musical exigía una dirección más densa y poderosa, un sonido que rompiera definitivamente con el molde del blues británico. Para ello tomó una decisión crucial: reemplazó al baterista Micky Waller, cuyo estilo estaba fuertemente marcado por la escuela Motown, por Tony Newman, un baterista capaz de aportar el peso y la contundencia que Beck buscaba. Paralelamente, el pianista Nicky Hopkins —figura de lujo que ya había dejado su sello en Truth— fue incorporado de manera permanente, dotando al grupo de un componente melódico y atmosférico que resultaría esencial en la identidad de este segundo trabajo.
Las sesiones de grabación de Beck-Ola se realizaron en Londres durante seis intensas jornadas de abril de 1969 (1, 6, 8, 10, 11 y 19). En ellas, el Jeff Beck Group tejió un repertorio que combinó composiciones originales con audaces relecturas de clásicos del rock and roll: “All Shook Up” y “Jailhouse Rock”, en las que el piano de Hopkins brilla con protagonismo absoluto. Entre los temas propios destaca el instrumental “Rice Pudding”, una pieza que cierra el álbum con un muro de sonido que parece anticipar el advenimiento del hard rock.
El concepto visual del álbum no fue menos provocador: la portada presenta una reproducción de The Listening Room, pintura del surrealista belga René Magritte, mientras que en la contraportada de la edición original se lee la frase italiana “Cosa Nostra” —“Nuestra Cosa”—, un guiño críptico que reforzaba la identidad casi secreta y exclusiva del proyecto. Poco después de finalizadas las sesiones, el grupo emprendió una ambiciosa gira por Estados Unidos. Su nombre llegó incluso a figurar en los carteles promocionales del Festival de Woodstock. Sin embargo, las tensiones internas entre Jeff Beck, Rod Stewart y Ronnie Wood alcanzaron un punto de no retorno. Stewart y Wood fueron despedidos antes del histórico festival y más tarde se unirían a Faces, mientras Hopkins se integraría a la banda de gira de The Rolling Stones, permaneciendo con ellos hasta 1972. Beck, golpeado también por un grave accidente automovilístico, decidió finalmente disolver el grupo en diciembre de 1969, poniendo fin a una etapa breve pero crucial en la gestación del hard rock.
Impresiones Personales: El Álbum que Golpea como un Martillo de los Dioses
Beck-Ola es otra maravilla de su época, quizás no venga al caso citarlo como una obra digna de su momento… o quizás sí, pero lo único que puedo decir es que tiene mucho que ofrecer. Aquí uno de los mayores atributos es la guitarra: esta se roba el show, no hay duda alguna. A Beck se le puede llamar “la guitarra del diablo”, porque lo que escuchamos aquí es pura performance incendiaria y maliciosa, una obra digna de elevarse sobre los cielos grises para brillar. Además, es contundente, fiera y áspera, pero con cierto toque de delicadeza y una chispa de sensualidad que te agarra del cuello y no te suelta. Basta poner clásicos como “Spanish Boots” o “Rice Pudding”: piezas que no solo suenan con elegancia, sino que se atreven a jugar con cambios de tiempo y una dosis generosa de ácido sónico. Y sí, en algún punto hasta se le puede considerar proto-prog, pero decir eso ya es prenderle fuego a la pólvora —los “sabedores” pueden rasgarse sus trajes gritando “¡no sabes nada, poser!”— lo cual, honestamente, le agrega más sabor a la discusión.
En fin, para aligerar la tensión solo diré que Beck-Ola es una puesta en escena brava y provocadora, con canciones realmente exquisitas y de esas que hacen temblar las paredes del vecindario. A veces suena como hard rock de combate, otras como “jazz rock mutante” y en otras como un tributo rudo a la vieja escuela del rock & roll, “Jailhouse Rock” por ejemplo suena asesino. Esta es una joya para revisitar una y otra vez, porque es un álbum que junto con su predecesor puede verse como una pieza fundacional del heavy metal, empujando el blues hacia el hard rock y poniendo a pelear la guitarra de Beck contra la voz de Stewart, igual que lo harían Page y Plant en Led Zeppelin. Este es uno de esos discos de los sesenta que no solo debes tener en tu colección: debes usarlo para convertir a nuevos creyentes al culto del volumen. Hasta más vernos.
Mini-datos:
- Grabación exprés con atmósfera salvaje: Según Jeff Beck: Classic Album Of The Month, el álbum fue grabado muy rápido: tras una intensa gira por EE.UU. empezaron en Londres y “la clavaron en su forma más cruda”. Tomó como cuatro días completar la grabación base, lo que le dio al disco una vibra de espontaneidad — energía sin pulir, con bordes que raspan como lija.
- Tensión con el productor sobre quién era la estrella: Mickie Most, el productor, quería impulsar a Beck como popstar y mantenerlo destacado, lo que generó roces con Rod Stewart. Beck cuenta que Most “no le agradaba nada Rod Stewart”, ya que consideraba que Stewart podía robarle protagonismo. Esto añadió más combustible al fuego creativo, con una mezcla de ambición personal + urgencia de destacar.
- El contraste Hopkins-Beck: el arma que domestica la tormenta: Beck dijo que la llegada de Nicky Hopkins al grupo aportó algo muy valioso, pero también algo que “suavizaba” lo crudo del sonido. Hopkins introdujo pasajes más melódicos, momentos de piano ligero que contrastaban con las guitarras agresivas. Beck reconoció que esto hizo algunas partes más seguras, más familiares. Esa tensión entre lo civilizado (el piano) y lo salvaje le da al disco su carácter único.
- Se canceló su actuación en Woodstock por fricciones internas: Una de las anécdotas más dramáticas: tras grabar Beck-Ola, la banda se preparaba para presentarse en Woodstock, lo cual habría sido un momento definitorio. Estaban ya en los carteles promocionales, pero las tensiones entre Beck, Wood y Stewart llegaron a un punto crítico y Stewart y Wood fueron despedidos antes del festival. Esa cancelación dejó la posibilidad de que el álbum tuviera aún más resonancia histórica en directo, lo que nunca ocurrió.
CODIGO: @
Bulbous Creation – You Won't
Remember Dying
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