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Tritonus - Between the Universes

 

Mostly mellow progressive / space / Kraut rock from this German outfit with the synths / keyboards front and center. Five lengthy songs all of them winners.

Prólogo: Imagina la banda sonora de una película de ciencia ficción producida en la antigua Alemania del Este: decorados de cartón piedra, héroes filosóficos con trajes plateados, y una sensación de melancolía futurista que se escapa entre los sintetizadores. sí suena Tritonus, un grupo que parece haber surgido de un sueño entre Pulsar y Triumvirat, con el corazón en los estudios del rock sinfónico y la cabeza flotando más allá de la estratósfera. Su música es un tránsito sereno por galaxias de luz analógica: melodías suaves, atmósferas espaciales y un romanticismo tecnológico que aún hoy resulta hipnótico. En Between the Universes no hay prisa, ni rabia, ni pretensión de grandeza: solo la voluntad de dibujar el infinito con acordes.

Ecos desde la galaxia analógica

En el vasto universo del rock progresivo alemán de los años setenta —esa constelación donde coexistían lo sinfónico, lo experimental y lo místico—, Tritonus ocupa un espacio discreto, pero de una belleza singular. No fue una banda de masas ni una supernova mediática: fue una estrella distante, de brillo tenue pero constante, que dejó tras de sí un eco melódico aún detectable entre los coleccionistas del culto progresivo.

Tritonus fue el proyecto inicial de Peter K. Seiler, un joven estudiante de arte alemán que soñaba con crear música que desbordara las fronteras del tiempo y del espacio. Su visión era clara: formar una banda de rock clásico en la tradición de Emerson, Lake & Palmer, con teclados monumentales, precisión sinfónica y voces inglesas que evocaran la elegancia de Greg Lake. Seiler, hoy reconocido compositor e intérprete de new age, ambient y música clásica contemporánea, continúa expandiendo aquel ideal sonoro que germinó en las aulas de arte de Mannheim. Para su segundo y último álbum, Between the Universes (1976), el grupo incorporó a Geff Harrison, exmiembro fundador de la mítica 2066 & Then y exvocalista de Kin Ping Meh, quien aportó una presencia vocal más madura y un dramatismo que amplificó la dimensión emocional del sonido de Tritonus. Con él llegó una evolución palpable: un estilo más libre, de corte psicodélico y menos estructurado que sus referentes británicos, donde la épica “Suburban Day Suite” se erige como una verdadera odisea sonora.

Durante su breve existencia, la banda realizó una intensa actividad en vivo entre 1973 y 1978, periodo en el que perfeccionaron su fusión de rock sinfónico, lirismo cósmico y ambición técnica. Sin embargo, hacia el final de la década, Seiler ya había redirigido su talento hacia la composición para medios audiovisuales, encontrando éxito con su tema principal para la serie de televisión Atlantis May Not Perish y con un célebre jingle creado para la Ferrero Chocolate Company. Paralelamente, colaboró con el pionero electrónico Michael Bundt y presentó una serie de conciertos multimedia que anticiparon su futura etapa como solista. Cuando Tritonus se disolvió en 1979, dejó tras de sí un legado breve pero revelador: el testimonio de una mente creativa que soñó con unir el arte, la tecnología y la emoción humana en un solo impulso sinfónico. Su música, atrapada entre universos, sigue flotando en ese espacio donde la melancolía prog se convierte en eternidad.

Impresión personal: Cuando el Mellotron soñó con las estrellas

Un trabajo realmente sugestivo e interesante, aunque no precisamente innovador dentro del género. No aporta elementos nuevos al lenguaje del rock progresivo, pero sería injusto subestimar el esfuerzo ni la ejecución de la banda. Este es, sin duda, un álbum excepcional en el que el progresivo sinfónico adquiere un carácter cósmico, transformándose en una experiencia sonora profundamente placentera. Podría definirse como un ejercicio “kraut-sinfónico”, una fusión equilibrada entre el sinfonismo británico —claramente influenciado por Emerson, Lake & Palmer—, la experimentación libre del Krautrock y las texturas expansivas del Space Rock.

El resultado es un paisaje sonoro de tono sombrío, flotante, donde los teclados y los sintetizadores se convierten en los verdaderos narradores del viaje. A pesar de sus limitaciones creativas, el álbum logra un mérito singular: crear un ambiente místico y envolvente, casi cinematográfico, que invita a perderse entre nebulosas analógicas y emociones contenidas. Una joya menor, sí, pero preciosa —ideal para quienes buscan en el rock sinfónico ese costado oscuro, atmosférico y espiritual que suele quedar oculto entre los grandes nombres del género.

Mini-datos:

  • El Mellotron como nave insignia: Peter K. Seiler utilizó en este álbum un Mellotron M400 que él mismo modificó para lograr un sonido más profundo y “galáctico”. En entrevistas posteriores, confesó que el instrumento era tan inestable que, durante los conciertos, debía mantener un ventilador apuntando directamente hacia él para evitar que las cintas se sobrecalentaran.

  • Geff Harrison y el salto entre mundos: Antes de integrarse a Tritonus, Geff Harrison ya era una figura conocida en la escena alemana. Su paso de Kin Ping Meh a Between the Universes representó una especie de viaje interior: dejó atrás el hard rock para abrazar el sinfonismo cósmico. Harrison mismo describió la experiencia como “pasar de la tierra al espacio sin escalas”.

  • El misterio del “Suburban Day Suite”: La suite central del disco, “Suburban Day Suite”, fue compuesta originalmente como música para una instalación artística de Seiler sobre la vida moderna en la Alemania industrial. La pieza terminó evolucionando hacia una epopeya sinfónica que fusionaba música, arte conceptual y una visión crítica del progreso urbano.

  • La disolución entre frecuencias: Durante la última etapa del grupo, Tritonus mezclaba sus ensayos con experimentos de proyección visual y efectos de luz sincronizados con los sintetizadores. En cierto punto, la propuesta se volvió tan multimedia que los miembros ya no coincidían en si seguían siendo una banda o un proyecto artístico. Esa fractura estética fue, según Seiler, “el principio del fin, pero también el comienzo de mi libertad creativa”.

01. Between The Universes
02. Mars Detection
03. Suburban Day Suite:
a). The Day Awakes
b). The Day Works
c). The Day Rests

CODIGO: A-32



Anexo: 

Ακρίτας (Akritas) - Same 

Desde otra coordenada del mito y la metáfora, Akritas surge como un espejismo progresivo en el corazón de Grecia: un disco que parece tallado en mármol y niebla, donde los ecos bizantinos se funden con el vértigo sinfónico. Su sonido, tan sofisticado como hermético, respira la misma alquimia que Tritonus: un intento por invocar el espíritu del cosmos desde la disciplina de la música clásica y el misterio de lo ancestral. Compuesto por Vangelis Katsoulis, Akritas es una ópera de cámara psicodélica que se despliega en movimientos, como si contara una leyenda olvidada en lenguaje de Mellotrons y coros invisibles. No busca deslumbrar, sino sugerir —es un álbum que se siente más invocado que compuesto. Ambos discos, Between the Universes y Akritas, parecen comunicarse desde el otro lado del espejo sonoro: Alemania y Grecia como dos templos distintos del mismo rito progresivo, donde los sintetizadores no son instrumentos, sino puertas. 🎧 Escuchar Akritas – Same es como entrar en una ruina iluminada por el sonido de un Mellotron dormido entre columnas dóricas.


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