The Dictators - Go Girl Crazy!
In Jr. High there were some kids who said they were in a band and wore dead kennedys patches and stuff and they made out with girls and showed up to class late and they went to jack in the box after school every day and they made fun of fat kids. And they were cool. So is this album.
Atención, adolescente: si tú y unos amigos van a espiar el vestuario de las chicas, o a fisgonear por las ventanas del dormitorio de la escuela de belleza del barrio… y casi los atrapan, pongan este disco en repetición toda la noche. …De nada.
Go Girl Crazy! y el nacimiento del caos neoyorquino
A mediados de los setenta, cuando Nueva York se debatía entre la decadencia y la euforia, surgió una banda que no encajaba en ningún molde, y por eso mismo resultaba irresistible. The Dictators irrumpieron en el mapa con un álbum que parecía una broma interna, un homenaje sarcástico a todo lo que el rock tomaba demasiado en serio. Go Girl Crazy! no buscaba agradar; era como si un grupo de adolescentes con cómics de Mad Magazine en los bolsillos y hamburguesas frías en la mano hubieran decidido tomarse el escenario por asalto.
Su sonido no era glam ni punk, pero respiraba el espíritu de ambos. Era rock ’n’ roll pasado por el filtro de la ironía, del cine barato y de la televisión basura que alimentaba la imaginación de una generación harta de los solos interminables y la pompa progresiva. En cada riff había una carcajada, en cada grito un guiño cómplice. Go Girl Crazy! fue, sin saberlo, el manifiesto de una era que estaba por estallar.
Impresión Personal: Sátira, ruido y hamburguesas frías
Otra de aquellas bandas que ya olían a punk & roll era The Dictators, una agrupación incontenible, salvaje y lasciva que funcionó como el enlace más claro con los Ramones. Su álbum Go Girl Crazy! de 1975 era un tótem de blasfemia y cultura chatarra, un collage sonoro construido con restos de cómics, hamburguesas, autos oxidados y televisión basura.
La banda reciclaba rock & roll, música surf, folk-rock y Mersey-beat, pero lo tocaban de la forma más rápida, ruidosa y delirante posible. Le agregaban una actitud demente y espástica que transformaba el humor corrosivo de Frank Zappa o la irreverencia poética de The Fugs en un auténtico ataque terrorista de tres acordes. Su sonido era una parodia que terminó volviéndose profecía: un espejo roto en el que el futuro del punk se reflejaría sin saberlo. Además de su influencia directa en el punk temprano, el álbum fue una de las chispas que encendieron la creación de la mítica revista Punk, fundada por John Holmstrom y el periodista Legs McNeil. En el libro Please Kill Me: The Uncensored Oral History of Punk, McNeil recordaría que Go Girl Crazy! impactó tanto a él y a sus amigos que decidieron crear la revista solo para “convivir con los Dictators”. Así de incendiario fue su efecto: un disco que no solo anticipó un movimiento, sino que ayudó a bautizarlo.
Era 1975, y el punk aún no se había establecido por completo, pero un puñado de bandas ya cargaban en sus guitarras los restos del rock decadente de los 60’s. The Dictators fueron una muestra brillante de ese tránsito: los bufones sagrados del rock, los heraldos del ruido que se rieron primero, antes de que el punk aprendiera a gritar.
Cierre: El rugido antes del estallido
Go Girl Crazy! no solo fue un disco: fue una broma cósmica que terminó volviéndose profecía. Un álbum que nació del sarcasmo y terminó sembrando las semillas de un nuevo lenguaje sonoro. The Dictators no querían cambiar el mundo, pero lo hicieron a su manera: con carcajadas, ruido y riffs tan desquiciados como sinceros. Mientras el rock progresivo se perdía entre castillos y sinfonías interminables, ellos irrumpieron con un sentido del humor brutal y un instinto de supervivencia que olía a cerveza rancia y sótano neoyorquino. De su insolencia nacieron los cimientos del punk: un género que aprendería pronto que no se necesita pureza, sino actitud. Hoy, Go Girl Crazy! suena como un espejo deformado del rock clásico y una postal temprana del caos que vendría. Es el rugido antes del estallido, el último grito alegre de un tiempo que no sabía que estaba a punto de prenderse fuego.
Mini-datos:
- El álbum que Columbia no entendió ni con subtítulos: Cuando Go Girl Crazy! salió en 1975, la disquera Columbia Records no sabía qué hacer con él. Lo promocionaron como una especie de comedia musical demente, sin entender que lo que tenían era proto-punk puro. El disco fue un fracaso comercial inmediato, pero se convirtió en culto cuando los primeros punks lo redescubrieron dos años después.
- Handsome Dick Manitoba: el roadie que terminó como frontman por accidente: El vocalista Handsome Dick Manitoba ni siquiera era parte original de la banda: era el roadie y amigo del guitarrista Ross “The Boss” Friedman. Un día subió al escenario borracho, empezó a gritarle al público... y el resto es historia. Así nació uno de los frontmen más carismáticos (y caóticos) del proto-punk.
- Inspiraron la revista que le dio nombre al punk: Como mencionaste, Legs McNeil y John Holmstrom fundaron la revista Punk después de escuchar Go Girl Crazy!. Les pareció que esa actitud bufonesca, anti-élite y callejera era el punk. Querían estar cerca de los Dictators, y sin proponérselo, terminaron dándole nombre a todo el movimiento.
- Ross “The Boss” antes de convertirse en metalero de leyenda: El guitarrista Ross Friedman (Ross “The Boss”) más tarde fundó Manowar, los titanes del metal épico. Sí, el tipo que ayudó a parir el punk & roll también fue el que trajo al mundo a los guerreros del Valhalla. Un salto estilístico digno de un multiverso del rock.
01. The Next Big Thing
02. I Got You Babe
03. Back to Africa
04. Master Race Rock
05. Teengenerate
06. California Sun
07. Two Tub Man
08. Weekend
09. (I Live For) Cars and Girls
CODIGO: E-1.42
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